Madre: tu mirada, la tengo en el alma
 desde la mañana del frío invernal.
Quisiste amorosa llamar mi extravío
Y me envolviste en tu amor maternal.

Las rosas fragantes, temblaron de frío,
La inquieta paloma su canto calló,
Y hasta los luceros del alba dorada
Su brillo apagaron ante tu fulgor.

Calmaron los vientos al ver tu hermosura
Y en tus ojos vieron tan inmenso amor,
Que hasta los abrojos y rocas cantaron
Al ver tu carita llena de dulzor.

Con asombro ardiente sentí tu ternura
Me robaste toda, me diste quietud,
Serena y tranquila en puerto seguro
Porque nada temo si me amparas tú.

Madre tu mirada la tengo en el alma,
¡Milagro del cielo bajado a mi Patria!
Cual tierna caricia de paz y confianza
Sólo de ti emana tal candor y gracia.

Tengo un gran tesoro de dulce esperanza,
Encierra en tu nombre un río de luz;
Lo tengo en tus ojos de vista entornada
Lo presiente el alma, me lo dio Jesús.

De un pueblo que te ama, oye la plegaria
Que ante ti se postra y tu nombre aclama.
¡Madre Universal! ¡Más que mexicana ¡
¡Mi virgen morena! ¡Linda Guadalupana!

Madre: tu mirada, la tengo en el alma