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El signo es Jesús mismo
Santo Evangelio según San Lucas 11, 29-32. Lunes XXVIII de Tiempo Ordinario.


Por: H. Alejandro Bustos, L.C. | Fuente: missionkits.org



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, te pido el don de la fe para reconocerte en el día a día de mi vida.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)



Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús, y éste comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del Sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".

Palabra del Señor.



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cuando la gente se apiñaba por estar con Jesús era para ver algo maravilloso, algo sobrenatural, aquello que no dejara dudas de su poder: pedía un signo elocuente de que Él era el que había de venir.

Así el Evangelio nos pone delante de nosotros el dilema de la fe. Jesús reprocha a esta generación perversa, su falta de fe, que pide un signo; pero lo que no ven es que Jesús es el signo mismo que esperan sus corazones, sus vidas. Así nosotros tenemos el mismo deseo de que Jesús sea el signo de nuestra vida.

Jesús ha hecho ya todo por nosotros, es decir, se encarnó, sufrió su pasión y resucitó por nosotros. No necesitamos ningún signo más, aún más, este Evangelio nos recuerda que nuestra dicha es el creer pero con una particularidad, sin haberlo visto.

Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera: se repiten los gestos y signos de fe, pero no corresponden a una verdadera adhesión a la persona de Jesús y a su Evangelio. Cada cristiano -todos nosotros, cada uno de nosotros- está llamado a profundizar en esta pertenencia fundamental, tratando de testimoniarla con una conducta coherente de vida, cuyo hilo conductor será la caridad. Pidamos al Señor, que por intercesión de la Virgen María, deshaga la dureza de los corazones y la estrechez de las mentes, para que estemos abiertos a su gracia, a su verdad y a su misión de bondad y misericordia, dirigida a todos, sin exclusión.
(Ángelus de S.S. Francisco, 8 de julio de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una visita o un momento de oración en que pediré el don de la fe en Jesús.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.







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