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El Papa: "Ignorar el sufrimiento del hombre es ignorar a Dios"
El Papa señala la parábola del buen samaritano e indica que para obtener la vida eterna hay que amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.


Por: Rocío Lancho | Fuente: Zenit



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha compartido una semana más la mañana de este miércoles, con los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro. Venidos de todas las partes del mundo, los peregrinos han recibido al Santo Padre con alegría y entusiasmo, agitando sus banderas y los carteles con mensajes de cariño y cercanía al Pontífice. Así, él ha recorrido en papamóvil los pasillos de la plaza para saludar y bendecir de cerca a los presentes.

La parábola del buen samaritano ha servido al Santo Padre para la reflexión en su catequesis. Así, en el resumen hecho en español ha indicado que esta parábola “nos enseña que para heredar la vida eterna tenemos que amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”. El amor cristiano –ha explicado– es un amor comprometido que se hace concreto en la vida. Asimismo, ha precisado que “en los gestos concretos de misericordia del buen samaritano reconocemos el modo de actuar de Dios, que se ha revelado en la historia por medio de acciones marcadas por la compasión”. El Papa ha indicado que Dios “no ignora nuestros dolores y sabe cuánto necesitamos de su ayuda y consuelo, se hace cercano y no nos abandona nunca”. El verdadero amor –ha observado– tampoco hace distinciones entre personas, sino que ve a todos como prójimos que necesitan de nuestra ayuda y cercanía.

Por lo tanto, ha concluido el Santo Padre, si queremos heredar la vida eterna, no podemos ignorar el sufrimiento de los hombres, si lo hiciéramos estaríamos ignorando a Dios.

A continuación el Pontífice ha saludado a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. A ellos les ha pedido acoger “la llamada de Jesús a ser buenos samaritanos y a hacernos siervos los unos de los otros, como Él nos ha enseñado”.

Después de los saludos en las distintas lenguas, ha dedicado unas palabras en especial para los jóvenes, enfermos y recién casados. A los jóvenes les ha pedido que sean siempre fieles al bautismo testimoniando la alegría que viene del encuentro con Jesús. Para los enfermos ha deseado que miren a “Aquel que ha vencido a la muerte y que nos ayuda a acoger los sufrimientos como ocasión de redención y de salvación”. Finalmente ha invitado a los recién casados a “pensar y vivir la cotidiana experiencia familiar con la mirada del amor que todo excusa y todo soporta”.









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