Ni un paso atrás
Por: María Luisa Martínez Robles | Fuente: Catholic.Net
En ocasiones tenemos la sensación de esforzarnos para nada. Nadie aprecia nuestro trabajo. Hacemos todo lo que se nos pide y…¿para qué? nos preguntamos.
Estudias y no siempre apruebas, te dan ganas de dejarlo.
Trabajas, incluso sin cobrar, para aprender y al final te agradecen el tiempo que has empleado, o ni siquiera lo aprecian y dan el trabajo a otro.
Tienes un amigo, eres incondicional y un día te dice que se va a Estados Unidos y no le vuelves a ver, ni te llama, ni te escribe. Sales con una persona y después de hablar con ella, piensas que tienes muchas cosas en común, te enamoras y de pronto te dice que necesita tiempo, que no sabe si te quiere y que es mejor dejarlo.
Pues bien, los estudios no son solo conocimientos, es una preparación en el esfuerzo, la constancia y la convivencia con profesores y compañeros. Trabajar sin cobrar, aprendiendo y siendo responsable es un buen pasaporte para el futuro. Todos conocemos casos similares, al final han conseguido encauzar su futuro. El amigo que se va y no vuelve, no es amigo. Piensas que esa es la persona con la que quieres compartir el resto de tu vida, pero el amor es cosa de dos, no se impone.
Hay que estudiar, trabajar, convivir con los demás y no desanimarse cuando nuestros planes se frustren, cuando encontremos dificultades, fracasar no es caer, es negarse a levantarse. La decepción, el dolor y el desánimo pueden encontrarse en el camino. Nadie dijo que la vida no esté llena de obstáculos y desilusiones. Hay que confiar en Dios, aunque no entendamos muy bien sus propósitos.
Actuamos
Afrontaré los problemas y no pensaré mucho en ellos, trataré de solucionarlos lo mejor que sepa.
Del Santo Evangelio.
Por eso, aunque pasamos por muchas dificultades, no nos desanimamos. Tenemos preocupaciones, pero no perdemos la calma. La gente y los problemas nos persiguen, pero Dios no nos abandona. Las contrariedades nos hacen caer, pero no nos destruyen” (2 Corintios 4,8-9).
Una bonita historia para pensar.
Texto original de María Luisa Martínez Robles
Los tres caminos
(La responsabilidad )
Tres universitarios tenían que hacer un reportaje del paisaje, para un ejercicio audiovisual de la facultad de Ciencias de la Información.
El ejercicio consistía en un reportaje fotográfico, un estudio de la fauna y un texto explicando lo que habían observado.
Era importante llevar el material suficiente para que el estudio fuera preciso. Salieron los tres en el mismo coche, llegaron al lugar elegido y emprendieron su investigación. Al llegar vieron que para acceder al pueblo había tres caminos diferentes. Uno de ellos era sinuoso, escarpado, pedregoso y difícil de transitar. Era necesario hacerlo caminando y salvando los obstáculos que se encontraban a su paso. El otro camino era corto, sin piedras y fácil, sin obstáculos. Se podía ir perfectamente en coche. El tercer camino también era transitable. Estos últimos senderos no llegaban a la zona más alta, los habitantes decían que allí se veía un paisaje alucinante, unas especies de aves muy singulares y el cielo tomaba un cromatismo especial al caer la tarde.
Cada uno de los estudiantes eligió un recorrido diferente. Uno eligió el que tenía más piedras, más dificultades. Sus compañeros le dijeron que estaba loco, ellos saldrían del paso y llevarían unas fotos. Podían hacerlas con el móvil, así acabarían pronto. Les explico que si querían hacer un trabajo bien hecho tendrían que ir por el camino más difícil, para encontrar el paisaje con más luz, estudiar mejor las plantas y ver la posibilidad de hacer un cortometraje de calidad. Sus compañeros no estaban de acuerdo hicieron rápidamente unas fotos, con el coche recorrieron el camino y fueron a tomarse una buena merienda, mientras llegaba su compañero.
Mientras merendaban, comentaron que era un esfuerzo inútil, seguro que ni miraban el cortometraje. Cada uno fue entregando sus trabajos. El profesor le mostró el trabajo que había conseguido mejor puntuación. Las fotografías tenían una luminosidad excelente, la variedad de plantas era muy diferente a las que se encuentran normalmente y había pájaros desconocidos para la mayoría. Cuando encontramos dificultades, aprendemos a superarlas y nos fortalece. Tenemos la satisfacción de ser responsables y hacer en todo momento lo que debemos.
En la vida también nos encontramos con caminos cortos, pero no llevan a ninguna parte. Los caminos largos y dificultosos no siempre nos conducen al éxito, nos da miedo emprenderlos. Hay que intentarlo, siempre adelante, no demos un paso atrás ni para tomar impulso.