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La fabrica de bebés
El drama aterrador de la maternidad de alquiler en la India


Por: Silvana Ramos | Fuente: catholic-link



1. La maternidad y la paternidad no solo deben responder a un deseo

La maternidad subrogada usa como «gancho comercial» el poder darle a una familia el bebé que tanto anhela. Y si nos dejamos llevar por el sentimentalismo (que usualmente lo hacemos) automáticamente compramos la idea hasta el punto de considerar, o incluso ejecutar, el llevar al hijo de un ser querido en el vientre, todo por cooperar con la felicidad de los que amo y que tanto sufren por no tener un hijo. El tema no es tan sencillo. Tener un hijo es una gran responsabilidad. El deseo de un hijo, no significa lo mismo que tener derecho a uno. Poco a poco en la idea de «tener un hijo», el mayor protagonismo lo tiene el «tener» que el propio hijo. Pareciera que lo importante fuera el tenerlo antes que considerar lo que implica ser padre, lo que implica el ser responsable por otro ser humano por el resto de tu vida y de la suya. Un hijo no es simplemente un derecho, es antes, un deberse a alguien de por vida, incondicionalmente.

2. La infertilidad es solo una excusa

La edad tardía para contraer matrimonio, las parejas del mismo sexo y las altas tasas de infertilidad no son las únicas ni las principales causas por las que la maternidad subrogada existe. No es, como dice el Dr. Samit Sekhar, que se trate de una noble industria que sale a solucionar el tema creciente de infertilidad. Hoy en día la maternidad subrogada incluso se utiliza para tener un hijo sin existir problemas de fertilidad. Un grupo importante de usuarios de este «servicio» son las parejas homosexuales y las personas solteras que desean convertirse en padres. En esta industria, lo que interesa es vender un bebé y no solucionarle ningún tipo de problema.

3. La libertad no implica comercializar ni usar el cuerpo de alguien



Libertad es el término de bandera de nuestros tiempos. Irónicamente el significado del término tiene tantas acepciones que los enredos e interpretaciones son demasiados. Pongamos en claro lo que no es libertad: libertad no es hacer con tu cuerpo lo que quieras, ni mucho menos con el cuerpo de otra persona. Claramente en el video vemos que libertad es lo que más falta les hace a estas mujeres. Y libertad es lo que menos tiene un niño que es comprado o rechazado por algún «defecto de fábrica» y cuya suerte está atada a un contrato.
4. El ser humano no es un objeto hecho a medida, ni un desecho biológico

La maternidad subrogada ha llevado a que en muchas clínicas sea una opción el ofrecer a los «padres» la posibilidad de elegir el sexo del bebé. En los casos en que se trata de parejas homosexuales o padres solteros, no es poco frecuente que la raza también sea objeto de elección. Cuando se tiene un hijo, el hijo se recibe como viene, de eso se trata ser padres, de amar a tu hijo incondicionalmente, incluso en la adopción. Así como el sexo y la raza son elegidos, también se elegirá al embrión «más fuerte», el «más apropiado» para llegar a buen término. Y los demás embriones o serán abortados o serán rechazados de cualquier manera. Ya hemos visto los casos en los que «padres» por vientre en alquiler han rechazado a sus propios hijos.

5. Llevar un hijo en el vientre SIEMPRE vincula

Afirmar, como dice el Dr. Sekhar, que no existe ningún vínculo genético del bebé con la madre subrogada no significa que no existirá ningún vínculo en lo absoluto. El ser humano es biología, mente y espíritu. No son dos unidades separadas, son parte de una misma persona. Es imposible que lo que le suceda a tu cuerpo no te afecte, más aún hablando de la maternidad, el proceso biológico más vinculante que existe en la biología y la psicología humana. Estudios, como el de Stephen Wilkinson, profesor de bioética de la universidad de Lancaster, afirman que el 10% de madres subrogadas por lo menos necesitará tratamiento psicológico posterior al procesos de maternidad. Y hay evidencia de que los niños presentan problemas de comportamiento en comparación con sus pares concebidos naturalmente.

«(…) Cualquier intervención sobre el cuerpo humano no alcanza únicamente los tejidos, órganos y funciones; afecta también, y a diversos niveles, a la persona misma; encierra por tanto un significado y una responsabilidad morales, de modo quizá implícito, pero real» (Donum Vitae).



6. La pobreza y la ignorancia no son excusa para atentar contra la dignidad de una persona

Hemos visto cómo estas pobres mujeres además del golpe psicológico tan fuerte que trae la maternidad subrogada (el pasar 9 meses sabiendo que ese niño que llevas en el vientre no es tuyo, que sufrirás una cirugía mayor, como es la césarea y que serás tratada como una simple transacción económica) serás engañada. Ni la pobreza, ni la ignorancia, son excusas para permitir el abuso. Este documental pone en evidencia las condiciones tan desproporcionadas en las que se puede encontrar el ser humano. La maternidad subrogada no debería ser la solución a la pobreza de estas mujeres, deberían existir condiciones laborales que les permitan salir adelante sin tener que someterse a un «trabajo» que las afecte de una manera tan profunda.

7. La maternidad subrogada finalmente atenta contra el matrimonio y contra la familia

¿Y cómo es esto? Si la maternidad subrogada tiene como objetivo darle a un matrimonio el hijo anhelado. El documental y los diversos datos sobre este tipo de maternidad demuestran que los que acuden a ella no son en su mayoría parejas infértiles sino parejas homosexuales e incluso personas solas, como es el caso de algunos cantantes famosos que sin tener una familia o un matrimonio constituído decidieron convertirse en padres. No es necesario casarse ni tener una familia, no es necesaria ya una relación íntima y personal para tener un hijo. El matrimonio y la familia que aseguran que el hijo estará protegido de por vida pasan a segundo y tercer plano, ya no son necesarios. Los niños producto de la maternidad subrogada quedan en una posición muy vulnerable ya que su situación dependerá de las cláusulas de un contrato. Prima el deseo del adulto por sobre los derechos del niño protegido y amado dentro de un matrimonio y de una familia.

«La biología y la medicina contribuyen con sus aplicaciones al bien integral de la vida humana, cuando desde el momento en que acuden a la persona enferma respetan su dignidad de criatura de Dios. Pero ningún biólogo o médico puede pretender razonablemente decidir el origen y el destino de los hombres, en nombre de su competencia científica. Esta norma se debe aplicar de manera particular al ámbito de la sexualidad y de la procreación, pues ahí el hombre y la mujer actualizan los valores fundamentales del amor y de la vida» (Donum Vitae).

 







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