Pomposa, Santa
Por: Cristina Huete García // Alban Butler | Fuente: hagiopedia.blogspot.com // Vida de los Santos
Virgen y Mártir
Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santa Pomposa, virgen y mártir, la cual, durante la persecución por los sarracenos, sabedora del martirio de santa Columba, salió a escondidas del monasterio cordobés de Peñamelera y confesó intrépida a Cristo ante el juez, siendo inmediatamente degollada ante las puertas del palacio y consiguiendo así la palma del martirio († 853).
Nació en Córdoba en el seno de una familia cristiana. Su familia fundó el monasterio doble de Peñafiel de Peñamelaria (Córdoba). Ella vivió en el monasterio en régimen laico con algunos miembros de su familia, aunque sus hermanos y otros parientes habían ingresado en él. Era abad el monje san Félix y capellán el futuro san Félix.
Pomposa pronto sintió la llamada religiosa e ingresó en el monasterio donde acreditó su sencillez y su modestia. Se dedicó al estudio de las Sagradas Escrituras junto a su amiga santa Columba de Córdoba. Era humilde y paciente, ayunaba con frecuencia procurando ser fiel a su profesión religiosa. Sintió la necesidad de morir mártir y por ello tuvo que ser vigilada por su familia.
Cuando supo la heroica muerte de su amiga santa Columba se inflamó en el deseo inmenso de imitarla, Y ocurrió que una noche, después del oficio nocturno, uno de sus hermanos, contra la costumbre, abrió la puerta del monasterio, quitó la llave y dejó la puerta atorada solamente con una pequeña cuña. Pomposa se dirigió silenciosamente a la puerta, la abrió y salió. En la bóveda celeste brillaban las estrellas como lámparas. Tal vez nuestra santa, nutrida en la Sagrada Escritura, se preguntaba en qué combate tantos guerreros allá arriba hacían brillar sus luces como los soldados de Gedeón (Jue 7,20) o bien, pensaba que ese hormiguero de luces era un escuadrón de vírgenes que hacían honor al Esposo (Mt 25).
La virgen llegó de mañana a Córdoba, después de una marcha penosa por los caminos empedrados. Se presentó al juez, dio testimonio de su fe y escarneció al profeta impúdico, Mahoma. Se le dio muerte mediante un golpe de espada, ante las puertas del palacio. La decapitaron el 13 de las calendas de octubre, el año 891 de la Egira (19 de septiembre de 853). Su cuerpo fue arrojado al río Guadalquivir, pero fue recuperado y enterrado. Al término de veinte días, los monjes lo transportaron al santuario de Santa Eulalia, en donde lo depositaron a los pies de santa Columba.