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Los Ángeles
Podemos encontrar interpretación de los Ángeles en la Biblia.


Por: Sebastián Campos | Fuente: Catholic-link



En la oración del Credo, declaramos que creemos en un Dios Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Los ángeles transitan entre ambas realidades, pues forman parte de nuestra vida espiritual y de nuestra vida cotidiana.

Los ángeles son mucho más que seres alados vestidos de blanco, flotando a nuestro alrededor, pero como son parte de la realidad invisible, la base de su existencia tiene mucho de interpretación bíblica, otro poco de revelación a personas espirituales, una buena parte de Tradición de la Iglesia y, por otro lado, hay mucho de fantasía, superstición, esoterismo y todo eso que tanto le gusta a la corriente de la Nueva Era. Les dejamos algunos ejemplos de cómo ellos nos los presentan: Los ángeles de la guarda no solamente nos cuidan, sino que protegen a los países. También ciertos ángeles se encargan de los meses: Gabriel es enero, “Barchiel”, febrero, “Uriel” es septiembre; de los días de la semana: Gabriel es lunes, Miguel es miércoles. Hasta los signos del Zodiaco tienen el suyo: Tauro es “Amodel”, Libra es “Uriel” y Acuario es “Gabriel”. Nos dan también algunas opciones para “comunicarnos con ellos” por medio de la meditación trascendental, por visualización (o imaginación guiada) o por medio de cristales y gemas.

Entonces, para no seguir cayendo en supersticiones absurdas, para no creer ingenuamente en los rituales mágicos que se hacen en torno a los ángeles y sus supuestos poderes y, para conocer más de ellos y de su misión, te compartimos algunos puntos muy breves sobre estos muy buenos amigos nuestros:

1. Son reales

No vayas a pensar que son seres mitológicos, seres inventados para ilustrar los cuentos infantiles o personajes fantásticos que introdujeron los autores bíblicos. «La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de las Escrituras es tan claro como la unanimidad de la Tradición» (CIC 328).



2. Dios los creó

El Papa Pío X decía que: «los ángeles son las criaturas más nobles creadas por Dios». En el Concilio de Letrán se dijo de ellos que: «Dios, con su infinito poder, creó al comienzo del tiempo ambas creaturas, las espirituales y las corporales; es decir, la angélica y la terrestre, y luego la humana, como creatura intermedia, compuesta de alma y de espíritu».

3. ¿Qué son y qué hacen?

Los ángeles fueron creados como tales y no tuvieron antes una vida terrena. La palabra “ángel” procede del término latín “ángelus”, que quiere decir: “mensajero” o “servidor” de Dios. Y es que eso es lo que hacen: comunicar lo que ellos mismos han presenciado, porque «contemplan el rostro de mi Padre que están en los cielos” (cf Mateo 18, 10) y “son agentes de sus órdenes, atentos a la voz de Su Palabra”(cf Salmo 103, 20). El Catecismo explica que: “son criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad; son criaturas personales e inmortales y superan en perfección a todas las criaturas visibles» (CIC 330).

4. No tienen cuerpo



Pero existe la idea de que sí lo tienen, pues en muchos pasajes bíblicos se les describe de esa forma. Por ejemplo, en el libro del Apocalipsis se dice que están de pie junto al trono de Dios, que tocan trompetas, sostienen copas, suben y bajan del altar. Los ángeles tampoco poseen alas, pero desde el siglo IV comenzaron a ser representados en el arte con ellas, para explicar que son rápidos mensajeros.

5. Algunos cayeron

En el Catecismo, se explica que algunos de estos espíritus creados pecaron y su falta consistió en que eligieron rechazar, irrevocablemente, a Dios y su Reino. Fueron liderados por uno de ellos, con voz seductora y potente, el mismo que tentó a nuestros Primeros Padres y que la Iglesia ha llamado “Satán” (adversario) o “Diablo” (calumniador). Primero fue bueno, creado por Dios, pero se hizo a sí mismo malo. (CIC 391).

6. Los ángeles y Jesús

La vida de Jesús estuvo protegida por los ángeles, desde que nuestro Señor fue anunciado por el arcángel Gabriel. Luego, en su nacimiento, ellos lo recibieron, alabándolo y dándole gloria (cf Lc, 2, 13-14); su infancia fue custodiada por ellos (cf Mt 1, 20); Jesús fue servido por los ángeles en el desierto (cf  Mc 1, 13); fue confortado en su Pasión (cf Lc 22, 43) y son los ángeles quienes transmitieron la buena noticia de la Resurrección, por primera vez. (cf Mc 16, 5-7)

7. Jerarquía Celestial

San Dionisio –quien fuera discípulo directo de san Pablo y llegó a convertirse en obispo–, desarrolló dentro de su predicación la “Jerarquía Celestial”. Esto no es un dogma de fe, pero nos ayuda a comprender su relación con Dios y con nosotros. San Dionisio organizó la jerarquía en nueve coros angelicales:

Serafines: Son los que arden con el amor de Dios. (Isaías 6,2-6) Son los más cercanos, por su santidad, al trono de Dios. Están al servicio exclusivo del Santísimo, consumiéndose eternamente en el amor.

