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12 de enero de 2020

Jesús aumenta mi fe en ti
Santo Evangelio según Mateo 3, 13-17. Domingo del Bautismo del Señor


Por: H. Iker Trillas Diaz, LC | Fuente: www.somosrc.mx



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Espíritu Santo, abre mi corazón para acoger las palabras que Dios Padre me quiere regalar.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según Mateo 3, 13-17

En aquel tiempo, Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan para que lo bautizara. Pero Juan, se resistía diciendo: "Yo soy el que debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?". Jesús le respondió: ".Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere¨". Entonces Juan accedió a bautizarlo.

Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en forma de paloma, y se oyó una voz que decía desde el cielo: "Este es mi hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias".

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hasta ahora en la vida de Jesús, no ha habido gran conocimiento sobre Él. Está saliendo de Nazaret a la vida pública. La gente no sabe aún quién es o de dónde viene. Y aquí la Santísima Trinidad decide manifestarse por primera vez. El Hijo en el río, el Espíritu Santo en la paloma y el Padre en la voz.

Dios Padre habla dos veces en todos los evangelios. En la Transfiguración y en el Bautismo. Dos momentos solemnes. Que decide Dios Padre decir: «Este es mi Hijo…». Tanto tiempo ha esperado el pueblo de Israel al Mesías, y una voz del cielo habla y dice «Este es mi Hijo». ¡Nos quiere dar a entender que es este! ¡Este es! El que está aquí. Este que se llama Jesús. Es mi Hijo. Se los envió. Soy el Padre que está en el cielo y les envió a mi Hijo a la tierra.

¿Para qué me lo envía?

«El amado, en quien me complazco». Es el Hijo amado. El Padre ama al Hijo. Nos revela el amor del Padre al Hijo. Amor en el cual pone sus complacencias. El Hijo en el cual esta puesta la felicidad del Padre. Lo envía para que yo ponga mis complacencias en Él. Para amarlo. Para seguirlo. Para escucharlo. El Padre me dice que ponga en Él mi felicidad y no en otra cosa. Me lo envió a mí. Solamente para mí. Me avisa que es Este.

Pero nos cuesta creer en Jesús tantas veces. La fe la tenemos débil. Nos cuesta creer o tenemos dudas. O nos acercamos a Jesús a medias. O no nos acercamos a Jesús. Este día del Bautismo es un gran momento para pedirle al Señor que aumente nuestra fe. Que aleje las dudas a los obstáculos que nos impiden creer y acercarnos a Jesús. Y específicamente con estas palabras que Dios Padre nos regala. «Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco».

«Este es mi Hijo, el amado. Escuchadle». Este es el mensaje que el Padre da a los Apóstoles. El mensaje de Jesús es prepararlos, haciéndoles ver su gloria; el mensaje del Padre es: «Escuchadle». No hay un momento en la vida que no se pueda vivir plenamente escuchando a Jesús. En los momentos hermosos, deteneos y escuchad a Jesús; en los momentos malos, deteneos y escuchad a Jesús. Este es el camino. Él nos dirá lo que tenemos que hacer. Siempre».
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de febrero de 2018).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Quitar los obstáculos que me impiden acercarme a Jesús. Buscar a Jesús. Darle lo que solamente yo sé que me está pidiendo en mi interior.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.



Reflexión de Mons. Enrique Díaz en audio:





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