Juan Yi Yun-il, Santo
Por: n/a | Fuente: Año Cristiano BAC 2002
Catequista y Mártir
Martirologio Romano: En la aldea de Daegu, en Corea, san Juan Yi Yun-il, mártir, que, siendo padre de familia, campesino y catequista, hubo de soportar azotes y luxación de todos sus miembros, manteniéndose constante en la fe cristiana, con lo que alcanzó con buen ánimo el martirio al ser degollado. Fue la última víctima de la gran persecución en esta nación († 1867).
Fecha de beatificación: 6 de octubre de 1968 por el Papa Beato Pablo VI
Fecha de canonización: 6 de mayo de 1984 por el Papa San Juan Pablo II
Variante del nombre: Juan Ni Youn-il
En la persecución coreana contra la Iglesia los fieles seglares, como ya queda dicho en otro lugar, pese a que su conversión al cristianismo era reciente, demostraron una fe profunda y seria, y por ello concurrieron a la palestra a luchar por el evangelio con su testimonio martirial junto con sus misioneros.
Tal día como hoy, 21 de enero, del año 1867 padeció martirio en el pueblo de Toi-Kon un seglar llamado Juan Yi Yun-il. Tenía 45 años de edad y se había acreditado ante los misioneros como para encomendarle el cargo de catequista de los niños y de los catecúmenos, cargo que él desempeñaba con gran celo. Estaba casado y era padre de familia. Se ganaba la vida como agricultor.
Cuando fue arrestado, se quiso a todo trance conseguir su apostasía, ya que si el catequista apostataba, ello sería buen argumento para conseguir que otros fieles lo hicieran. Por ello fue atrozmente atormentado. Primero fue molido a palos, recibiendo innumerables azotes que lo dejaron maltrecho, y como esto no fue suficiente para que apostatara se le descoyuntaron los huesos, lo que le produjo dolores terribles. El mártir soportó con viva fe y gran paciencia los tormentos, teniendo delante de su alma los dolores de Cristo en su pasión y ofreciendo al Señor su vida en gratitud por el don de la fe y la redención que de Él había recibido. No vaciló un momento en su confesión cristiana y admiró a todos la alegría que mostraba de padecer por Cristo. Consumó su martirio cuando su cabeza fue separada de un tajo de su cuerpo, volando al cielo su hermosa alma.
La comunidad cristiana conservó el recuerdo de éste, como de los otros mártires, y por ello su nombre estuvo en la lista dorada de los 103 mártires de Corea que canonizó en Seúl el papa Juan Pablo II el día 6 de mayo de 1984.
Autores: Lamberto de Echeverría (†),
Bernardino Llorca (†)
y José Luis Repetto Betes Editorial:
Biblioteca de Autores Católicos (BAC)
Tomo I Enero ISBN 978-84-7914-630-3