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La red dice destinar tejidos y órganos de fetos abortados a la investigación científica – pero hay indicios de que el interés es sólo el propio lucro

El fracaso de la investigación con embriones y los argumentos de Planned Parenthood
Los tejidos de los bebes no son usados para transplantes, ni para tratamientos, ni para vacunas, ni para investigaciones médicas .


Por: http://es.aleteia.org | Fuente: http://es.aleteia.org



La red norteamericana de clínicas de aborto Planned Parenthood, cuyos directivos fueron grabados con cámara oculta negociando tejidos y órganos de fetos abortados, intentó defenderse alegando que esa actividad tenía como objetivo “el progreso científico” y “la cura de enfermedades”. Esa frágil y genérica justificación ha sido cuestionada seriamente.

Ahora, se suma a los cuestionamientos un artículo, publicado en el diario The Washington Times, de Bill Cassidy, médico y senador del Estado de Louisiana, y David Prentice, profesor de genética médica y molecular y director de investigación del Instituto Charlotte Lozier.

Ellos afirman que los tejidos de los bebés abortados por la gigante organización norteamericana no son usados para transplantes, ni para tratamientos, ni para vacunas, ni para investigaciones médicas.

Los tejidos fetales, recuerdan Cassidy y Prentice, tienen una llamativa historia de ineficacia y fracaso en sus intentos de tratar diversas enfermedades:

Diabetes: En la década de 1930, los Estados Unidos comenzaron a usar tejidos fetales para tratar la diabetes, sin éxito. En 1991, la Unión Soviética y China intentaron tratar a 1.500 personas diabéticas de la misma manera, con sólo el 2% de resultados positivos. Hoy, la diabetes es tratada con insulina y otros medicamentos. Tuvo cierto éxito con el uso de células madre adultas, pero no fetales.



Enfermedades del hígado: Igualmente decepcionantes, en el periodo de 1960 a 1990, los varios intentos de usar células madre de bebés abortados. En cambio las células madre adultas resultaron eficaces hasta incluso en el tratamiento de bebés dentro del útero.

Mal de Parkinson: Hubo tentativas de usar tejidos fetales en este tratamiento entre 1988 y 1994. ¿El resultado? Pacientes que se retorcían, sin poder controlar los propios movimientos. Nuevamente, en contraste con el fracaso del uso obstinado de células madre fetales, se lograron progresos con el uso de las células madre adultas, así como con los tratamientos homeopáticos.

Vacunas: En la década de 1940, los tejidos fetales eran el único tejido humano cultivado con éxito en el laboratorio. Hoy, sin embargo, la ciencia sabe producir vacunas más eficaces con otros tipos de células, cuyo cultivo, además, es más sencillo. Es el caso de las vacunas contra la poliomielitis. “Ningún tejido fetal es necesario para esas vacunas, ni hoy, ni en el futuro”, asegura el Centro de Control de Enfermedades, de los Estados Unidos.

Ébola: La nueva y eficaz vacuna contra el virus del ébola no recurre al uso de ningún tejido fetal.

La Planned Parenthood insiste en alegar que los tejidos humanos retirados de fetos abortados “sirven para estudiar enfermedades y para impulsar el progreso científico, pero es significativo que tales declaraciones no citen ningún resultado específico: solamente promesas genéricas, enraizadas en una ciencia que ya es anticuada”, afirma el artículo de Cassidy y Prentice.



Los dos científicos también recuerdan que el profesor japonés Shinya Yamanaka, ganador del Premio Wolf y el Premio Nobel de Medicina, descubrió las células madre pluripotentes inducidas, que pueden ser producidas con otros tejidos humanos y son capaces de producir otras células en cantidad ilimitada. Ese descubrimiento vuelve innecesario recurrir a las células madre embrionarias o fetales.

Debido a la cada vez más evidente falta de fundamento de la Planned Parenthood para justificar sus prácticas tan cuestionadas, la organización está perdiendo sus abultados fondos que los estados norteamericanos destinaban antes para sus “servicios de salud reproductiva” (léase aborto).

Es lamentable que haya sido necesaria una tan grande masacre de vidas humanas en su etapa de desarrollo más frágil para que las autoridades de Estados Unidos empezaran a despertar de su profundo sueño ideológico.

 







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