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Algunas virtudes más importantes para el catequista
El catequista con más virtudes sera el mas eficaz.


Por: Cortesia de: El Catequista. SEPAC. Arquidiocesis de Monterrey. | Fuente: Tiempos de Fe, Anio 5, No. 25, Enero - Febrero 2003



Son muchas las personas que tienen la conciencia de estar siempre preparándose y estudiando todo aquello que las actualice según el área a la que se dedican. Pero es triste darnos encina que, en muchos de los casos, se des­cuida lo básico en la formación de la persona y no se tiene una idea clara de los hábitos que se deben cambiar y los que se deben adquirir pata hacer más eficaz el trabajo.

Un catequista, educador de la fe, no puede darse el lujo de ser irresponsable; de impar­tir la catequesis en forma mediocre y no lo­grar los frutos que se esperan.

Tampoco puede permitirse que, por su trato con las demás personas y su manera de presentarse a las clases, no fomente el respeto y sea un mal testimonio para quién se relacio­ne con él.

El catequista con más virtudes será el más eficaz. Pero no nacemos con las virtudes, las obtenemos repitiendo un mismo acto muchas veces. En la medida que nos dispongamos a fomentar en nosotros hábitos buenos podre­mos crecer en virtudes, favoreciendo así, una fácil apertura a la gracia de Dios.

1. LA DISCIPLINA.



Es el esfuerzo constante de la voluntad por cum­plir las normas que rigen los deberes del propio estado de vida, a pesar de las dificultades exteriores y de los estados de ánimo adversos.

Los frutos que esta virtud nos proporciona: Dominio de las pasiones, señorío y control de nosotros mismos, perseverancia en la vo­cación, fuerza para lograr metas, fuerza para superar las tentaciones.

Algunos medios para educar esta virtud:

* Formar la voluntad para no cambiar las de­cisiones ante la primera dificultad.

* Cuidar los detalles. Puntualidad. Exigen­cia de los propios deberes sin necesidad de un vigilante.



* Ejercer la autoridad con justicia, sin mie­do al rechazo.

* Cumplimiento de unos momentos fijos del horario todos los días: oración.

2. EL VERDADERO AMOR.

Es buscar el bien del otro, a pesar de los inte­reses personales.

Frutos que se pueden lograr: Servicio autén­tico a los demás, también a los que no saben agradecer. Control del egoísmo, generosidad, perdón, comprensión, paciencia y un sacrifi­cio callado (Cristo sufrió más y sin abrir la boca).

Medios para educar esta virtud:

* Sacrificio de los propios gustos cuando los demás tengan otro interés.

* Motivación sobrenatural. La razón del amor es la imitación de Cristo.

* Trato igual para todos.

3. LA CONVICCIÓN.

Es la seguridad de poseer principios humanos, éticos o religiosos válidos y fundamentados.

Frutos que se pueden lograr: Identidad en la personalidad, estabilidad emocional, continuidad en los trabajos porque actúa por razones.

Medios para educar esta virtud:

* Conocimiento de los principios de la rec­ta razón y del Evangelio por el estudio.

* Defender razonablemente los propios principios.

* Autoexamen para analizar la fidelidad a nuestros principios.

* Seguir siempre los consejos de un buen confesor o director espiritual.

4. LA COMUNICACIÓN.

Es la capacidad para expresar con exactitud un mensaje según la capacidad de la persona que tratamos; y es la capacidad de escuchar atentamente para comprender los mensajes de quienes nos hablan.

Frutos que se pueden lograr: Comprensión mutua, sin malentendidos. Convivencia serena. Solución de los conflictos normales. Motivación mayor en quien nos escucha. Tras­misión clara y precisa del mensaje.

Medios para educar esta virtud:

* Hablar en positivo. Expresión serena y clara.

* No interrumpir a quien habla.

* Dar la palabra a quien desea hablar.

5. TRATO AMABLE.

Es el conjunto de gestos amables y corteses que damos a los demás durante los encuen­tros humanos, para facilitar y hacer más agradable la convivencia.

Frutos que se pueden lograr: Amistad sin­cera. Trabajo más atractivo. Serenidad de espíritu. Facilita la comunicación. Detalle de caridad. Dignifica y eleva a la persona. Medios para educar esta virtud:

* Saludos espontáneos y sinceros.

* Conversaciones amenas y respetuosas.

* Ceder el lugar más importante y cómo­do a los otros.

* Atender al que llega.

* Sonreír de corazón a los demás.

* Examinar el propio comportamiento cada día.

* Aceptar las correcciones para rectificar nuestros defectos.

* Cultivar la expresión serena y amable del rostro.

6. LIMPIEZA Y BUENA PRESENTACIÓN.

Es presentarnos siempre limpios y con buen gusto ante los demás.

Lo exige la congruencia con el mensaje que transmitimos. Nuestro exterior no debe su­poner un obstáculo para comunicarnos bien con los demás. Si no hay comunicación no hay evangelización.

Frutos que se pueden obtener: Trato caritati­vo y de estima a los demás. Testimonio de disciplina y esfuerzo. Higiene y salud. Cul­tivo del valor artístico. Educación de la sensibilidad y del buen gusto. Facilita la comu­nicación y aceptación del mensaje que trans­mitimos. Dignifica y eleva a la persona.

Medios para educar esta virtud:

* Aseo y arreglo personal diario.

* Limpieza en los materiales de cate­quesis.

* Orden; Vestir con sencillez y, a la vez, buen gusto.

* Comer siempre con educación y buenas maneras.







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