Hermanas Siervas de la Caridad
Por: Jorge E. Cadena F | Fuente: Hermanas Siervas de la Caridad
El Sr. Antonio Alvear en su libro ENTRE LA HISTORIA Y EL SENTIMIENTO, nos narra detalladamente, cuando, como y para qué llegaron las Hermanas Siervas de la Caridad a nuestro país hace (17 años) 25 años.
La semilla de la Comunidad de las Hermanas Siervas de la Caridad se origina en Brescia Italia, cuando un 6 de Noviembre del año 1813 nace la niña Paola en el seno del hogar del Noble Caballero Clemente Di Rosa y la Condesa Camila Albani de la ciudad de Bérgamo.
Paola fue atendida espléndidamente por su madre hasta los 11 años con atenciones y cuidados amorosos de Doña Camila quien falleció a los 38 años.
Pues a partir de este duro y doloroso revés, la niña Paola soportó con fortaleza y espiritualidad, encontró consuelo en nuestra madre María, devoción incentivada por su madre.
Luego de un año de la muerte de Doña Camila, el Caballero clemente interna a su hija en el Colegio de las Hermanas de la Visitación de Brescia, donde afrontó problemas de salud, celos y envidias de sus compañeras que veían en Paola comportamientos que le distinguían por sus talento, bondad, altruismo y dones de caridad, características notables que le identificaban a Paola.
Terminado el colegio Paola se dirige al Santuario de la Gracia, allí postrada a los pies de la virgen renueva ardorosamente su promesa de entregarse por completo al Señor Jesús.
Atraído por su belleza un joven noble la pretende en matrimonio, a lo que Paola rechaza y posteriormente le hará conocer a su padre la decisión de servir a Jesús.
A los 18 años su padre le encarga la dirección y administración de una fábrica de textiles, en Acquafreda, patrimonio de la familia. Su desempeño fue exitoso sin más instrumentación que su sentimiento cristiano y la práctica de la caridad. En la empresa logró conciliar las exigencias de la productividad hilandera con la comprensión de las obreras llevando con alivio la dureza del trabajo porque más pudo el amor.
En 1840 el Director del Hospital Civil de Brescia solicita oficialmente a Paola Di Rosa integrarse a esta institución de salud. Es el momento de hacer conocer a su Padre, la decisión de entregarse por entero al servicio de Jesús de Nazaret (Brescia 26 de Agosto de 1839)
En el camino del servicio a los demás encontró muchas dificultades, especialmente de envidia de parte de galenos que veían en Paola un exceso de caridad hacia los demás.
En 1836 soportó un desate del cólera que se prolongó por algunos años. Y nunca faltó la caridad para los enfermos del cólera.
A raíz de la dolorosa y trágica experiencia hospitalaria, Paola Di Rosa, el 18 de Mayo de 1840, funda la “Piadosa Unión Siervas de la Caridad” agrupando a 32 compañeras quienes la designan superiora, trascendiendo en el tiempo como las primeras Siervas de la Caridad laicas.
En 1848 Austria invade Italia, este grupo de voluntarias soportan los horrores de la guerra y ayudan a los heridos y asisten a los moribundos que yacían en los hospitales de campaña.
Luego Paola viaja a Roma portando las Constituciones o documentación requerida para tener su aprobación eclesiástica. El Santo padre después de darse el tiempo necesario para el estudio y decisiones. El 22 de Diciembre del año 1850 aprobó las constituciones modificando solamente la denominación y determinando sea “Instituto Siervas de la Caridad”.
Pasado poco tiempo de haber logrado la aprobación eclesiástica del Instituto, el 18 de Junio de 1852 Paola emitió sus Votos Religiosos vistiendo por primera vez los hábitos distintivos de su consagración eclesial tomando el nombre de MARÍA CRUCIFICADA.
Desde la aprobación eclesiástica del Instituto Siervas de la Caridad hasta nuestros días han pasado un poco más de 150 años y su carisma de caridad se ha extendido a varios países del mundo, hoy en día encontramos a la comunidad de las H.S.C. en Italia se localiza a la casa madre, Croacia, Suiza, Alemania, Albania Romania, Ruanda Burundi, Brasil y Ecuador.
El Instituto Siervas de la Caridad en Ecuador
En el año 1981 el Padre Giorgio Peroni, sacerdote bresciano construye en Palo quemado una casa Diocesana con el propósito futurista de ubicar allí a un sacerdote permanente o una Comunidad religiosa, tanto por necesidad apremiante cuanto que el Gobierno Nacional impulsaba al momento el Proyecto Hidroeléctrico Toachi-Pilatón y se suponía, con razón un incremento poblacional que habría de convertir a Paloquemado en centro de atención religiosa.
Monseñor Mario Ruiz Navas insinúa al Padre Giorgio Peroni buscar el Sacerdote o una comunidad. Con este fin en 1981 en uno de sus viajes a Brescia Italia se acerca al instituto Siervas de la Caridad –Casa Madre_ y a nombre del Señor Obispo plantea a la Madre General Giudita Ferragni la necesidad y aspiración de la presencia en Ecuador de las Hermanas Siervas de la Caridad. La Madre justifica no poder atender.
