Comedor comunitario.
Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa
Todos los martes y jueves cerca de 80 personas en situación de calle asisten al comedor de la parroquia Santa María Magdalena en Puente Alto (Chile), donde los recibe un grupo de voluntarias dispuestas a darles más que un plato de comida.
Este comedor parroquial de la Zona Maipo, Región Metropolitana, funciona hace ocho años y atiende mayoritariamente a gente en situación de calle, muchos de los cuales son adultos mayores o jóvenes con problemas de drogadicción.
Son 10 personas las que sirven de manera permanente desde las 9:30 a.m. cada martes y jueves. Además, distintos grupos de voluntarios de escuelas o comunidades se acercan a ayudar en algunas jornadas.
La mayor parte de los donativos de alimentos vienen de parte de las personas que asisten a Misa en la parroquia. También colaboran bienhechores, instituciones educativas y comerciantes del sector.
La encargada de la iniciativa es la señora Rosa Fuentes, de 70 años, quien explicó que el comedor busca “cambiar ese concepto del curadito (persona ebria) de la calle que no merece nada. Todos merecemos dignidad, la gente en situación de calle también”.
“Aquí todo el sector sabe de nuestro comedor, nos hemos encargado de correr la voz y todos nos ayudan, por ejemplo, yo voy a la feria y siempre nos regalan verduras. Hay un caballero que nos trae el pan”, indicó Rosa a comunicaciones del Arzobispado de Santiago.
Agregó que “yo les digo a todos que mi familia es grande, por todos los que vienen al comedor. Sí que necesitamos mucha ayuda. Estamos haciendo conciencia en la gente de que ya cada vez son menos las familias donde no existe un drogadicto o una persona que se haya ido a la calle”.
Unos de los beneficiados, Hernán, agradeció “de todo corazón a esta Iglesia porque estoy feliz y contento”. “Me siento orgulloso de venir porque me atienden como persona, como se merece cualquier ser humano”, dijo luego de terminar su almuerzo.
Por su parte, el párroco de Santa María Magdalena, P. Jorge Ruiz, comentó que “ha sido una experiencia muy bonita porque hemos visto también a gente recuperarse con el amor y cariño de las señoras que atienden acá”.
“Hay muchos colegios de la zona que vienen a prestarnos ayuda en el comedor que ha ido creciendo con los años, ya que estamos en el centro de Puente Alto y por aquí vive mucha gente en situación de calle que se van pasando el dato y se acercan a la parroquia”, indicó.