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La Eucaristia desafia a los cristianos a volver a la unidad
Reflexion por Juan Pablo II en una tradicional audiencia general con relacion a la division de los cristianos


Por: Anonimo | Fuente: Tiempos de Fe, Anio 3 No. 13, Noviembre - Diciembre 2000



Juan Pa­blo II comenzó este miércoles, en la tradicional audiencia gene­ral, un nuevo ciclo de intervenciones sobre lo que en alguna ocasión ha lla­mado el escándalo más grande de la historia del cristianismo: la división de los cristianos.

Con estas reflexiones, tras haber ha­blado en los últimos meses de Dios Tri­nidad y del gesto más grande de amor de Cristo, la Eucaristía, el pontífice pre­tende profundizar en un tercer argumen­to que, como él indicó en 1994, en la carta programática de preparación del año santo, caracteriza la celebración de este Jubileo del año 2000: la promoción de la unidad de los cristianos.

El drama

Las palabras que el pontífice dirigió a los 30 mil peregrinos que se encon­traban reunidos en la plaza de San Pe­dro, en una mañana gris de otoño, es­taban preñadas del dolor que provoca en un Papa la separación de los discí­pulos de Cristo y que tiene su mani­festación más evidente en la imposibi­lidad de que cristianos de diferentes Iglesias o Comunidades eclesiales se sienten juntos para partir el pan eucarístico.

De este modo, el pontífice, evocó aquellos pasajes de los Hechos de los apóstoles en los que los primeros cristianos se reunían para partir el pan y en los que se muestra "que la unión en la fe es la condición previa para la participación común en la Eucaristía".



Separación

A continuación, mostró que no tiene sentido el que los cristianos celebren unidos la Eucaristía, si no creen en lo mis­mo o si están peleados entre sí: el sacramento debe ser "vínculo de comu­nión y de amor entre aquéllos que se han sentado en la úni­ca mesa de la Palabra y de la Eucaris­tía", dijo el Santo Padre.

"Por consiguiente -aclaró citando el "Directorio ecuménico" (puede consultarse en inglés o francés en la página web del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos) -la comu­nión eucarística está inseparablemente ligada a la comunión plena eclesial y a su expresión visible".

"Ahora bien - siguió explicando Juan Pablo II -, el Bautismo es la raíz profunda de una unidad fundamental que une a los cristianos a pesar de sus divisiones".

Gestos hacia la unidad



"Por eso, si bien la participación en la misma Eucaristía sigue quedando excluida para los cristianos que toda­vía están divididos, es posible introdu­cir en la celebración eucarística, en ca­sos específicos previstos por el "Direc­torio ecuménico", algunos signos de participación que ex­presan la unidad existente y apuntan hacia la plena comu­nión de las Iglesias en torno a la mesa de la Palabra y el Cuer­po y Sangre del Señor".

En concreto, el Papa citó dos gestos: la posibilidad de que en ocasiones excep­cionales y con el per­miso del obispo "un miembro de otra Iglesia o Comunidad eclesial desempeñe la función de lec­tor durante la celebración eucarística de la Iglesia Católica", y la posibilidad de que los católicos participen en los sacramentos de la penitencia, de la Eucaristía y de la unción de los enfer­mos en las Iglesias orientales, cuando les sea materialmente imposible reci­birlos en el seno de su comunidad.

Un desafío

Ahora bien, según el Papa, el drama de no poder recibir juntos la Eucaristía no debe desalentar a los cristianos -ni a los católicos ni a los cristianos de las demás confesiones -. Se trata de una situación que debe "transformarse en un llamamiento a la purificación, al diálogo, al camino ecuménico de las Iglesias".

"La Eucaristía es, de este modo, un desafío y una provocación en el cora­zón mismo de la Iglesia para recordar­nos el intenso, el extremo deseo de Cris­to: "Que sean uno"", concluyó.







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