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Los protagonistas de la formación 1
La formadora, no parte de cero al recibir una joven que quiere formarse para la consagración. Ya tiene en su mente la idea de consagrada que quiere formar.


Por: Germán Sánchez | Fuente: USMI



I. INTRODUCCIÓN

1. ¿Qué queremos formar?

Cuando un carpintero tiene en sus manos un buen pedazo de madera de encino y piensa construir una silla, en su mente ya existe la idea de una determinada silla. NO será una silla cualquiera. Tendrá ya en mente sus dimensiones, el estilo, los acabados. Con esa idea de silla pondrá "manos a la obra".

Si bien una mujer consagrada, una religiosa no es una silla, el proceso de formación debe partir de los mismos principios. La formadora, junto con otros muchos agentes que analizaremos en artículos posteriores, no parte de cero al recibir una joven que quiere formarse para la consagración. Ya tiene en su mente la idea de consagrada que quiere formar.

Esta "idea" de mujer consagrada le viene de diversas fuentes. Tomemos como punto de partida lo expresado por el Derecho Canónico sobre el concepto de la vida consagrada.

"La vita consacrata mediante la professione dei consigli evangelici è una forma stabile di vita con la quale i fedeli, seguendo Cristo più da vicino per l´azione dello Spirito Santo, si danno totalmente a Dio amato sopra ogni cosa. In tal modo, dedicandosi con nuovo e speciale titolo al suo onore, alla edificazione della Chiesa e alla salvezza del mondo, in grado di tendere alla perfezione della carità nel servizio del Regno di Dio e, divenuti nella Chiesa segno luminoso, preannunciano la gloria celeste. Begli istituti di vita consacrata, eretti canonicamente dalla autorità della Chiesa, una tale forma di vita viene liberamente assunta dai fedeli che mediante i voti, o altri vincoli sacri a seconda delle leggi proprie degli istituti, professano di volere osservare i consigli evangelici di castitá, di povertà e di obbedienza e per mezzo della carità, alla quale i consigli stessi conducono, si congiungono in modo speciale alla Chiesa e al suo mistero".1

Los elementos teológicos son; la consagración, el seguir a Cristo bajo la acción del Espíritu Santo, la profesión de los consejos, la unión con la Iglesia por la caridad y el significado escatológico. Los elementos jurídicos de esta definición son: la estabilidad de la forma de vida, la erección canónica del instituto, la elección voluntaria y vocacional por parte de las personas, los votos u otros vínculos de unión con las que se viven los votos, la observancia de las leyes propias de cada instituto.

Estas definiciones, y sus elementos jurídicos y teológicos son repetidos por el Magisterio de la Iglesia a lo largo de todos los siglos. Y así, entre las definiciones más recientes de la vida consagrada nos encontramos con las emanadas por Juan Pablo II en la exhortación apostólica post-sinodal Vita consecrata: "Qui sta il senso della vocazione alla vita consacrata: un´iniziativa tutta del Padre, che richiede da coloro che ha scelti la risposta di una dedizione totale ed esclusiva"2.

O bien esta otra: "Il Figlio, via che conduce al Padre, chiama tutti coloro che il Padre gli ha dato ad una sequela che ne orienta l´esistenza. Ma ad alcuni -le persone di vita consacrata, appunto- Egli chiede un coinvolgimento totale, che comporta l´abbandono di ogni cosa, per vivere in intimità con Lui e seguirlo dovunque Egli vada"3.

Más recientemente la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada ha dado esta definición: "La vita consacrata è speciale sequela di Cristo... Tutta la vita di consacrazione può essere compresa solo da questo punto di partenza: i consigli evangelici hanno senso in quanto aiutano a custodire e favorire l´amore per il Signore in piena docilità alla sua volontà; la vita fraterna è motivata da lui che raduna attorno a sé ed è finalizzata a goderne la sua constante presenza; la missione è il suo mandato e muove alla ricerca del suo volto nel volto di quelli a cui si è inviati per condividere con loro l´esperienza di Cristo."4

De alguna manera la formadora debe tener en mentes estas ideas, desde el momento en que la Providencia le asigna el alma de una mujer para ser transformada en una verdadera seguidora de Cristo. La formadora deberá plasmar en el almo de cada mujer esta idea, esta realidad. Podemos ilustrar el camino pedagógico que seguirá la formadora, mediante una ícono. Tomemos Gen. 2, 7: "Entonces Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente".

Esta imagen es de una expresión altísima y nos servirá para entender el rol que desempeña la formadora. Partamos de una semejanza, para entender el ícono: todo proceso formativo es una creación. Quien después de formarse no es un nuevo ser (o por lo menos, un mejor ser), no puede decirse que ha pasado por un proceso pedagógico-formativo. Quizás habrá recibido alguna instrucción, algunos elementos informativos. Pero si esos datos que recibe no le ayudan a transformar su ser, no puede decir que se ha formado. La verdadera formación es transformación. Uno se forma para ser diverso, para ser mejor, para acercarse más al ideal que se ha propuesto. Por eso decimos que la formación es "una nueva creación".

