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El Señor tu Dios es el único, ámalo
Meditación al Evangelio 12 de marzo de 2021 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Cuando el profeta Oseas sugiere al pueblo de Israel su conversión, le pide que ya no llame dioses a las obras de sus manos. Y si revisamos un poco la historia nos encontramos que Israel había puesto su confianza más en el poder de Asiria, en su ejército y en sus propias fuerzas que en el Señor.

No se refiere pues literalmente a otros dioses, sino que hay “cosas” que están ocupando el lugar de Dios. Actualmente muchos de los pueblos se definen a sí mismos como religiosos y no idólatras, pero en su diario actuar confían más en su poder, en su dinero y en miles de pequeñeces que llenan su corazón.

El hombre moderno se ha aficionado a tantas comodidades, a tantas dependencias, que ha convertido en verdaderos dioses, con sus ritos, con sus defensores y sus sacerdotes. Baste mirar los nuevos espectáculos, los deportes, los negocios o la política. No podemos decir que no ocupan verdaderamente el corazón de la persona. Después, también encontramos las ambiciones y anhelos personales y de grupo: se adueñan del corazón y tiranizan toda su vida.

El evangelio de este día quiere que retomemos el fin esencial del hombre: amar a Dios y amar al prójimo. Alguien me comentaba que deberíamos decir, más que amar a Dios, el dejarse amar por Dios, permitirse experimentar el amor de Dios. Y es verdad porque quien se sabe amado por Dios, quien se siente en sus manos, buscará espontáneamente responder con el mismo amor. Y también procurará manifestar en la práctica este amor dándolo a sus hermanos que son así mismo amados de Dios. No es tanto un mandamiento como una experiencia.

Cada día que nace, cada instante que vivimos, cada belleza y aún cada fracaso, lo podremos vivir como una manifestación del amor de Dios, entonces nuestro corazón encontrará la verdadera paz y podrá ponerse a disposición para servir a los hermanos. Pero si el corazón se llena de ambiciones, de búsqueda de placeres, de deseos de poder y de riquezas, nunca encontrará la paz y verá en cada hermano un opositor para cumplir sus propósitos y se defenderá de él como de un enemigo o lo utilizará como peldaño para alcanzar su propósito. Señor, que hoy podamos experimentar en cada instante el gran amor que nos regalas.










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