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16 de septiembre de 2019

Confianza en la palabra de Dios
Santo Evangelio según san Lucas 7, 1-10. Lunes XXIV del Tiempo Ordinario


Por: H. Leonardo Garzón, LC | Fuente: www.somosrc.mx



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, ayúdame a crecer en la confianza en tu palabra, que sepa escucharte y seguir tu voluntad sin dudas en el corazón. Abre mi corazón, Señor, para que sea dócil a tus caminos. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 7, 1-10

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar a la gente, entró en Cafarnaúm. Había allí un oficial romano, que tenía enfermo y a punto de morir a un criado muy querido. Cuando le dijeron que Jesús estaba en la ciudad, le envió a algunos de los ancianos de los judíos para rogarle que viniera a curar a su criado. Ellos, al acercarse a Jesús, le rogaban encarecidamente, diciendo: “Merece que le concedas ese favor, pues quiere a nuestro pueblo y hasta nos ha construido una sinagoga”. Jesús se puso en marcha con ellos.

Cuando ya estaba cerca de la casa, el oficial romano envió unos amigos a decirle: “Señor, no te molestes, porque yo no soy digno de que tú entres en mi casa; por eso ni siquiera me atreví a ir personalmente a verte. Basta con que digas una sola palabra y mi criado quedará sano. Porque yo, aunque soy un subalterno, tengo soldados bajo mis órdenes y le digo a uno: “¡Ve!” y va; a otro: “¡Ven!” y viene; y a mi criado: “¡Haz esto!”, y lo hace”.

Al oír esto, Jesús quedó lleno de admiración, y volviéndose hacia la gente que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni en Israel he hallado una fe tan grande”. Los enviados regresaron a la casa y encontraron al criado perfectamente sano.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En ocasiones exigimos de Dios una señal, algún milagro que nos revele su voluntad y deje claro el camino que debemos seguir. Pero Dios no actúa así, quiere que confiemos plenamente en Él. El centurión nos da un vivo ejemplo de la confianza en la Palabra de Dios. Confió en la palabra de Dios, no le pidió ninguna señal del cielo o un comprobante de garantía de que el milagro se realizaría; confió en la palabra de Dios y la dejó actuar.

Dios hace tratos a la antigua, Él quiere que confiemos en su palabra sin necesidad de contratos o comprobantes; de nosotros depende si confiamos o no. Lo cierto es que Dios, siendo Dios, no puede faltar a su palabra, si Él nos promete algo, debemos tener la seguridad de que lo cumplirá.

«Esta es nuestra fuerza, que cada día estamos invitados a renovar: el Señor nos ama. Ser cristiano es una invitación a confiar que el amor de Dios es más grande que toda limitación o pecado. Uno de los grandes dolores y obstáculos que experimentamos hoy, no nace tanto de comprender que Dios sea amor, sino de que hemos llegado a anunciarlo y testimoniarlo de tal manera que para muchos este no es su nombre. Dios es amor, un amor que se entrega, llama y sorprende».
(Homilía de S.S. Francisco, 5 de mayo de 2019).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Compartir con alguien lo que haya aprendido hoy del Evangelio.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.



Reflexión de Mons. Enrique Díaz en audio:





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