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Papa Francisco aprueba 4 causas de canonización
La Iglesia contará así con 36 nuevos nombres en el canon de los santos


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net



El 23 de marzo de 2017 el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a Su Eminencia el cardenal Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante dicha audiencia, el Santo Padre ha aprobado los decretos de sendos milagros obrado por Dios por intercesión de los Beatos Ángel de Acri y los Beatos Jacinta y Francisco Martos; también aprobó los votos favorables de la Sesión Ordinaria de cardenales y obispos miembros de la Congregación para la canonización de los siguientes beatos:

Cristóbal, Antonio y Juan, niños mártires, asesinados por odio a la fe en México en 1529.

Andrés de Soveral y Ambrosio Francisco Ferro, sacerdotes diocesanos, y Mateo Moreira, laico, y 27 compañeros mártires, asesinados por odio a la fe en Brasil el 16 de julio de 1645 y el 3 de octubre de 1645.

Ángel de Acri

Sacerdote Capuchino que supo llegar al corazón de las pobres gentes, campesinos y pastores en su mayoría, que malvivían trabajando de sol a sol, mientras los beneficios iban a parar a los señores. Les hablaba del amor de Dios con un mensaje sencillo, comprensible, despojado de retóricas y artificios, en conformidad con el espíritu franciscano. Obtuvo muchas conversiones. Fueron treinta y ocho años los que pasó predicando cuaresmas, ejercicios espirituales, misiones populares, etc., por muchas regiones de Italia, pasando por encima de penalidades y contratiempos. No se amilanaba a la hora de defender a los débiles. Denunciaba con pasión los abusos que cometían contra ellos lesionando sus derechos esenciales, y reclamaba a las autoridades civiles y a miembros de la nobleza el trato justo que merecían. Fue un gran confesor y pacificador. En el púlpito no le temblaba el pulso a la hora de condenar la gravedad de la conducta de los pecadores, aunque en el confesionario acogía a los penitentes con misericordia y piedad.



Fue beatificado en 1825 por el Papa León XII.

Los Pastorcillos de Fátima

El Beato Francisco Marto -nacido el 11 de junio de 1908 y muerto el 4 de abril de 1919-, y la Beata Jacinta Marto -nacida el 11 de marzo de 1910 y muerta el 20 de febrero de 1920- fueron testigos de las apariciones de la Virgen en Portugal en 1917.

Los hermanos Francisco y Jacinta fueron beatificados en el año 2000 por el Papa San Juan Pablo II.

El milagro que permitirá la canonización de ambos pastorcitos es la curación de un niño brasileño.



Ellos, junto con su prima Lucía, fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en Cova de Iría, en Fátima, entre mayo y octubre de 1917. Francisco tenía nueve años, Jacinta siete y Lucía diez.

En total, la Virgen se les apareció 6 veces. En la tercera aparición, el 13 de julio, la Virgen les reveló el Secreto de Fátima. Según las crónicas, Lucía se puso pálida y gritó de miedo llamando a la Virgen por su nombre. Hubo un trueno, y la visión terminó.

Durante el período de tiempo en que se produjeron las apariciones, los tres niños tuvieron que hacer frente a las incomprensiones de sus familias y vecinos, y a la persecución del gobierno portugués, profundamente anticlerical. Pero aceptaron esas dificultades con fe y valentía: “Si nos matan, no importa. Vamos al cielo”, decían.

Tras las apariciones, los tres pastorcitos siguieron su vida normal, hasta la muerte de Francisco y Jacinta.

Francisco mostró un espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, a pesar de su vida tan corta. Su gran preocupación era “consolar a Nuestro Señor”. Pasaba horas pensando en Dios, por lo que siempre fue considerado como un contemplativo.

Su precoz vocación de eremita fue reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el cual después de las apariciones “se escondía detrás de los árboles para rezar solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de los que lo llamaban”.

La vida de Jacinta se caracterizó por el Espíritu de sacrificio, el amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los pecadores. Llevada por la preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio al Corazón Inmaculado de María, de todo ofrecía un sacrificio a Dios.

Los Niños Mártires de Tlaxcala

Fueron beatificados el 6 de mayo de 1990, en la Basílica de Guadalupe de Ciudad de México, por San Juan Pablo II. Para la canonización no será necesario un milagro dado el voto positivo de los cardenales miembros de la Congregación para la Causa de los Santos y su aprobación por el Santo Padre Francisco.

Cristóbal, Antonio y Juan, mártires, que alegres dieron su asentimiento a la fe cristiana en tiempo de la primera evangelización de América.

El primero nacido en Atlihuetzía, Tlaxcala aproximadamente en 1515 era el hijo mayor y el predilecto de Acxotécatl -el cacique principal-. Cristóbal aprendía mucho de la doctrina cristiana al escuchar a los frailes franciscanos así que pidió el bautismo el cual le fue administrado días después. Tras bautizarse, exhortó a su padre y a su familia para que dejaran la embriaguez y la adoración de ídolos, causando la ira de su progenitor quien decidió quitarle la vida, así que lo tomo de los cabellos, lo tiro al suelo y le dio crueles golpes con un grueso palo de encina y luego mandó a que lo arrojaran a una hoguera.

Antonio y Juan nacieron el en pueblo de Tizatlán, entonces parte del señorío de Tlaxcala. Educados primero por franciscanos y luego por dominicos, los niños recolectaron ídolos en poblados de la región para luego destruirlos. Los pobladores de la región los sorprendieron y mataron a ambos niños con palos.

30 Mártires Brasileños

Fueron los primeros mártires en tierra brasileña, asesinados por calvinistas holandeses instalados en Brasil en esos días; fueron beatificados por San Juan Pablo II el 5 de marzo de 2000.

Sus martirios ocurrieron entre el 16 de julio y el 3 de octubre de 1645. En la primera fecha Andrés de Soveral, presbítero de la Compañia de Jesús, Domingo Carvalho junto a un grupo de fieles fueron cruelmente asesinados durante la celebración eucarística en la ciudad de Cunhaú, cerca de Natal, estado de Río Grande do Norte.

Menos de tres meses después, en Uruaçu, también cerca de Natal, Ambrosio Francisco Ferro, presbítero, Mateo Moreira, laico, y compañeros mártires fueron asesinados por holandeses, calvinistas de religión, quienes eran acompañados por un pastor protestante que les ofreció la vida a quienes apostataban, todos los que se resistieron a esta oferta fueron bárbaramente sacrificados.

Este grupo de mártires, de manera similar a los Niños Mártires de Tlaxcala, serán canonizados sin necesidad de la comprobación de un milagro obrado por su intercesión.

Las fechas en que se realizarán las ceremonias de canonización aún no han sido determinadas.

Fuentes:
ACI Prensa
News.va
Catholic.net

 







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