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Nací para más
Talentos Trabajando


Por: Daniela Sandí Torres. | Fuente: Catholic.net



¡Hola! Mis vacaciones terminan hoy, y aunque quisiera seguir en el plan de descanso, tengo que admitir que este periodo de vacaciones fue muy particular; después de un semestre muy exitoso me di la oportunidad de hacer cosas para mí y el resultado fueron 4 semanas cargadas de experiencias y recuerdos.

Mis dos primeras semanas consistieron entre pasar rato con mi familia, ver a aquellos a quienes tenía semanas y meses de no ver; y en despertarme muy temprano porque debía salir a entrenar; el 29 de julio correría mi primera carrera, así que debía prepararme. He de confesar que fue una lucha constante, entre dormir mucho porque estaba en vacaciones y quería descansar, pero también en el prepararme porque realmente quería correr; me había puesto un reto y no podía rendirme.

Y finalmente llegó el día, el 29 de julio desperté en San José, con todo listo para correr; como Dios es tan detallista y no me deja sola, ese día no sería la excepción, tenía la compañía precisa para darle.

Corrí 7.5 km en compañía de Marlyn; aunque sé que los completé por mi trabajo, también sé que ella me dio el impulso necesario para no rendirme en ningún segundo, cada mañana que corríamos me decía “lo que sea menos parar”, y esa frase me la repetí una y otra vez durante la carrera, “lo que sea menos parar, lo que sea menos parar, lo que sea menos parar”.

Ahora veo hacia atrás, y no puedo creer que lo haya logrado; pasé de no correr ni 500 metros; a completar 7.5 km y no tienen idea de lo feliz y orgullosa que me siento de mí; estoy orgullosa porque me propuse algo y lo trabajé, me costó, me dolió, me retó, pero lo trabajé y crucé esa meta. La medalla de ese día, será el recuerdo eterno de que soy capaz de lograr aquello que me proponga; que puede requerir mucho trabajo, sacrificios, dolor, llantos o sonrisas; pero que tengo la capacidad de todo ello. 



Después de la carrera me regalé una semana de paz y descanso; de desconectarme de la bulla del mundo; las montañas de Cartago y mi mejor amiga son muy buenas compañeras para eso.

Y por último; terminé mis vacaciones con el III y último módulo del Programa de Liderazgo de la UCR.

Este campamento fue toda una montaña de emociones; me encontraba entre la felicidad de estar ahí y de aprender, de ver nuevamente a los amigos; pero también estaba la tristeza de que era el último.

Puedo decir que todo el Programa de Liderazgo para mí fue muy retador, cada campamento me sacaba de mi zona de confort y me ponía al límite; en algunas actividades llegué a sentir muchísima frustración y en otras sentía muchísima felicidad; hice cosas que para mí eran imposibles de lograr, desde hablarle y abrirme a un grupo de personas que no conocía,  a, por ejemplo, confiar a ciegas en ese mismo grupo -que ya no era grupo, era equipo – y subir por una pared.

¿Qué me llevo el Programa de Liderazgo? Me deja muchísimo, y si empezara a nombrar todo haría esta entrada tremedamente más extensa. Resumiendo, el programa me dejó en primer lugar el creerme que nací para muchísimo; que nací para ser líder y que tengo el derecho y la capacidad de serlo; me llevo el tener claro que soy parte de este universo y que por lo tanto, tengo responsabilidad de lo que le suceda y que entonces tengo que trabajar para cuidarlo; aprendí que no estoy sola y que así como otras personas impactan en mi vida yo puedo hacerlo en las suyas.



Aprendí que las limitaciones y los miedos están en la mente, y que por lo tanto, si me lo propongo puedo vencerlos. Aprendí que no solo es recibir y querer lo mejor solo para mí; es también dar y saber que aunque no soy perfecta puedo trabajar en mostrarle al mundo mi mejor versión.

Termino mi formación de los tres módulos de Liderazgo con una inyección de energía increíble, con ganas de hacer muchísimo por y con mi vida, pero también con el mundo en el que vivo.

Hoy, de vuelta en Liberia, escribo con la convicción en mi corazón de que soy capaz de lograr lo que me proponga, que con disciplina y pasión puedo llegar lejos; hoy escribo teniendo la certeza de que quiero hacer mucho más, mi camino apenas inicia; ya no paro más; lo que sea menos parar porque nací para más.

 


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