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Dichosos los que escuchan.
Santo Evangelio según San Lucas 11, 27-28. Sábado XXVII de Tiempo Ordinario.


Por: H. Alexis Montiel, L.C. | Fuente: missionkits.org



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, abre mis oídos, para que mi lengua proclame tu alabanza y mi corazón reciba a quien Tú me quieras mandar.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)



Del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: "¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!". Pero Jesús le respondió: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Ver a la gente, a mis amigos, a mi familia, a mis compañeros, me hace pensar en cuántas veces están escuchando realmente, e inmediatamente me pregunto cuántas veces yo escucho a los demás. Es una pregunta que nos serviría a lo largo del día, ¿de cuántas personas a las que he oído hablar hoy, puedo decir que realmente que me han hablado y yo las he escuchado?



¿Pero qué tiene que ver que yo escuche a una persona o no con el Evangelio? Muy simple, creo que no podemos escuchar la palabra de Dios si no escuchamos a nuestros hermanos. Muchos dirán: pero yo sí escucho a Dios, rezo, voy a misa, estoy atento en las lecturas y el sermón… Sí, claro que está bien todo eso, pero generalmente cuando uno realmente escucha a otra persona, escucha todo lo que esta persona dice. No podemos decir que escuchamos a Dios en la oración si no lo escuchamos en los demás.

Además, nosotros como católicos, no podemos escuchar verdaderamente a los demás si no podemos escucharlos en la oración… ¿Cómo, tengo que escuchar a los demás en la oración? Pues, aunque parezca extraño, sí, hay que escuchar aquellos problemas de los demás en la oración, aquellas cosas que más nos reclaman oraciones, pues eso significa que realmente escuché a los demás, pues me hago partícipe de lo que ellos sufren. De este modo escucharé verdaderamente a Dios.

Pero para escuchar la Palabra de Dios es necesario tener también el corazón abierto para recibir la palabra en el corazón. Dios habla y nosotros escuchamos, para después poner en práctica lo que hemos escuchado. Es muy importante escuchar. Algunas veces quizá no entendemos bien porque hay algunas lecturas un poco difíciles. Pero Dios nos habla igualmente de otra manera. [Es necesario estar] en silencio y escuchar la Palabra de Dios. No os olvidéis de esto. En la misa, cuando empiezan las lecturas, escuchamos la Palabra de Dios. ¡Necesitamos escucharlo! Es de hecho una cuestión de vida, como recuerda la fuerte expresión que "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". La vida que nos da la Palabra de Dios.
(Homilía de S.S. Francisco, 31 de enero de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Voy a escuchar con mayor atención al Señor en las necesidades de los demás y llevaré estas necesidades a la oración.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 







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