El hecho ocurrió en junio de 1994, cuando Manuel Antonio Lucena García, malagueño de 41 años de edad, sufrió un infarto agudo de miocardio que le dejó sin oxigenación por alrededor de 10 minutos.

La hermana de Manuel Antonio logró que toda la familia orara al Padre Arnaiz para que intercediera ante Jesús por su total recuperación. Unos días después, y para sorpresa del cuerpo médico del Hospital Regional Carlos Haya de Málaga, Manuel era dado de alta sin secuela alguna del infarto sufrido.

Posteriores exámenes revelaron que su cerebro había sufrido importantes daños, mismos que debían haberle producido daños físicos o psíquicos. El daño sigue ahí, pero sin síntomas; es inexplicable.

La comisión médica en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos, el 15 de diciembre de 2016 declaró no haber encontrado explicación científica alguna para tal completa sanación.

La reunión ordinaria de los cardenales y obispos integrantes de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos tuvo lugar el 5 de diciembre de 2017. En aquella ocasión se dio el voto positivo para que la curación inexplicable sea considerada un milagro.