Se habla de moral pero no se vive
Por: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net
La mejor forma de transmitir valores es viviéndolos; porque hoy en día, se habla y se escribe de valores morales, pero no se viven. Esa contradicción trae como consecuencia: confusión y reacciones contrarias a la intención. Los antivalores son la forma de expresar la falta de valores. Los valores morales conducen indiscutiblemente a la felicidad. Hoy se habla de valores, pero simplemente se desconocen o no se practican. Hoy se habla y hay una obsesión por la libertad, y eso no está mal, pero la verdadera libertad, es la capacidad de distinguir y elegir entre el bien y el mal, la verdad y la mentira, la libertad y la esclavitud.
Los niños, los adolescentes y jóvenes, serán corruptos, en la medida que vean la corrupción en los adultos. Salvo en contadas excepciones en que los padres son modelo de valores morales y se esfuerzan por formar a sus hijos, pero los hijos al ser mayores son todo lo contrario a los valores que recibieron. Estas actitudes habrá que analizarlas profundamente porque existe indudablemente un origen ¿Existiría convencimiento o imposición? También podrá ser motivo de estudio la posibilidad de los casos de individualismo e indiferentismo de los papás.
Viviendo y practicando el amor, enseñaremos lo que es el verdadero amor. Practicando el respeto, enseñaremos a respetar. Viviendo el orden enseñamos a ser ordenados. Los padres de familia tenemos que propiciar y compartir esas responsabilidades y tareas, y hacer equipo positivo entre padres e hijos.
Queremos que nuestros hijos, vivan los valores morales, pero en la práctica, en la vida diaria tienen clases audiovisuales de antivalores, en la calle, con muchos maestros y "amigos", en el séptimo arte, en la Internet y a través de los medios masivos de comunicación (radio, prensa, televisión) donde se exaltan: la pornografía, la prostitución, el narcotráfico, la drogadicción, la infidelidad, la corrupción, el odio, la violencia, el engaño, la doble moral (no olvidemos que alimentar el odio y el rencor conduce a la amargura). Los medios substituyen la formación, la orientación y la educación que los padres les debemos a nuestros hijos.
Ante unos padres desconcertados y expectantes u otros apáticos e indiferentes, de una manera muy burda se pretenden imponer valores que no se practican. Valores que son importantes en el desarrollo, en la estabilidad familiar, individual y social.
En esta labor y ante este desafío, los hijos no quieren, ni necesitan que hagamos las cosas por ellos, ellos quieren ver que nos comprometamos, que hagamos las cosas para los demás y para nosotros mismos, para que ellos lo hagan para los demás y para ellos mismos (quieren saber cómo hacerlo). No quieren ser espectadores pasivos, muchos menos quieren ver malos testimonios y contradicciones, esto es una labor de unión, de participación consciente y activamente. Ahora más que nunca es una necesidad, hay que formar y educar al ser humano en el amor y en el respeto, pero ante todo con el ejemplo que es el mejor medio de convencimiento. El que es moral en su casa podrá o será moral hacia el exterior las 24 horas del día, los 12 meses y los 365 días del año… es decir, ¡siempre!
Para hablar de valores es necesario hablar de Axiología
Axiología: ciencia de los valores, en especial de los valores morales (Larousse).
¿Qué es la Axiología?
"La Axiología es el sistema formal para identificar y medir los valores. Es la estructura de valores de una persona la que le brinda su personalidad, sus percepciones y decisiones". (Fuente: Robert S. Hartman Institute, University of Tennessee).
Las personas somos diferentes, todos pensamos de manera distinta el uno del otro. La axiología es la ciencia que estudia como pensamos. En específico, la axiología estudia como las personas determinan el valor de las cosas.
El Dr. Robert S. Hartman, se postuló una pregunta importante: ¿Por qué la gente es tan buena para organizar el mal pero tan mala para organizar el bien?".
