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Apolinar Franco, Tomás de Zumárraga 4 compañeros, Beatos
Sacerdotes y Religiosos Mártires, 12 de septiembre


Por: Cristina Huete García | Fuente: hagiopedia.blogspot.com



Sacerdotes y Religiosos Mártires en Japón

Martirologio Romano: En Ômura en Japón, beatos Apolinar Franco, de la Orden de los Hermanos Menores, Tomás de Zumárraga, de la Orden de Predicadores, sacerdotes, y cuatro compañeros, mártires, que por odio a la fe cristiana fueron encarcelados y quemados vivos ( 1622).

Los compañeros son:  beatos Francisco de San Buenaventura y Pedro de Santa Clara, religiosos de la Orden de Hermanos Menores, Domingo Magoshichi y Mateo de Santo Tomás Chiwiato, religiosos de la Orden de Predicadores.

Fecha de beatificación: 7 de mayo de 1867, entre los 205 mártires de Japón, por el Papa Beato Pío IX

Breve Reseña


Junto con Tomás de Zumárraga, Francisco de San Buenaventura, Domingo de Fiunga. Durante la persecución religiosa que tuvo lugar en Japón entre 1617 y 1632 centenas de cristianos sufrieron martirio, las más variadas formas de tormentos, como ahorcados, crucificados, decapitados, quemados, arrojados al mar, sumergidos en agua helada o hirviendo, prensados en vigas, expuestos a serpientes… Entre los cuales se encuentran el comisario de la Orden franciscana en Japón, Apolinar Franco y sus 44 compañeros, 17 frailes franciscanos, 27 de la tercera orden, gran parte de ellos en Nagasaki, donde el año 1597 tuvo lugar el martirio de san Pedro Bautista Blázquez (6 febrero). La montaña de Nagasaki es para la orden franciscana su Gólgota y su Tabor, en ella, la fe y el amor de sus hijos venció el odio y el furor.

Apolinar Franco, nació en Aguilar de Campoo (Valladolid). Estudio Derecho en Salamanca. Ingresó en los franciscanos de esta ciudad. Era un gran canonista y muy versado en moral, sobresalía por su austeridad, mortificación y contemplación. Por un gran deseo suyo fue enviado a las misiones orientales; llegó a Manila en 1602, y luego enviado a Japón (1614). En este mismo año llegó la orden de destierro de los misioneros y de los cristianos más significados, del que logró evadirse, pasando a las montañas cercanas a Nagasaki, donde animó a los cristianos perseguidos, reconcilió a los apostatas y bautizó a numerosos infieles. Fue nombrado comisario provincial  (1616) y siguió con su actividad apostólica. Junto a un religioso dominico y otro agustino fundó una obra pía para cuidar a los niños abandonados.



Fue arrestado en 1617 con siete de sus catequistas y otros cristianos, donde pasó dos años de penalidades, ejerciendo su ministerio siempre que le fue posible. En 1619 fue encerrado en la horrible prisión de Ômura. que el mismo Apolinar describe: “tres brazos de largo y dos de ancho, a manera de jaula…; los maderos son cuadrados, dos dedos apartados uno de otro, y un agujero como el círculo de una escudilla, cuanto cabe el sustento que nos van a dar a comer, que es una vez al día, una escudilla de arroz malo… y con esto estamos muy contentos”.

 En 1621 todos los sacerdotes o religiosos fueron centrados en la cárcel de Ômura para ser vigilados mejor. Ellos por su parte, se alegraron de ello y la convirtieron en un convento, establecieron un noviciado, admitiendo a los cristianos más fervorosos dándoles la profesión. Esto duró hasta agosto de 1622, en que supieron su condena a muerte. Antes de separarse para ir unos a Nagasaki, quedando otros en Ômura, y se consolaron y confesaron unos a otros. 

Beato Tomás de ZumárragaTomás de Zumárraga nació en Vitoria (Álava, España) en 1567. Ingresó en los dominicos del convento de Santo Domingo de su ciudad natal donde profesó en 1594. Terminó sus estudios en Valladolid y fue ordenado presbítero. Cuando tenía 25 años, se ofreció para ir como misionero a Filipinas con otros 13 compañeros más. Nada más llegar (1602), pidieron misioneros para el Japón. Tomás, no lo dudó, y se ofreció, con otros cuatro más, para entrar en el Imperio del sol naciente en el primer grupo encabezado por el padre Francisco Morales. Aunque fue llamado a Filipinas para que informase del estado de la misión, se vio obligado, por las tormentas, a regresar a tierra japonesa. Fue superior de la misión por la región de Nagasaki, Saga y Kyoto.

Las relaciones con el emperador del Japón eran, al principio, muy buenas. Y sucedió que, después de 12 años, se enturbiaron las relaciones por causa de los bonzos budistas. Todos los misioneros fueron deportados del país. Pero Tomás se las ingenió para quedarse escondido y no marcharse. Tres años estuvo trabajando en la clandestinidad, jugándose la vida todos los días en Nagasaki, hasta que fue encarcelado en la prisión de Suzuta en 1617, pero continuó allí trabajando con un grupo de cristianos. Fruto de esta labor fueron las abundantes conversiones que le acarrearon que el día 12 de septiembre de 1622, Tomás Zumárraga fue sacado de la cárcel con diez compañeros más. Amarrado con cuerdas, lo llevaron andando 3 kms. hasta la colina de Hokobaru, en la zona de Ômura, donde los quemaron lentamente en una pira, mientras Tomás pedía perdón a Dios por sus verdugos.

 









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