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Homilia del día

Hagan esto en memoria mía
Con una sola ofrenda hizo perfectos a los que ha santificado


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |



Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

Hebreos 10, 12-23: “Con una sola ofrenda hizo perfectos a los que ha santificado”

Salmo 39: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”

San Lucas 22, 14-20: “Hagan esto en memoria mía”


 Hoy tenemos una celebración que aunque no ha llegado al corazón del pueblo, tiene mucho sentido y un profundo significado: Cristo Sumo y Eterno Sacerdote. Es verdad que Jesús nunca se proclamó a sí mismo como sacerdote, no tenía ningún título y no ejerció en el templo de Jerusalén, pero también es verdad que todas las funciones del sacerdocio las realizó de una manera plena con su vida y sus palabras: santificar, ofrecer sacrificio, purificar.



Es muy clara su misión de santificar, que es la de todo sacerdote, durante todo su ministerio, desde la unción en la sinagoga hasta su muerte en cruz o los mensajes de paz que nos ofrece resucitado. Ofrece el sacrifico pleno al presentarse a sí mismo como víctima y sacerdote. Establece la nueva alianza que une en comunión a los hombres con Dios y que realiza perfectamente la misión del sacerdote: ser puente entre los hombres y Dios; y establecer esa relación entre la humanidad y su Señor. No son los sacrificios rituales que a diario se ofrecían en el templo y que terminaban perdiendo su sentido al convertirse en meros ritos sin interioridad, es la vida ofrecida en sacrificio, un sacrificio que otorga perdón, reconciliación y vida nueva.

La lectura de san Lucas que nos presenta a Jesús en la última Cena viene a descubrirlo como el sacerdote de la nueva alianza sellada con su sangre para salvación de todos. Hoy podemos contemplar, alabar y agradecer a Jesús por ser sacerdote, pero también es un día muy propicio para descubrir que cada uno de nosotros por el bautismo fuimos constituidos sacerdotes en unión con Jesús. También nosotros tenemos esa misión de llevar todas las cosas a su perfección y su santidad. También nosotros debemos ofrecer sacrificio de reconciliación y de vida. Que este día todos y cada uno de nosotros recordemos esa misión a la que nos invita a participar Jesús: ser sacerdotes juntamente con Él.

 

 

 









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