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Lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste
Meditación al Evangelio 13 de noviembre de 2020 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Jesús nos propone hoy fuertes ejemplos, todos tomados de la Sagrada Escritura, para manifestarnos lo impredecible del momento de la irrupción definitiva del Reino. Nosotros podríamos añadir muchos más ejemplos de nuestra vida cotidiana, de cómo la muerte ha sorprendido a quien hacía planes para el futuro, de cómo los mejores proyectos se vienen abajo por una simple tormenta; de cómo han terminado en nada grandes proyectos que parecían buenos y que no se pudieron realizar, sobre todo ahora con la pandemia.

No sabemos exactamente cuándo vendrá el Hijo del hombre, pero tampoco sabemos cuándo cada uno de nosotros llegaremos al final de nuestra vida. Quizás nosotros hayamos sido testigos de que cuando a una persona se le anuncia, con cierta probabilidad, cuánto tiempo le queda de vida, su vida se transforma y se hace casi imposible, vive con angustia tanto ella como sus familiares.

Gran revuelo ha causado la decisión de una joven a quien le anunciaron una enfermedad terminal y que decidió quitarse la vida ante la inminencia del dolor y de la muerte. ¿Qué haríamos nosotros si supiéramos con precisión cuándo vamos a morir? La espera sería fatal. Tampoco sabemos cuándo va a ser el momento final, pero debemos estar preparados.

La rutina de la vida, las preocupaciones del trabajo, las múltiples distracciones que nos ofrece el entorno, muchas veces nos distraen de lo más importante, y cuando nos damos cuenta tenemos que reconocer que hemos perdido el tiempo en cosas muy secundarias y triviales. Hoy Jesús nos llama la atención. No pretende que vivamos con angustia, pero sí que estemos prevenidos. Hay muchos falsos profetas que han puesto día y fecha para la destrucción total del mundo y todos se han equivocado.

Hay quienes se vuelven alarmistas y pretenden cambiar a las personas con amenazas de destrucción. No es lo que quiere Jesús. Nos enseña que debemos estar siempre prevenidos y atentos a la llegada del Hijo del hombre, pero esto se realiza en la actividad diaria, sencilla, comprometida.



Ser héroe un día es fácil, ser constante en el trabajo, la honestidad y la fidelidad al Reino, es difícil, pero esa es precisamente la invitación de Jesús. Él quiere que vivamos siempre y en todo momento los valores del Reino.








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