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La verdadera libertad del Hombre
Una persona puede estar sin cadenas y no ser libre.


Por: Teresa Zepeda, Escuela de la Fe, Celaya, Gto | Fuente: Tiempos de Fe, Anio 4, No. 23, Septiembre - Octubre 2002



Todos deseamos y apreciamos la libertad. Muchos pueblos oprimidos luchan por la libertad y también muchos han muerto por conseguirla. Pero, veamos a qué nos referimos cuando se habla de la libertad, que es lo que entendemos cuando leemos o escuchamos esta palabra.

Los jóvenes de hoy en día están pidiendo a gritos esa libertad. Los padres de familia discutimos con nuestros hijos por esa libertad. La libertad en los esclavos es deshacerse de esas cadenas que los tiene presos, sea física o moralmente.

Se cree erróneamente que la libertad es poder hacer o ir a donde uno quiera, sin que exista esa cadena que se lo impida. En los hijos, significa liberarse de esa cadena que ponen los padres para hacer tal o cual cosa.

En el diccionario, Libertad se define como el poder de obrar o no obrar, de escoger, también dice que el deber supone la libertad y que independencia supone sacrificar en ocasiones la propia libertad.

Yo pienso que la libertad espiritual no te la da o te la quita nadie, incluso un esclavo encadenado puede sentirse libre.



Esa es la verdadera libertad, la del espíritu, la que se consigue con sólo desearla, con sólo quererlo y te la da solamente DIOS.

Cuántas personas en este tiempo que se lucha tanto por la libertad, están encadenadas a sus vicios, a sus costumbres, a su modo de ser, a sus errores, a sus malos pensamientos, a sus malos hábitos, a sus pecados, a su enfermedad mental, y no pueden liberarse de ese yugo que las oprime y no las deja ser libres. Y es tan fácil lograrlo.

¿Cómo? Dejando que su espíritu vuele hacia Dios, teniendo esa comunicación especial con Él para que sea Dios quien te conduzca y no los hombres. Él quien te lleve de la mano y no las corrientes de ideas, que sea Él quien te consuma y no los vicios, que sea Él quien te desgaste y no los años vacíos, que sea Él quien te haga ver tus errores y no alguien que se cree mejor o superiora ti, que sea Él quien guíe tus pasos y no la ambición del tener y del ser, que sea Él quien ayude en la educación de tus hijos y no los medios de comunicación; y así podrás darles la libertad que ellos piden a gritos, pero la "verdadera libertad".

 

"La libertad no es simplemente ausencia de tiranía o de opresión, ni es licencia para hacer todo lo que se quiera. La libertad posee una lógica interna que la cualifica y la ennoblece: está ordenada a la verdad y se realiza en la búsqueda y en el cumplimiento de la verdad. Separada de la verdad de la persona humana, la libertad decae en la vida individual en libertinaje.." Discurso del Papa Juan Pablo II a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas, 5 de octubre de 1995.









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