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La Unesco declara que el Yoga es patrimonio inmaterial de la humanidad
Ante este anuncio, conviene ir más allá de los beneficios que se le achacan a su practica. Es necesario discernir de qué se trata realmente,


Por: n/a | Fuente: R.I.E.S. (Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas) // Catholic.net



El yoga ha sido inscrito el  1 de diciembre de 2016, en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, tal como ha anunciado la Unesco. Según leemos en La Información, la decisión fue tomada por la undécima asamblea de la Unesco reunida desde el 28 de noviembre al 2 de diciembre en Adís Abeba (Etiopía).

“La filosofía subyacente a la antigua práctica del yoga en India ha influido en numerosos aspectos de la sociedad de ese país, que van desde la salud y la medicina hasta la educación y las artes”, indicó la organización con sede en París. “Basado en la unificación de la mente, el cuerpo y el alma, la práctica del yoga mejora “el bienestar mental, físico y espiritual de las personas”, agregó la Unesco.

La víspera, la Unesco declaró la rumba cubana, el merengue dominicano y las Fallas de Valencia Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. El festival de El Callao de Venezuela y la charrería de México también podrían entrar en esta prestigiosa lista representativa de diferentes tipos de patrimonio vivo.

Efectos en la salud humana

Aseguran que el yoga tiene efectos positivos sobre la depresión leve y los problemas de sueño, incluso en ausencia de medicación, así como la esquizofrenia y el TDAH en pacientes que siguen tratamiento farmacológico, según una revisión de la relación de esta práctica en trastornos psiquiátricos, publicada en Frontiers in Psychiatry.

Así, los autores de la revisión han explicado que su objetivo era el de comprobar los beneficios de esta práctica sobre determinadas enfermedades, tal y como se había considerado hasta el momento.



De este modo, un estudio recogía que el yoga influye en elementos clave del cuerpo humano que desempeñan un papel importante en la salud mental, de manera similar a los antidepresivos y la psicoterapia. Mientras, otra investigación revelaba que este tipo de ejercicio afecta a los neurotransmisores, la inflamación, el estrés oxidativo, los lípidos, y factores de crecimiento.

Para uno de los autores del estudio, el doctor P. Murali Doraiswamy, profesor de Psiquiatría y Medicina en la Duke University Medical Center, situada en Estados Unidos, todas estas evidencias científicas apoyan la práctica de este tipo de ejercicio.

Una mirada en profundidad

Ante este anuncio, conviene ir más allá de los beneficios que se le achacan a la práctica del yoga y es necesario discernir de qué se trata realmente, como han repetido algunos autores en varios artículos en los que, en estos últimos años, han contribuido a la discusión sobre el tema.

En su artículo “Yoga y Cristianismo, ¿son compatibles?”, Joel S. Peters explica que “no puedo negar que el yoga produce efectos físicos en la gente, pero sospecho que sus efectos espirituales deben ser más sutiles y por ende más esquivos de identificar. Téngase en cuenta que los seres humanos somos espíritus encarnados, de modo que cuando nos involucramos en una actividad espiritual ella debe naturalmente producir algún tipo de resultado”.

James Manjackal, en el artículo "¿Por qué el Yoga, en la filosofía y en la práctica, es incompatible con el Cristianismo?" afirma: "El yoga es incompatible con la espiritualidad cristiana porque es panteísta (al decir "Dios es todo y todo es Dios"), y sostiene que existe una realidad única y todo lo demás es ilusión o Maya. Si sólo existe una realidad y todo lo demás es ilusorio, no puede haber ninguna relación ni amor".



Hay que tener en cuenta que el yoga, como en general la religiosidad hindú, cae en la desvalorización del trabajo en el mundo y de las realidades sociales, en la despreocupación total de la promoción humana y socio-cultural propia y de los demás, así como en la creencia en la reencarnación de las almas y en la reducción del perfeccionamiento humano al autodominio sin oración ni apenas resquicio para la intervención de la gracia divina.

¿Tiene la iglesia católica algo que decir formalmente sobre el yoga?

»Sí. En la Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana, de 1989 (de ahora en adelante: “Aspectos”), la Congregación para la Doctrina de la Fe se centra en varias prácticas espirituales orientales y en su inclusión en la vida espiritual de los cristianos. En una nota al pie de página en el número 2, Aspectos afirma específicamente que "Con la expresión ‘métodos orientales’ se entienden métodos inspirados en el Hinduismo y el Budismo, como el ‘Zen’, la ‘meditación trascendental’ o el ‘Yoga’. De modo que claramente, el magisterio tiene en su mente al yoga al afrontar la cuestión de los cristianos que utilizan prácticas espirituales orientales.

»No obstante que este documento no condena expresamente al yoga, recomienda repetidamente prudencia en el uso de prácticas espirituales, meditativas o místicas que estén desprovistas de un contexto claramente cristiano. Por ejemplo, el número 12 afirma: "estas propuestas u otras análogas de armonización entre meditación cristiana y técnicas orientales deberán ser continuamente cribadas con un cuidadoso discernimiento de contenidos y de método, para evitar la caída en un pernicioso sincretismo".

»También afirma que los aspectos corporales (como, por ejemplo, las posturas en el yoga) pueden afectar nuestra espiritualidad: "La experiencia humana demuestra que la posición y la actitud del cuerpo no dejan de tener influencia sobre el recogimiento y la disposición del espíritu. Esto constituye un dato al que han prestado atención algunos escritores espirituales del Oriente y del Occidente cristiano". (#26)

¿Y los beneficios de la salud del yoga?

Pero ¿no es posible lograr los beneficios corporales del yoga dejando de lado los aspectos religiosos? Esta pregunta es engañosa y revela cierta ignorancia por parte de quien la formula. Es engañosa porque presupone que puede plantearse una dicotomía entre las posturas físicas del yoga y su espiritualidad subyacente; revela ignorancia porque el cristiano practicante que la pregunta, muy probablemente no ha investigado previamente al yoga. Si lo hubiese hecho, debería haberse dado cuenta que es, en su verdadera naturaleza, una práctica de la religión hindú.

Por último, cabe destacar que bajo la pantalla del yoga actúan muchos grupos sectarios que aprovechan la popularidad de la técnica para el proselitismo, la captación y la generación de dependencia y de procesos de abuso psicológico en sus adeptos.


La idea central de este artículo es de autoría P. Luis Santamaría, miembro de la RIES (Institución aliada a Catholic.net).  El texto fue editado para adecuarloo a la línea editorial y al contenido de Catholic.net

 







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