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Sobre la fortaleza y la esperanza

Dificultades en el camino hacia el bien
¿Por qué a veces se hace tan difícil poner en marcha un proyecto bueno?


Por: P.Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net



Un proyecto bueno. Pensamos cómo llevarlo a cabo, acariciamos los beneficios que producirá en otros.

Damos los primeros pasos, y empiezan las dificultades. Pocos colaboradores. Uno que ayer dijo que sí hoy nos da una negativa. Faltan medios y dineros.

Con un poco más de esfuerzo, superamos las primeras barreras. Aparecen otras: permisos, burocracia, oposiciones, críticas.

¿Por qué a veces se hace tan difícil poner en marcha un proyecto bueno? En parte, porque algunos proyectos son de por sí difíciles. En parte, por ese misterio de la libertad humana, oscurecida por la presencia del pecado.

Ante este tipo de situaciones, existe el peligro de tirar la toalla, de darnos por vencidos. ¿Para que perder la calma, desgastarse en discusiones absurdas, dormir poco y arruinarse el hígado?



Sin embargo, hay proyectos que valen la pena y por los que hay que seguir adelante. No como imprudentes y testarudos, sino como personas dispuestas a dejarse piel y tiempo para poner en marcha algo que ayude a otros.

Por eso, para no atorarnos ante las dificultades, hace falta una dosis extra de esperanza y valentía. Cada obstáculo es afrontado en su verdadera entidad. Hay que derribar, uno a uno, los muros que se presentan.

Si, al final, el proyecto queda sumergido bajo la arena de los contratiempos, sentiremos pena, pero estaremos seguros de haber dado lo mejor de nosotros mismos.

Si, en cambio, llega el día de la victoria, daremos gracias a Dios por haber bendecido nuestro esfuerzo en algo bueno que sirva por un tiempo, así lo esperamos, para mejorar la vida de quienes viven a nuestro lado.









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