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Los cielos proclaman la gloria de Dios
San Lucas nos hace reflexionar en los tiempos finales


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |



Santa Isabel de Hungría.
Sabiduría 13, 1-9: “Si pudieron investigar al universo, ¿Cómo no descubrieron a su Creador?
Salmo 18: “Los cielos proclaman la gloria de Dios”
San Lucas 17, 26-37: “Lo mismo sucederá el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”

 

Hay quienes al contemplar los grandes desastres mundiales se atreven a profetizar que ya está cercano el fin del mundo. Hay a quienes esto no les importa en lo más mínimo y llevan una vida como si nunca se fuera acabar el mundo o como si pensaran que nosotros somos eternos. Me gusta mucho la forma en que el pasaje de San Lucas nos hace reflexionar en los tiempos finales: “todo parece que sigue su mismo ritmo de siempre”.

Cuando nosotros hemos tenido algún grave acontecimiento, la muerte de un ser querido, un grave accidente, una enfermedad difícil, nos parece ilógico que el mundo continúe su ritmo rutinario y que todo siga igual. Al salir nosotros de la funeraria, todas las personas siguen con sus prisas, con sus afanes de compra, con sus insultos espontáneos, con sus pasos nerviosos… y a nosotros nos parece como si el mundo se hubiera detenido en el momento de nuestra desgracia y ya no lo podemos mirar igual. Cristo nos llama la atención y pide que nos fijemos en estas pequeñas cosas de todos los días porque son las cosas verdaderamente importantes y cada instante lo tendremos que llenar de sentido y de amor. El diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra, sucedieron cuando todos sus habitantes estaban tan tranquilos sin imaginar lo que pudiera suceder.

Hoy Jesús nos invita a que miremos detrás de todos los acontecimientos, la presencia de Dios y podamos estar prevenidos. Como si se quisiera unir a este advertencia, el libro de la Sabiduría nos muestra la gran admiración que causa la insensatez de los hombres que no son capaces de descubrir la presencia de Dios: “Insensatos todos los hombres que no han conocido a Dios y no han sido capaces de descubrir a ‘Aquel que es’ a través de sus obras”. Le llama la atención que se puede admirar la perfección de las creaturas y no se sea capaz de descubrir al Creador. Quizás ahora a nosotros nos pase igual. Influenciados por la técnica y la ciencia, no somos capaces de percibir el Espíritu y el Amor de Dios que cada día y a cada momento se hace presente.



Y así en la rutina y el descuido van transcurriendo nuestros días sin pensar en el momento final. Tan rápido se pasa la vida que pronto tendremos que dar cuentas sobre el sentido que le hemos dado y los frutos que estamos consiguiendo. En la vida diaria tendremos que descubrir la presencia de Dios y estar preparados para el momento final.

 

 







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