El amor desde San Alfonso María de Ligorio
Por: José G. Fernández Hernández | Fuente: Catholic.net
El amor ha inspirado innumerables novelas, canciones y poesías. A veces nos sentimos en el derecho de poseerlo. Otras nos creemos llenos de él. Pero es cierto que podemos percibirlo. Cuando estamos enamorados nos sentimos capaces de hacer lo imposible, y esto hacerlo posible, como nos señala Fedro en el discurso del banquete: (…) “Un dios que favorece a los hombres porque no tolera la cobardía en los amantes y los inspira a la abnegación” (…) 1. Fedro nos dice que el amor es un dios muy antiguo y hace que los hombres sientan vergüenza del mal y busquen siempre el bien. Encontramos entonces una definición del amor, según esto es un principio moral. 2
Aunque el amor se puede definir genéricamente no existe una definición univoca compartida por todos los autores. Sin embargo si existe en el discurso de los autores que hablan o tratan el amor dos elementos claves. En una primera instancia es la fuerza vital que lleva al hombre hacia algo, un algo o fin al cual se sitúa. José Manuel de la Torre afirma esta acepción de la siguiente manera: (…) “El amor significa muy precisamente tendencia hacia un fin. Una tendencia hacia un fin deseable o conveniente, una tendencia hacia el bien” (…) 3.
En segundo la generalidad de esta aproximación ha permitido que el tema del amor haya sido abarcado desde diferentes disciplinas. En tal sentido en la filosofía encontramos que el amor es un todo, y como un todo no se puede encasillar en una teoría ni en un concepto. Por esto varios filósofos han dicho que el amor no va de la mano con la filosofía, “Es un lugar común fuertemente instalado: el amor y la filosofía no forman buena pareja” 4. Como lo dicen Lancelin y Lemonier.
Para los filósofos antiguos el amor es la búsqueda de lo bello como se evidencia en Platón (…) “El amor anhela siempre lo bello y lo bueno y por tanto no es ninguno de estos sino algo intermedio”5 (…) . Platón nos relata a través de Sócrates que el amor no puede ser bello puesto que desea lo bello. Algo que desee algo es porque no lo posee. Pero también nos dice que no se puede suponer que por el hecho de no tener lo bello sea feo. Cuando Sócrates le da en un primer momento la razón a Lisias que habla del amor como la complacencia del que no ama, saca bajo su manga un as perfecto para destruir su jugada y dar su verdadera creencia sobre el amor “El amor es una verdadera manía proveniente de los dioses y en la que el alma está en juego”, en consecuencia, el amor se convierte en algo divino o al menos en un objeto divino que hace que los hombres puedan sentir un ápice de lo superior, por ende el amor es ese algo intermedio del que habla Platón.
Desde el punto de vista de la psicología el amor se define como una de las emociones básicas. “Un sentimiento. Es un estado de conmoción afectiva de cualidad inefable: no se puede explicar con palabras. Solo vivenciar.”6 Por consiguiente el amor sigue siendo ese algo no encasillable. Se puede dar entonces otra aproximación del amor según su estado vivencial. Es el amor el objeto divino que hace que los hombres alineen su alma con su cuerpo y la dualidad existente en ellos se convierta en una falacia.
Hemos pasado ya por varias aproximaciones de los que es el amor. O mejor dicho de lo que debería ser. Nos damos cuenta de que el amor no tiene un concepto. Sino varias interpretaciones, varias imágenes que la razón y el sentir de cada quien le da. También en el área de la teología y la espiritualidad se ha estudiado lo que es el amor.
En teología el amor es la tercera y más importante de las virtudes Divinas enumeradas por San Pablo 7, usualmente llamada caridad y es definida como: hábito divinamente infundido, inclinación de la voluntad del hombre a amar a Dios por Sí mismo sobre todas las cosas y al hombre por el amor a Dios.8 En tal sentido Escribía Agustín de Hipona en un célebre aforismo: «ama y haz lo que quieras»: “El amor es el acto espiritual que nos mueve a estimar los valores en su justa medida. (...) Es decir, fomentando el espíritu y fomentando el amor”.9 Con respecto a esto entonces el amor como acto que nos lleva a un fin, como veíamos arriba, es el motor que impulsa a los hombres a amar a Dios y a llevarlos hasta él.
En el área de la espiritualidad también son muchos los autores místicos que han escrito sobre el amor como San Juan de la Cruz y Santa Teresita. Estos autores han dado su aporte para nutrir el espíritu humano y elevarlo a un estadio superior. Al igual que ellos San Alfonso también escribió sobre el amor.
