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¡Goza! disfruta a tus padres.
Dejar, no es sinónimo de abandonar, olvidar, desatender a tus padres, porque eso es ingratitud.


Por: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net



Goza, disfruta a tus padres, mientras los tengas, mientras Dios te los deje para que convivas con ellos. Aprovecha su experiencia, déjate guiar por sus consejos y experiencia…que eso te ayudará a madurar más y mejor.


Aunque seas mayor de edad siempre requerirás de una sugerencia u opinión, y sí has formado tu propia familia, recuerda que: Dejar, no es sinónimo de abandonar, olvidar, desatender a tus padres, porque eso es ingratitud. Y lo que tus hijos ven que haces con tus padres, tus hijos harán contigo cuando ellos sean adultos.


Busca siempre a tus padres por ayuda, consejos y sugerencias positivas. El cariño de tus padres ¡SIEMPRE! Lo necesitarás. Todos necesitamos de todos.


Los padres nunca podrán decir que ya terminaron su misión con sus hijos…LA MISION nunca termina y perdura hasta los nietos.


Trata a tus padres como quieras que tus hijos te traten a ti. San Francisco de Sales, nos enseña algo muy importante para la enseñanza del amor: “No sólo amar a los demás, sino que los demás sientan y se den cuenta que sí los amamos”.




No seas orgulloso, soberbio y arrogante, sé humilde y sencillo. Recuerda que Dios a través de tus padres te dio el don más preciado, la vida. Y todo lo que tienes y eres se lo debes a Dios y a tus padres.


Y si tus padres alguna o varias veces fallaron…perdónalos; tú no debes juzgarlos. Sólo ellos darán cuenta de sus errores. Sí quieres vivir en paz contigo mismo, perdona y libérate de las malas experiencias, y la felicidad florecerá en tu corazón.


Viniste al mundo para vivir positivamente y no llenarte de odio y rencor, viniste para superarte a ti mismo y ser mejor cada día por tu propio bien y de los que te rodean. Naciste para hacer felices a los demás y para ser feliz tú mismo.


¡HERMANO EN VIDA HERMANO!


“Si quieres hacer feliz a alguien que quieras mucho… díselo hoy, sé muy bueno en vida, hermano, en vida…                                                                                                                                                        Nunca visites panteones, ni llenes tumbas de flores, llena de amor corazones, en vida, hermano, en vida…” (Ana María Rabatté)



 







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