Dios, como Maestro de la Creación, toma polvo del suelo. Toma la materia que tiene a su mano, aquello que la naturaleza le proporciona. Tal cual. Con su poder infunde un aliento de vida a la materia, al polvo. Y ese aliento de vida hace que el polvo, la materia originaria, se transforme en un ser viviente. Lo que era, ya no es. El polvo deja de ser polvo, para transformarse en un ser viviente, gracias a una acción formadora que es el soplido de Dios, el aliento de Dios.

La acción de la formadora puede muy bien tomar como modelo esta acción de Dios. La formadora recibe lo que le es dado por la naturaleza. Una mujer, una joven. Tal cual. Con sus virtudes y sus vicios. Con sus potencialidades y sus limitaciones. Con sus deseos y aspiraciones infinitas y con su concupiscencia. La formadora debe tomar ese material que le viene dado. Sin duda alguna, deberá hacer el discernimiento para saber si ese material puede ser transformado. Dando por supuesta la posibilidad de la transformación, la formadora plasmará en el ser de la formanda un aliento de vida.

Todos los medios con los que cuenta deberán ser puesto a disposición de la formanda para que se transforme en un nuevo ser, en una mujer consagrada. Ese aliento que la formadora da a la materia, lo constituyen las reglas, las constituciones, el carisma de la Congregación, el ambiente de la casa de formación, la comunidad, el estilo de vida, el apostolado. Todo contribuye a la formación de este nuevo ser Al final del proceso, se da la mujer consagrada. Pero como la formación es un camino que no tiene fin, un camino dinámico, la formadora lo único que ha hecho es dejar las bases para que esta mujer consagrada, por sí misma y con la ayuda de los medios que la Iglesia y la Congregación pongan a su disposición, pueda seguir más de cerca, más íntimamente, las huellas de Cristo.

La formadora por lo tanto, antes de comenzar el iter formativo, deberá en conciencia preguntarse, cuestionarse, si tiene claro el tipo de mujer consagrada que quiere formar. Hoy en día, ante las distintas pruebas y retos que enfrenta la vida consagrada en el Tercer Milenio, no se dejan de escuchar voces de distinto tipo. Quienes abogan por una espiritualidad enfatizada en el equilibrio psico-afectivo. Quienes reclaman un respeto por la libertad inalienable de la persona. Quienes ponen en tela de juicio el futuro mismo de la vida consagrada. La formadora no puede ser sorda a todas esas voces. Es hija de su tiempo y por lo tanto no puede encerrarse en ella misma. Sin embargo, lo veremos más adelante, como representante de la Iglesia de alguna manera deberá conocer qué es o que la Iglesia, el Magisterio, piensa sobre la Consagración.

Existe la tentación de escuchar voces de fuera y no escuchar las voces de casa. Convendrá que la formadora se entere, se informe, conozca los últimos aportes del Magisterio sobre la consagración. No en vano ha dicho Cristo que "quien a vosotros escucha, a mí me escucha", refiriéndose a quien tiene el servicio de la autoridad dentro de la Iglesia.

Lo que hoy en día propugna la Iglesia para la vida consagrada, ha quedado integrado en el documento Ripartire da Cristo, del cual cito algunos textos, que puedan servir de reflexión para quienes Dios ha encomendado en estos tiempos el reto de formar mujeres consagradas para el Tercer Milenio: "La vita consacrata oggi ha bisogno sopratutto di un rilancio spirituale, che aiuti a passare nel concreto della vita il senso evangelico e spirituale della consacrazione battesimale e della sua nuova e speciale consacrazione...In definitiva la vita consacrata esige una rinnovata tensione alla santità che, nella semplicità della vita di ogni giorno, abbia di mira il radicalismo del discorso della montagna, dell´amore exigente, vissuto nel rapporto personale con il Signore, nella vita di comunione fraterna, nel servizio a ogni uomo e a ogni donna... Tale novità interiore... consentirà alle persone consacrate di ripartire da Cristo e di essere testimoni del suo amore."5


1 Códice de Derecho Canónico, Can. 573.
2 Juan Pablo II, Vita consecrata, n. 17.
3 Juan Pablo II, Vita consecrata, n. 18.
4Congregazione per gli Istituti di Vita Consacrata e le Società di Vita Apostolica, Ripartire da Cristo, n. 22.
5 Congregazione per gli Istituti di Vita Consacrata e le Società di Vita Apostolica, Ripartire da Cristo, n. 20.











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