Ver con Amor al Hermano
Por: P. Porfirio Franco Ortiz | Fuente: Católicos Red de Comunicadores
A los cristianos nos hace falta ver con amor al hermano
Un día una catequista me dijo: “mañana llueve, porque las hormigas están llevando alimento a sus nidos”. También dijo que era preciso guardar la ropa seca tendida, para que no se mojara. Ella es una señora atenta a la realidad. La realidad de los enfermos da la pista de lo que debe hacer el médico; el campesino observa la clase de tierra, el clima, la cercanía del agua para decir cuándo y qué va a sembrar.
Un padre de familia es un vigilante de la realidad de su casa. ¿Qué le hace falta a sus hijos? Y si alguien enferma, piensa qué hacer. Una madre siempre está atenta a la realidad del hogar. La realidad que nos circunda, es la que marca la pauta de nuestro vivir. Un día un hombre adinerado promovió la declaración de la nulidad de su matrimonio porque su mujer se puso a oír canciones ruidosas cuando estaban velando a su madre. Los locos son declarados tales porque andan fuera de la realidad.
Jesús trajo un mensaje que comunicar a los hombres. Fue un mensaje que él iba formulando ante las circunstancias concretas, una respuesta a las preguntas que le hacían tanto las personas como las situaciones de su época. El mensaje de Jesús no era un contenido previamente recibido o elaborado, sino un mensaje revelado en la experiencia de la vida que iba viviendo. Y el mensaje se encarnaba en la forma en que Jesús lo iba comunicando. Esta forma obedeció a su vez a las ocasiones o circunstancias.
Absolutamente hablando, el mensaje de Jesús fue su persona. Jesús transmitió su forma de ver y de valorar al mundo, su forma de creer y de esperar, a través de sus palabras. El mensaje de Jesús fue el mensaje de una persona inmersa entre la gente y las circunstancias. Sólo como una expresión que alude a la trascendencia de su mensaje, podemos decir que Jesús vino al mundo a pronunciar lo que había oído de su Padre.
El Papa Francisco hace hincapié en que los evangelizadores, y todos los bautizados somos evangelizadores, debemos acercarnos a la realidad con la mirada del buen pastor que no busca juzgar, sino amar. Cabalmente eso es lo que nos hace falta a los cristianos: ver amorosamente al hermano, especialmente al pobre. Solo desde la con naturalidad afectiva podemos entender la vida teologal presente en la vida de nuestros pueblos sencillos, dice el Papa.
En otro lugar dice Francisco, tenemos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Jesús espera que renunciemos a esos cobertizos personales o comunitarios que nos mantienen alejando del nudo de la tormenta humana. También, dice: Para ser evangelizadores de alma también hay que desarrollar el gusto de estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que eso es fuente de un gozo superior.