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Jesús llamó a los que Él quiso
Estar con Jesús es la primera de las tareas de todo discípulo


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |



 I Samuel 24, 3-21: “No pondré la mano sobre el ungido del Señor”

Salmo 56: “Señor, apiádate de mí”

San Marcos 3, 13-19: “Jesús llamó a los que Él quiso para que se quedaran con Él”

 

¿En qué te fijas tú para escoger a tus amigos? ¿Qué cualidades y condiciones le pondrías a una persona para tenerle tanta confianza como para encargarle lo más preciado? Siempre me ha sorprendido la forma de actuar de Dios Padre que es la misma forma de actuar de Jesús.



San Marcos empieza esta narración de una forma solemne haciéndonos subir al monte con Jesús. En un monte se había hecho la primera alianza, en un monte se habían dado los mandamientos, en la montaña se siente más la presencia del Señor…, a la montaña se va para orar en los momentos decisivos. Y después de esta solemne introducción, Marcos nos dice que Jesús llamó a los que Él quiso.

Curiosidad grande tendríamos de ver quiénes son los elegidos. Empezamos a barajar los nombres y encontramos representantes de todos los estilos, de todos los caracteres, de todas las tendencias, pero todos, como un día alguien dijo, de bajo perfil. ¿Por qué los llamó? Porque Él quiso, quizás podríamos decir, porque Él los quiso y los quiere. Entre los doce escogidos, número más simbólico que necesario, tenemos toda la gama de personas, pero todos reconociéndose amados por Jesús.

No destruye sus familias, pero sí constituye una nueva familia. De ahora en adelante los encontraremos a todas horas con Jesús, estando de acuerdo con Él o mirándolo con recelo y perplejidad, aprobando sus decisiones o teniendo miedo ante su arrojo. Los ha invitado para que “se quedaran con Él”. San Juan nos había dicho en días pasados que los había invitado a que vieran dónde vivía y que después pudieron exclamar: “Hemos encontrado al Mesías”. Estar con Jesús es la primera de las tareas de todo discípulo. Reconocerse amado, querido, escogido por Él, sin mayor merito que su gratuito amor. Quizás este día podríamos repetir como un estribillo: “Jesús me ha escogido porque me ama”. Quizás podríamos a todas horas vivir en la atmósfera de su amor. No se necesita dejar de hacer, se necesita interiorizar ese amor.

Las otras finalidades de esta elección se puede decir que brotan espontáneamente después de saberse amados: proclamar el evangelio y expulsar a los demonios. Si me reconozco y experimento amado por Jesús, necesariamente tendré que manifestar ese amor. Si he convivido con Él que es el Santo de Dios, no permitiré que los demonios de la mentira, de la injusticia, de la corrupción, se aniden en mi corazón o en mi familia. Hoy me siento “escogido por el Señor”

 



 

 

 







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