Novena a San Cayetano de Thiene
Por: n/a | Fuente: Devocionario.com
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Omnipotente y sempiterno Dios, que hiciste que San Cayetano confiando en vuestra Providencia despreciara las cosas de la tierra y se viera enriquecido con abundantes bienes celestiales; concedednos que los que imploramos los efectos de vuestra admirable Providencia seamos socorridos en nuestras necesidades por su intercesión. Os lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
DÍA PRIMERO
Glorioso San Cayetano, que tanto apreciasteis la práctica saludable de la oración, que vuestra vida fue una oración continua, y a este provechoso ejercicio dedicabais particularmente hasta ocho horas diarias; haced que estemos plenamente convencidos que todo se alcanza mediante la oración y nada se puede esperar sin ella y que todas nuestras oraciones vayan acompañadas de viva, fe, reverente atención, profunda humildad, filial confianza e inagotable perseverancia. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEGUNDO
Glorioso Protector mío San Cayetano, cuyo amor a Jesús Sacramentado animó vuestro celo a levantarle suntuosos templos, adornándolos con magnificencia, y a exhortar a los fieles a que recibieran frecuentemente y con piedad la Divina Eucaristía; alcanzadnos que por reverencie al Santísimo Sacramento estemos en el templo con piedad y modestia, y recibamos la Sagrada Comunión con mérito pera la vida eterna. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA TERCERO
Glorioso protector mío San Cayetano, cuya singular devoción a María os mereció su protección, particularmente en la hora de la muerte, en la que os dijo llena de dulzura: Cayetano, vente conmigo que mi hijo te espera; alcanzadnos de esta bondadosa Madre que la invoquemos en todos los instantes de nuestra vida y de este modo Ella nos asista ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA CUARTO
Glorioso Protector mío San Cayetano que fuisteis acérrimo defensor de la Fe contra todos los embates de la herejía descubriendo con destreza el virus, emponzoñado del error; haced que apreciemos el don inestimable de la fe, sin la cual es imposible agradar a Dios, y rechacemos con prontitud y firmeza todas las sutilezas del error. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA QUINTO
Glorioso Protector mío San Cayetano, que tanto os distinguisteis en la virtud de la esperanza, que rechazaste los medios humanos que os ofrecían los poderosos de la tierra para el sustento de vuestras comunidades, esperándolo todo de la Providencia; alcanzadnos que vivamos con la inquebrantable esperanza de que Dios nos concederá por los méritos de su divino Hijo la vida eterna junto con los medios para conseguirla, y que nuestra confianza de alcanzar los bienes temporales no se vea jamás confundida Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEXTO
Glorioso Protector mío San Cayetano cuya ardiente caridad dilató tanto vuestro pecho que de él salió vuestro corazón, agitando dos alas maravillosas, hacia el cielo y perseguisteis siempre a su enemigo mortal, el pecado; alcanzadnos que amemos a Dios de todo corazón y por Dios a nuestros prójimos. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SÉPTIMO
Glorioso Protector, mío San Cayetano cuya profundísima humildad os hizo renunciar las dignidades pontificias y os reprochaba como un gran atrevimiento el haber recibido la dignidad sacerdotal; concedednos que no merezcamos por nuestra soberbia que Dios aparte su rostro de nosotros, sino que con nuestra sincera humildad atraigamos sobre nosotros sus misericordiosas miradas. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA OCTAVO
Glorioso Protector mío San Cayetano, que sufristeis con tanta paciencia toda vuestra vida, particularmente cuando el saqueo de Roma y fuisteis azotado y encarcelado por soldados inhumanos; alcanzadnos la gracia de sufrir pacientemente las adversidades de esta vida, para así labrarnos una gloriosa corona en el cielo. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA NOVENO
Glorioso Protector mío San Cayetano, cuya perfecta castidad mereció que la Virgen Madre depositara en vuestros brazos a su Divino Hijo y que vuestro cuerpo exhalara cierto aroma celestial; alcanzadnos que no manchemos nuestro corazón con el pecado impuro y que guardemos nuestra castidad con la mortificación cristiana. Amén. Concluir con las oraciones finales.
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