El Plan de Dios, la Creación.
Por: Margarita Gonzalez | Fuente: Catholic.Net
El Plan de Dios, para rescatar a la humanidad, procede de Su Corazón Amorosísimo, que le hace querer acercar Su Ternura y Su Fidelidad a su pueblo, a toda la humanidad, perdida en tantos conflictos, agravados por la falta de Fe en Su Promesa, en Su Fidelidad.
Los recursos de Dios para con los hombres, los acerca por medio de Su Ley y de los Sacramentos, Tesoro depositado en la Iglesia de Su Corazón, la católica, pero, también actuante en todas las religiones donde se invoca la presencia de Dios con sincero deseo de estar en Su Presencia, y Adorándole, Conocerle y Amarle.
Dios, plenamente consciente de nuestra fragilidad, nos da instrumentos que nos sirvan para madurar en el Camino de Perfección que es la Gracia, para desarrollar nuestro intelecto y nuestro corazón, a la altura de la perfección de nuestra Creación Original, y aumentada por la Gracia de Su Sacrificio y Resurrección, hasta la misma estatura, ya no solo imagen y semejanza, sino Hijos de Dios, pertenecientes al Linaje Divino que nos debe motivar a vivir las experiencias de Fe y Concordia que vienen del corazón, lleno de la Gracia de Dios.
Es por eso que los hombres debemos colaborar en el proyecto de Salvación que Dios determinó para todos los pueblos de la tierra, uniéndonos en Fraternidad y Compasión, que demuestra que verdaderamente sentimos en nuestro interior, el deseo de Dios de llevar Su Amor y Colaboración a los hermanos sufrientes, necesitados de Luz, así como de empatía, para hacer menos dolorosa su experiencia de vida, que les ha tocado vivir.
Dios protege a los menos poderosos, a los sufrientes, a los necesitados de ayuda y de Amor y Compasión, y es en sus hijos, más afortunados, donde se vuelve para solicitar, que en Su Nombre, se socorra aquella situación de angustia y de soledad o dolor.
El hombre necesita comprender la trascendencia de Su Divinidad, y apoyar las causas nobles en las que se dé bienestar a los hombres que la sociedad margina por causas imputables a causas ajenas a su voluntad o por ignorancia, o por desidia, pero, recordando que en ellos también está presente la Gracia de Dios, desconocida por su conciencia, valorada en su Espíritu Superior.
Es fácil corregir o criticar en otros lo que mengua su calidad humana, siendo que somos nosotros los primeros que debemos ejercitar nuestra Voluntad y Corazón, para conocernos y valorarnos, y encontrando nuestras limitaciones y necesidades de Dios, las trabajemos en contacto con Dios, esto es, mediante la Oración y el ayuno, para pedir a Dios nos ayude a aumentar o ensanchar nuestro horizonte en busca del conocimiento del Verdadero Dios y Su Actuar, siempre en nuestro favor.
Dios se hace presente cuando lo buscamos con sincero deseo de Encontrarlo, Así, la vida continúe avanzando por el Camino de Luz que le es necesaria para su desarrollo y plenitud.
El Mensaje de Dios para todos sus hijos es que le permitan ayudarles en las crisis y vicisitudes de la vida, dejando abierto su corazón a la Gracia Edificante con que Dios desea regalar a nuestros corazones Su Presencia, Sus cuidados, Su Amor Paternal.
El hombre elija el Camino de Perfección donde desea transitar, ya sea casa, hogar, hijos, familia, sacerdocio Consagrado, Castidad, perfume que tanto agrada al Corazón de Dios, entendiendo por Castidad, el cuidado que ponemos en nuestro ser Superior, así como en el de los demás.
La Castidad de Vida nos permite valorar la custodia de los Bienes Internos depositados por Dios para darnos Alegría, Plenitud, Paz, Concordia, Fidelidad al ser amado con quien hemos decidido formar familias valientes para educarlas en la Fe y el Amor a Dios y a los demás. La Castidad opera en el corazón y en la persona humana, dando Testimonio de Su Calidad Divina, que desean honrar.
Demanda de los hombres alejarse de la promiscuidad y del libertinaje que en aras de una libertad mal entendida, nos acarrea penas y desolación, y vacío en el corazón.
Dios quiere para todos sus hijos la Felicidad de experimentar la Vida en todas sus experiencias, gratificantes y edificantes, sabiendo que el hombre camina en medio de oscuridades que le pueden hacer caer en obstáculos que le impidan su plena realización, es por eso que Dios hace un llamado a todos sus hijos para que, conociéndolo, experimenten en sus vidas el deseo de Vivir de acuerdo con la Dignidad de Hijos de Dios, construyendo comunidades sólidas y vivas, donde se edifique el Templo de Dios en su interior y en el de todos, llamando a Conversión a los que, alejándose de esta Estatura Divina, vuelvan al hogar, donde los espera Dios para darles la Bienvenida y experimenten Su Misericordia y Su Amor.