Ximena Magallón Gálvez, era una bebé recién nadida cuando estuvo al borde de la muerte
Por: María Ximena Rondón | Fuente: ACI Prensa
Ximena Magallón Gálvez nació el 8 de septiembre del 2008 en Estados Unidos. Cuando tenía un mes de edad, sus padres la llevaron a la ciudad de Sahuayo, ubicada en el estado de Michoacán (México) donde nació el beato José Sánches del Río. A los 15 días la bebé empezó a tener fiebre. Su pediatra la trató pero no mejoraba. Le sacaron una radiografía para descartar una neumonía. Fue internada en el Hospital Santa María de Sahuayo y a los tres días le dieron de alta. Sin embargo, la fiebre no bajaba.
Entonces sus padres la llevaron al estado de Aguascalientes para buscar una segunda opinión. El caso de Ximena fue asumido por el Dr. Rosendo Sánchez. Este médico les recomendó que internaran a la bebé nuevamente en Sahuayo porque creyó que se trataba de una neumonía atípica. Ximena regresó al hospital y el Dr. Adán Macías indicó que podría tener neumococo. Los padres llamaron al Dr. Rosendo, que les pidió traerla de urgencia a Aguascalientes.
Paulina, la mamá, comentó que al ver que la salud de su hija se agravaba decidieron bautizarla. De vuelta en Aguascalientes, los médicos descubrieron que Ximena tenía el pulmón derecho lleno de líquido y le hicieron un broncoscopio. La familia regresó a Sahuayo y la bebé no mejoraba.
“Pasamos dos meses con esa pesadilla y (los médicos) no sabían qué pasaba pues no respondía a ningún tratamientos. Pensaron que su píloro tenía una fisura y que por ahí se pasaba la leche al pulmón (…) Tendrían que operarla”, narró la madre.
Un día antes de la operación, Ximena empeoró. Le hicieron una radiografía y una punción pleural: tenía líquido en uno de sus pulmones.
“El Dr. Rosendo habló con nosotros y nos informó que tendría que someterla a una operación muy delicada ya que podría desangrarse y morir. Consentimos y le dijimos que hiciera lo necesario para salvar a Ximenita y que la entregábamos en las manos de Dios”, expresó Paulina.
Tras la operación el médico analizó un pedazo de pulmón y dijo a los padres de Ximena que ella podría tener tuberculosis.
“Cuando nos dijeron que efectivamente era tuberculosis y nos la llevaron al cuarto, la note rara, con su mirada fija y ausente. Le hablamos, pero no reaccionaba. Le comente al doctor que la veía mal, no era mi bebé porque ella era risueña de antes”, señaló la madre.
La bebé volvió a ser sometida a una terapia intensiva. Al día siguiente, cuando su madre fue a verla le dijeron que Ximena había convulsionado. Cuando la vio, Paulina empezó a rezar y la criatura volvió a convulsionar. Las enfermeras la inyectaron pero no paraba. Le hicieron una tomografía pero no mejoraba.
Paulina pidió ver a su hija. Antes de entrar al cuarto donde estaba, la doctora “me dijo que mi bebe ya estaba en vida vegetal y que iniciara los trámites correspondientes. Llegó el Dr. Rosendo y llorando le pedí por favor salve a mi hija. La indujeron en coma y nos dieron 72 horas para ver si viviría, ya que el 90% de su cerebro estaba muerto”.
“Fuimos a misa todos los días para pedirle a Dios y a Joselito que intercediera por mi bebe, que me hicieran el milagro...”, manifestó.
“Antes de desconectarla, les pedí que me dejaran estar con ella y la abrace, la desconectaron. En ese momento puse a mi bebé en manos de Dios y la intercesión de Joselito y en eso abrió sus ojos y me sonrió”. Ximena miró a los doctores “y empezó a reírse con ellos”. Ellos “no podían explicar lo que había pasado, porque ya estaba hecho todo medicamente y es ahí cuando afirman que fue un milagro”.
Los médicos se llevaron a Ximena para hacerle una tomografía y un encefalograma. Se dieron con la sorpresa de que el 80 por ciento de su cerebro estaba recuperado. Al día siguiente volvieron a examinarla y el cerebro ya estaba totalmente sano.
Dijeron que la bebé no podría succionar. Sin embargo, cuando su madre le dio el biberón ella bebió once onzas. Los doctores estaban atónitos. Creyeron que si Ximena sobrevivía probablemente no podría caminar ni hablar, ver o escuchar debido a las secuelas del infarto cerebral que sufrió.
Contra todas las predicciones de los médicos, Ximena se recuperó totalmente y está “perfectamente bien gracias a Dios y a la intercesión de Joselito. Damos, infinitamente, gracias a Dios Todopoderoso por este milagro y al Beato Mártir José Sánchez del Río por plena intercesión”.
Luego de realizados todos los estudios necesarios sobre el caso, el pasado 21 de enero de 2016, el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos la promulgación del decreto que reconoce este evento como un milagro obrado por Dios por intercesión de José Sánchez del Río.
Artículo originalmente publicado en ACI Prensa