Necesitamos su Luz
Por: María Luisa Martínez Robles | Fuente: Catholic.Net
No le conocemos bien, es etéreo, desconocido para muchos. Cuando nos bautizan, Él está presente. Nos acompaña durante nuestra infancia, nos guía en nuestros juegos, en nuestros estudios. Cuando somos adolescentes viene en nuestra ayuda para que no caigamos en los peligros que nos encontramos cada día. Cuando somos jóvenes nos enseña a discernir el camino a seguir. De adultos nos fortalece en las decisiones que tomamos y cuando somos ancianos nos prepara para alcanzar la vida eterna. Detrás de cada Sacramento que recibimos, el Espíritu de Dios nos ilumina, esa luz que brilla y no se apaga.
¿Nos hemos parado a pensar en ello? No debemos quedarnos en la teoría. Meditemos los dones que nos regala.
El temor de ofenderle, somos felices cuando estamos cerca de Él, cuando entendemos lo que Dios espera de nosotros, y amar a los demás con el corazón. Para mostrar piedad, necesitamos al Espíritu Santo. Nos ayuda a buscar las palabras que consuelen y la ocasión de hacer buenas obras, nos proporciona fortaleza en las adversidades, comprendemos mejor, somos más pacientes, más misericordiosos. Cuando Él está cerca, apreciamos con claridad lo que está bien y lo que está mal. Sabemos difundir su palabra.
Él nos ayuda a conseguirlo. Aunque nos olvidemos de su existencia. Hoy recordaremos que está con nosotros, le pediremos que venga y se quede para que seamos la luz que ilumine las tinieblas que hay en el mundo.