El Padre Angelo Nolli bresciano, párroco de Angamarca Cantòn Pujilí (79-85) enterado del particular, aprovechando su viaje a tierra nativa en 1983, visita el Instituto Siervas de la Caridad y vuelve a plantear a la Madre General Eugenia Menni que sean las Siervas de la Caridad de su administración quienes asuman el trabajo misional en el recinto Paloquemado del cantón Latacunga.
La Madre Eugenia Menni considera lo expuesto por el Padre Angelo Nolli y acepta la petición. Con fecha 10 de Octubre de 1983, El Padre Nolli en carta dirigida a la Madre provincial de Croacia concreta su solicitud y precisa los compromisos de reciprocidad con las Hermanas que vendrían al Ecuador.
Mientras aquello ocurría entre Ecuador e Italia sin que trascienda a otras esferas fuera de autoridad competente, la religiosa croata Lenka Covic, joven Sierva de la Caridad, interponía sus pedidos a las superioras solicitando ser enviada a cualquier lugar del mundo en misión, hecho que constituyó especial y personal iniciativa que, sin saberlo, abonaba la propuesta del Padre Angelo Nolli.
En 1983, la Madre General Eugenia Menni, responsabiliza a la Provincial de Croacia Madre Pija (Pia) Jancovic dar atención concreta al pedido de Ecuador. Hace conocer el particular a las hermanas de la comunidad y la respuesta generosa y espontánea de las hermanas no se deja esperar y se ofrecen las croatas Siervas de la Caridad: Hna. Klementina Vinka Banozic, Hna. Lucrecia Anda Mamic y Lenka Covic.
En la Hermana Klementina revivía su añejo deseo manifiesto en los años del noviciado de salir en Misión “Ad Gentes”. En la Hermana Lucrecia se le encendían las mejillas como trasunto de la emoción de reactivar en otros lares junto a sus compañeras el espíritu misionero de la Iglesia conforme al Concilio Vaticano II. Para la Hermana Lenka era la oportunidad de cumplir su anhelado propósito misionero “más allá de las fronteras” lejos de su amada Europa.
Frente a la realidad que se manejaba, la Madre Pija Jankovic en compañía de la Hermana Klementina Banozic, arriban a Ecuador para conocer e inspeccionar la región de común acuerdo con Monseñor Mario Ruiz, siendo definitivamente la opción Paloquemado.
En el año de 1984, tres jóvenes religiosas con su carisma de caridad, de nacionalidad croata preparan su viaje desde Europa a un sitio del Continente Americano, cargadas de ilusiones aunque se trataba de tierras desconocidas.
La Hermana Klementina se desempeñaba en la pastoral de Croacia concluye su tesis universitaria en el tema relacionado con la Realidad del Pueblo Ecuatoriano y su Teología.
La Hermana Lucrecia servía por varios años en un Consultorio Médico estatal de Croacia afinaba su carrera de enfermería, Teología Pastoral y sus estudios de medicina natural alternativa embebida de fuentes chinas.
La Hermana Lenka atendía un asilo de ancianos en Alemania y ponía a punto su profesión de Enfermera y Pastoraliasta.
Se interesaron por el idioma castellano pues que a esta hora de sus vidas hablaban los idiomas croata, italiano y alemán.
Las Siervas de la Caridad que salen de Misión Ad Gentes reciben la Cruz Misionera. En Croacia, en acto de relevancia religiosa presidido por su Obispo, las tres Hermanas recibieron la Cruz Misionera pendiente en sus pechos de una cadena, en la Capilla de la Casa Provincial en Split, el 29 de Noviembre de 1984 día de San Andrés Apóstol. También en Brescia con acto igual encabezado por su Obispo recibieron la Cruz Símbolo de la Misión en réplica de la original.
En un crucero de 16 horas en KLM en ruta Milan – Ámsterdan - Quito el 14 de Diciembre de 1984 sus plantas tocan tierra ecuatoriana, legan con un ligero equipaje entre ropa, libros Breviario - Biblia, recuerdos, mapas de información agenda de teléfonos, direcciones y un gran cargamento de ilusiones de caridad y servicio al más necesitado.
En el aeropuerto fueron recibidas por monseñor Mario Ruiz, los padres italianos Lorenzo Voltolini y Angelo Nolli. En dos carros livianos de la Curia las condujeron a Latacunga donde se hospedaron hasta Febrero de 1985, donde ofrecieron su contingente en los preparativos y confección de hostias para la santa comunión del pueblo cristiano en la misa que habría de presidir el Papa Juan Pablo II de visita en Latacunga el 31 de Enero de 1985.
El 15 de Marzo de 1985, llega el instante de viajar con el apoyo de la Diócesis, a su destino final Paloquemado. Son recibidas por los pobladores en un ambiente de algarabía, multiplicando contento y sanísimo entusiasmo. Una persona llena de emoción y sinceridad manifiesta: “Estas monjitas nos cayeron del Cielo”.
Se alojaron en la casa Diocesana levantada por el Padre Giorgio Peroni tiempos atrás, correspondiéndoles vivir en comunidad conforme a sus regulaciones internas amparándose en la Madre Klementina designada Superiora por la Madre Eugenia Menni.
Las Hermanas Siervas de la Caridad vinieron a la América, no para descubrirla, ni conquistarla sino para servirla.
CONTACTO
Nombre del contacto: Sor Genoveva Gallegos, Hna. Roxana.
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