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La Renovación Carismática
Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente, una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.


Por: Escuela de la Fe | Fuente: Tiempos de Fe



La Renovación Carismática

*El Concilio impulsó la renovación de la Iglesia
*Todo cristiano ha recibido muchos dones del Espíritu Santo
*Los carismas son gracia del Espíritu para el bien de la Iglesia

Cuando recientemente se renovaron las pinturas de la Capilla Sixtina en Roma, los restauradores comenzaron a quitar el polvo; luego se dieron a la tarea de resanar lo agrietado y reconstruir lo perdido. Finalmente repasaron los colores, hasta dejar al descubierto la belleza de la obra primitiva tal como la pintó Miguel Ángel.

De idéntica manera, el Concilio Vaticano II impulsó la renovación del la Iglesia, despertando en muchos cristianos, propósitos de mayor autenticidad y despojo de formulismo y rutinas que ya no decían nada.

A partir de entonces se ha extendido el autodenominado movimiento de la renovación de Vida en el Espíritu, o renovación carismática. Para revivir la experiencia que los apóstoles tuvieron en Pentecostés, y renovar el ardor carismático de la Iglesia primitiva en la que se palpaba el poder del Espíritu, invita a redescubrir el tesoro a veces desapercibido del propio bautismo y a recargar el corazón con los dones y frutos del Espíritu Santo.



Lo de renovación lo entendemos más o menos todos. Pero lo de carismática no tanto. Carisma en griego significa “don gratuito”. Todo cristiano pues como hijo de Dios ha recibido muchos dones de Él.

Los llamados carismáticos no son los únicos poseedores de los dones que Dios regala, aunque el uso, da el nombre a esta corriente de gracia porque está revalorando nuevamente esos dones que el Señor regala a toda la Iglesia.

Esta renovación carismática tiene muchos puntos positivos. Como se explican por si mismos, mencionamos los siguientes:

*Ha despertado un gran amor a la Sagrada Escritura.

*Ha impulsado a muchos a una profunda vida de oración.



*Ha difundido un estilo de oración alegre y comunitario de alabanza.

*Ha descubierto la presencia y la acción del Espíritu Santo.

*Ha contribuido a una mayor valoración de los sacramentos del bautismo y confirmación.

Desgraciadamente, como en muchos movimientos, algunas personas no han logrado evitar ciertos riesgos. Lo mas importante es Sentir con la Iglesia; recordar que todos formamos parte del mismo cuerpo y que cada uno tiene una misión o vocación específica; lo que para algunos puede ser una forma de espiritualidad profunda, para otros puede parecer algo superficial y viceversa. Bien lo dice San Pablo, los dones son distintos pero el Espiritu es el mismo.

Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente, una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.

Por esta razón aparece siempre necesario el discernimiento de carismas. Ningún carisma dispensa de la necesidad de acompañamiento de parte de los pastores de la Iglesia. A ellos compete sobre todo, no apagar el Espíritu, sino examinarlo todo y quedarse con lo bueno, a fin de que todos los carismas cooperen, en su diversidad y complementariedad, al “bien común”.

 

 

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