Veamos un poco de su biografía para poder entender el contexto de su concepción del amor: nombrado Alfonso María10 de Ligorio, hijo de José de Ligorio y Ana María Catalina Cavalieri de Ligorio. Fue el primero de siete hermanos en el marco de una familia de la nobleza napolitana. 11 Comenzó su formación intelectual aprendiendo los idiomas español, francés, griego y latín. También inició estudios de geografía, literatura, matemáticas, gramática, música, arquitectura, pintura y arte animado por su padre, quien deseaba que fuera un exitoso político. 12
Luego de ser abogado Alfonso recibió las órdenes menores en diciembre de 1724, y el subdiaconado en septiembre de 1725. Fue ordenado diácono el 6 de abril de 1726, y poco después pronunció su primer sermón. El 21 de diciembre de 1726, a la edad de treinta años, fue ordenado sacerdote. Rápidamente obtuvo fama en Nápoles como predicador popular. Por un total de seis años se consagró a la evangelización de Nápoles y de su región. 13
San Alfonso se consagra como un gran predicador y su amor por Jesucristo lo hace darse a los pobres como él mismo dirá más adelante: “Lo mejor para los más necesitados” para hablar del amor en las obras de San Alfonso es necesario conocer su pensamiento, o al menos, saber para quien eran escritos y sobre que contexto escribía. 15
San Alfonso se mueve en un contexto de guerras contra la iglesia católica. En 1729, Alfonso emprendió un circuito misionero más amplio. En el interior del entonces
Reino de Nápoles, encontró gente mucho más pobre y abandonada que los niños y jóvenes que había visto hasta entonces en las calles de Nápoles. Su forma de predicar sencilla y directa («para que el campesino humilde pueda comprender el mensaje») tuvo fuerte influencia moral y espiritual en su audiencia. 16
El 9 de noviembre de 1732, Alfonso fundó la «Congregación del Santísimo Redentor», orden conocida hoy como Redentoristas. La congregación, que por 17 años se llamó «Congregación del Santísimo Salvador», comenzó a funcionar en un pequeño hospicio perteneciente a las monjas de Scala. Aunque Alfonso era el fundador y de hecho la cabeza del Instituto, en un principio la dirección general fue asumida por el Obispo de Castellamare. Recién a la muerte de este último, el 20 de abril de 1743, Alfonso fue elegido formalmente Superior-General.
Fue el Papa Benedicto XIV quien aprobó la Regla y el Instituto para hombres en 1749. Durante todos esos años, Alfonso le imprimió a su trabajo un carácter eminentemente misionero. Se dedicaba gran parte de cada año a atravesar el Reino de Nápoles llevando misiones, incluso a los pueblos más pequeños. En consecuencia el trabajo con los más desfavorecidos y la búsqueda de un fin determinado (Llevar a Jesùs a todas partes), hace que Alfonso se preocupe por el camino que están recorriendo las almas para encontrar la felicidad.
Debemos tener presente que el amor desde el punto de vista genérico es tanto un todo como un sentimiento que lleva a nuestro santo a afirmar, y con mucha razón, “El amor de Dios es mejor vivirlo que hacer especulaciones” . 17
Bibliografía.
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• San Agustín, Exposición de la Epístola de San Juan a los partos, VII, 8.
• Crónicas de la Familia Redentorista. 1831
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• Lorena Rojas, El volver de la Aurora sobre el dolor del amor y el conocimiento. Revista de Filosofía. Vol. 41 Núm. 2 (2016); 227-245.
• María Migot. El vértigo del amor fati: Libertad y necesidad en Nietzsche. Revista de Filosofía. Vol.35 Núm. 1 (2010); 67-87
• Platón y el amor. Ponencia de Carmen Centeno XV Jornadas Campo Freudiano en España. febrero 2000.
• Ferrater Mora J. Diccionario de Filosofía. A-H. voz: Amor. Alianza Editorial. 1991. España. p 35
• Ligorio Alfonso. Todo por Amor. Traducción de Francisco Linares CSsR. 1995. pp: 123.
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• El amor en San Agustín consultado en: http://bibliotecadigital.educarm.es/bidimur/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1000274
1. Márquez F. Platón: La República. Diálogo: Geórgia, el banquete, Fedón. EDIMAT. España. pág. 609
2. Ibidem.
3. De la Torre M. Filosofía Cristiana. Palabra SA. 1982 Alcalá- Madrid. pág. 184
4. Lancelin A y Lemonier M. “Los filósofos y el amor” Kairós 2013. Buenos Aires Argentina p.9
5. Márquez F. Platón: La República. Diálogo: Geórgia, el banquete, Fedón. EDIMAT. España. pág. 609
6. Colombino Andrés. El amor. Ponencia de Psicología México 2004.
7. 1 Cor, 13,13
8. Consultado en: http://ec.aciprensa.com/Amor
9. San Agustín, Exposición de la Epístola de San Juan a los partos, VII, 8.
10. Nombre completo: Alfonso María Antonio Juan Francisco Cosme Damián Miguel Ángel Gaspar de Ligorio, Crónicas de la Familia Redentorista. 1831
11. De niño le visitó San Francisco de Jerónimo quien en una bendición anunció: «Este chiquitín vivirá 90 años, será obispo y hará mucho bien». Ibídem.
12. En 1708, siendo un adolescente de 12 años, dado su gran conocimiento se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Nápoles, y esta Facultad lo aceptó el 19 de marzo de ese año en el Colegio de Doctores.1 Como un caso excepcional, a los 16 años obtuvo con notas sobresalientes el grado de doctor en derecho civil y en derecho canónico. Ibídem.
13. Ibídem.
14. Apuntes sacados de los escritos del Cardenal Petrucci.
15. Alfonso vivió largos años y escribió muchas obras. Esas dos variables recomiendan que al leer sus libros se tenga en cuenta a qué época de su evolución personal corresponden y para qué tipo de destinatarios eran escritos. Varios autores. La redención en Cristo. 2007. Secretariado de Espiritualidad. Kimpres. Roma.
16. Marqués, L.C.L. (2000). «Alfonso María de Ligorio». En Leonardi, C.; Riccardi, A.; Zarri, G. Diccionario de los Santos, Tomo I. España: San Pablo. pp. 129-135.
17. Varios autores. La redención en Cristo. 2007. Secretariado de Espiritualidad. Kimpres. Roma.