Todo es resultado de una falta de preparación moral y religiosa. Son los males de la improvisación, de la irresponsabilidad y de la superficialidad, de malas costumbres y de huir del compromiso personal. Todo esto duele, a nadie le agrada que nos lo digan, pero es necesario comenzar el rescate de los valores, por el bien de todos.
"El miedo de exigir se ha apoderado de padres, maestros y educadores, y las consecuencias saltan a la vista". Si el fascismo prende un día en la nueva generación, el gran miedo de los adultos será responsable de haber preparado el camino" (Carpentiere).
"Un instinto elemental de conservación pide que sepamos educar, para que no se vuelva a cumplir la inexorable profecía de Platón: Cuando los padres dejan a sus hijos hacer lo que quieren; cuando los hijos desprecian los consejos de sus padres; cuando los maestros tiemblan ante sus discípulos y prefieren halagarlos; cuando los jóvenes desprecian las leyes porque ya no reconocen por encima de ellos la autoridad de nada y de nadie, entonces está a las puertas del comienzo de una tiranía, y con la tiranía el suicidio social" (Laicos en marcha - Tomás Morales, Sínodo 1987).
¿Qué es la moral? ¿Cuál es la raíz de la moral?
La moral es el arte de vivir con dignidad; es el arte de usar de forma correcta la libertad, conocer y poner en práctica lo que es bueno. En la persona inmadura todo está prendido por alfileres y fácilmente se deshilacha y se rompe. La moda, la permisividad, el relativismo son puntos básicos, La raíz de la moral es el amor.
La formación no se improvisa. Además, no hay que imponer, sino convencer.
- Enseñar y acompañar en el camino, enseñar a vivir, llevar de la mano: Eso es educar
- “Es enseñar lo que es la vida a quien no la ha vivido” (Rubén Alves).
¿Qué es el bien? Es todo aquello que nos ennoblece, nos hace crecer y ser mejores cada día para nuestro bienestar personal y de todos aquellos que nos rodean. El bien son todas aquellas acciones que nos llevan a ser perfectibles, a ser mejores personas, mejores seres humanos, mejores hijos, mejores padres, mejores esposos, mejores miembros de una sociedad. Es todo lo que nos conduce a tener una vida en paz con nosotros mismos y con los demás. El bien es no odiar, guardar rencores o desear algún mal a los demás. El bien es respeto mutuo y todo lo que nos lleva a una vida agradable, estable y feliz. El bien es todo aquello bueno [persona] Que no perjudica o causa daño a los demás, que carece de maldad o malicia. Efecto positivo.
El bien son todas aquellas acciones lo que hacemos por ayudar, estimular, acoger e impulsar a los demás. Y el no solo pensar en nosotros mismos.
¿Qué es el mal? Son todas aquellas acciones que nos llevan a vivir de manera insatisfactoria e imperfecta. Es traición, engaño, violencia, egoísmo, soberbia, vanidad, deshonestidad, etc. Es todo lo que se aparta de lo bueno o justo, es lo contrario al bien. Es todo aquello que nos trae desgracia y destrucción a nosotros mismos. Sufrimiento o padecimiento físico y afectivo. El mal es la ausencia del bien, del conocimiento del bien.
Esta palabra proviene etimológicamente del latín “male” y es una reducción de la palabra “malo” de origen latín “malus”. El mal es una particularidad negativa que se le atribuye a las personas cuando actúan carentes de bondad o moral dentro de su entorno (-Humanidades M – Definista). Nuestras actitudes, comportamiento, forma de ser y decisiones basadas en el conocimiento o en la ignorancia definirán nuestra vida personal y familiar en lo positivo o negativo.
Enseñar a nuestros hijos, lo que es el bien y el mal, no es una opción, es una responsabilidad como padres. Enseña con tu ejemplo y congruencia, el bien y no el mal.
Se educa mucho con aquello que se dice, pero más con aquello que se hace, y mucho más con aquello que se es (Sn. Ignacio de Antioquia). Enséñales a tomar buenas decisiones, pero no decidas por tus hijos, ni menos les impongas, convéncelos.