Querubines: Son las espadas de Dios, en su diestra llevan una espada de fuego y están revestidos de pura y resplandeciente luz. Son los guardianes de la gloria de Dios. Circundan el trono del Papa y guardan la entrada al Paraíso. (Génesis 3,24)

 

Tronos: (Colosenses 1,16) Presentan a la Santísima Trinidad todas las oraciones y sacrificios llevados a cabo en los países, diócesis y monasterios, santificándolos con su propia oración. Asisten a los obispos, las naciones y comunidades de claustro.

Dominaciones: (Efesios 1,21; Colosenses 1,16) Asisten a todos aquellos que se esfuerzan por extender el Reino de Dios; les son encomendadas las personas que enseñan en las universidades, en el púlpito, los misioneros y los superiores de los conventos.

Principados: (Romanos 8,38; 1 Colosenses 15,24) Son los ángeles de los santuarios y parroquias. Ellos cantan un sanctus ininterrumpido ante el Divino Sacramento, orando por la comunidad parroquial. Adoran a Jesús Sacramentado, especialmente, donde está abandonado y ofrecen satisfacción por la tibieza de la parroquia. Cuando ocurre una comunión sacrílega, se inclinan hasta el suelo y hacen sublimes oraciones reparadoras.

Potestades o Poderes: (1 Corintios 15,24; Efesios 1,21) Están al servicio de los sacerdotes y les otorgan un deseo creciente de perfección, por lo que, si su celo se debilita, las potestades lo inflaman nuevamente. En tiempos de duras pruebas para la Iglesia, los sacerdotes pueden pedir que los inspiren y guíen en su misión. El demonio huye ante la presencia de este coro.

Virtudes: (Romanos 8,38; 1 Colosenses 15,24) Dios los envía a todos aquellos que se esfuerzan en llegar a ser mejores. Personifican la fuerza. Quienes desean avanzar en la vida espiritual, deben invocarles.

Arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael, protectores y mensajeros de Dios. Aunque sabemos que son siete arcángeles en total, por el Libro de Tobías, no conocemos el nombre de los otros cuatro. Son espíritus bienaventurados que permanecen ante el trono del Altísimo, listos para ejecutar sus órdenes. Estos son los únicos ángeles que tienen nombre.

Arcángel san Miguel: (Su nombre significa: “¿Quién como Dios?”) Es el Príncipe de los espíritus celestiales y Jefe de la milicia celestial. La Iglesia le da el más alto lugar entre los arcángeles. Se le representa como a un guerrero con una coraza y una espada o con una lanza, con la que aniquila a Satanás. La espada o la lanza simbolizan la fuerza de Dios, de la que se sirve para combatir al demonio, en tanto que la coraza es la humildad, en donde se apagan los dardos del enemigo.

Arcángel san Gabriel: (Su nombre significa: “La fuerza de Dios”.) Lleva un lirio, que representa la vara perfumada que obsequió a la Virgen María en la Anunciación, signo de la sublime pureza de la Inmaculada. Es el ángel de la guarda de la Madre de Dios y patrono de la oración ferviente. Quienes pasan tribulaciones espirituales o físicas deberían acudir a él.

Arcángel san Rafael: (Significa: “Dios sana o medicina de Dios”.) Es representado con un atuendo de caminante o peregrino, con bastón y cantimplora, y el pez del que obtuvo la hiel para curar al padre de Tobías. (Libro de Tobías 6, 1-8) Se dice que es el ángel responsable de anunciar la fecha del Juicio Final, mediante el sonido de un corno.

 

Ángeles de la guarda: San Basilio Magno afirmaba: «nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida».  San Juan XXIII, el “Papa Bueno”, comentó en cierta ocasión: «Siempre que tengo que afrontar una entrevista difícil, le digo a mi ángel de la guarda: ‘Ve tú primero, ponte de acuerdo con el ángel de la guarda de mi interlocutor y prepara el terreno’. Es un medio extraordinario, aún en aquellos encuentros más temidos o inciertos…». El ángel de la guarda no es una doctrina fantasiosa, sino que es un compañero que Dios nos ha puesto en el camino de nuestra vida. Es el mejor amigo del hombre. «Pues te encomendará a sus ángeles, para que te guarden en todos sus caminos, y ellos te levantarán en sus palmas, para que tus pies no tropiecen con las piedras» (Sal 90/91, 11-12). Su fiesta es el 2 de octubre.

 







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