Del 6 al 14 de agosto
Novena a Nuestra Señora de la Asunción
Por: Redacción | Fuente: www.sisterservantsofmary.org
Introducción
El día 1 de noviembre de 1950, Pío XII definió solemnemente la Asunción de la Santísima Virgen María: “Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siembre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria celestial” (DS 3903).
Era obvio que la Madre de Dios, recibiera antes que nadie morada en el cielo y fuera glorificada para que desde allí continuase velando por sus hijos.
En momentos importantes, difíciles de la vida o en fechas memorables, nuestro primer pensamiento va, con frecuencia hacia la “madre”: su pensar, su sentir, su actuar… con cariño de hijos, nos gusta recordar sus palabras, sus consejos. También la Virgen María, antes de su Transito al cielo, nos dejó unas palabras, pocas, pero que son la clave para desvelarnos su semblanza humano-espiritual, a su paso por este mundo.
Para nosotras el día de la Asunción es el Aniversario de la Fundación. Alabemos y demos gracias al Señor por el don de la Virgen María y por nuestro Instituto de las Siervas de María.
Día primero
Primera Palabra:
¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
Versículo introductorio
V/. El Señor la eligió.
R/. Y la predestinó.
Lectura
Lc 1:26-34 “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”
Comentario
María, la joven doncella de Nazaret, a la que Dios le ofrece la maternidad divina, se sorprende del anuncio del ángel, pide una aclaración y recibe una respuesta misteriosa: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” (Lc 1:35).
María no comprende, pero cree y confía; no pone inconvenientes, no se para a pensar en sí misma: si está preparada, si tiene capacidades…; sabe que para Dios todo es posible y pone su vida a disposición de su plan divino, siendo Madre y Virgen a la vez.
“Esta opción del estado virginal por parte de María, que en el designio de Dios la disponía al misterio de la Encarnación… constituyó una opción valiente, llevada a cabo para consagrase totalmente al amor de Dios” (M.C. 37).
Nosotras, que hemos optado por consagrarnos al amor de Dios, respondiendo a su llamada, tenemos en María un modelo singular: “La Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre de la Iglesia…es nuestra Madre en el orden de la gracia. Después de Cristo y en orden a Él, María debe ocupar un puesto de privilegio en nuestra vida espiritual” (Const. 17).
Peticiones
a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotras escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.
Ave María… y Gloria al Padre
b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos que todas las Siervas de María sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadoras de evangelio, consuelo y paz.
Ave María…y Gloria al Padre
c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todas las Siervas de María, dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María Soledad para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.
Ave María… y Gloria al Padre
Oración
Señor, te pedimos que nuestro Instituto conserve el espíritu y el carisma de nuestra Madre Fundadora para que viva con fidelidad la misión de “estar” junto a los enfermos y ser para ellos signo del amor maternal de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día Segundo
Segunda Palabra:
“He aquí la esclava del Señor, Hágase en mí, según tu palabra”
Versículo introductorio
V/. Aquí está la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu voluntad.
Lectura
Lc 1:35-38: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.
Comentario
“Ser esclava del Señor”, ahí está el secreto de María, la clave de su santidad. María declara con estas palabras que no se pertenece, que es propiedad del Señor, en quien ha puesto toda su confianza.
María cree, se entrega y camina a oscuras, en un fíat irreversible, pero en un fíat que es un sí gozoso al Padre, testimonio de su libertad interior, de su confianza y serenidad. No comprende, no sabe cómo se llevara a cabo su servicio, pero ella, libre y en total disponibilidad, responde: Fíat. Desde entonces, “La voluntad del Señor será la luz de su vida, su paz en el sufrimiento y la fuente de su alegría” (Pablo VI).
“Hágase en mí…” es la actitud “oyente de María”, que acoge con fe la Palabra divina, convirtiéndose en Madre de Dios por haber engendrado en su seno al Verbo. Es una actitud de “aceptación y de servicio al plan divino en la donación total de sí misma… es la actitud que debemos tener todos los consagrados siguiendo el ejemplo de María de Nazaret” (Cf. V.C. 18).
Es la actitud que queda reflejada en nuestras Constituciones: “Nuestro amor a Dios, la unión con El, la recta intención de agradar solamente a Él, han de llegar a asegurar en nosotras la disponibilidad de María: “He aquí la Sierva del Señor, hágase en mi según tu palabra” (Const. 5).
Peticiones como el primer día
Oración
Padre Santo, tú que quisiste que tu Hijo naciera de Santa María Virgen, concédenos por su intercesión, servirte con puro corazón como Ella, estar siempre abiertas a tu voluntad divina y obedientes a tu Palabra para que nos dediquemos gozosamente a los enfermos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día Tercero
Tercera Palabra:
“Proclama mi alma la grandeza del Señor…”
Versículo introductorio
V/. Dichosa eres Santa María.
R/. Y digna de toda alabanza.
Lectura
Lc 1:46-55: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”
Comentario
“María en la visita a la Madre del Precursor, aparece como la Virgen orante; su espíritu se abre en expresiones de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza, tal es el Magnificat” (M.C. 18).
Después del saludo por ambas partes, María prorrumpe en un canto de alegría, de alabanza al Dios salvador, un canto de gratitud al Dios, Padre fiel y todopoderoso, que obra maravillas con los pobres. María expresa con este poema su grandeza de alma, su gozo, el más grande que ha invadido el corazón humano – Cristo vive en ella – es un gozo unido a la humildad más profunda y a la acción de gracias porque el Señor ha mirado la pequeñez de su esclava.
Con la oración del “Magnificat”, la Virgen María nos abre caminos de esperanza, de mayor vivencia de la fe; nos abre caminos de alegría porque el que todo lo puede es fiel y misericordioso de generación en generación.
La Virgen orante – de la Visitación – nos impulse a “que sepamos acudir a las necesidades de los demás con el fin de socorrerlas, pero sobre todo para que llevemos a Jesús… y proclamemos las maravillas que el Señor hace en el mundo…” (Cf. V. C. 112)
La Virgen orante nos enseña que: “debemos ser almas de oración y de intensa vida interior, ancorada firmemente en las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad; y abnegadas, prontas siempre al “Fíat” de la propia entrega, cuando el ejercicio de la caridad nos pida sacrificio humilde” (Const. 5).
Peticiones como el primer día
Oración
Oh Dios, Salvador de los hombres, que, por medio de la Virgen María, llevaste la salvación y el gozo a la casa de Isabel, concédenos proclamar tu grandeza con la santidad de nuestras costumbres y que vayamos gozosas al encuentro de los que sufren proclamando la Palabra de salvación para que reconozcan a Cristo como el salvador. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día Cuarto
Cuarta Palabra:
“Hijo, ¿Por qué has hecho así con nosotros?”
Versículo introductorio
V/. María conservaba todas estas cosas.
R/. Meditándolas en su corazón.
Lectura
Lc 2:41-52 Jesús entre los doctores
Comentario
La pregunta de María, doliéndose por la pérdida del hijo, se hace lenguaje de amor, de docilidad plena, a la vez que manifiesta su pobreza, su íntima humillación, su dolor, su entrega a los planes divinos.
“Sin embargo es consolador para nosotros saber que también la Virgen preguntó “por qué” a Jesús en una circunstancia de intenso sufrimiento… demostrándonos en esta escena evangélica que la Virgen no siempre, ni inmediatamente comprendió el comportamiento de su Hijo… pero a pesar de ello María creía, confiaba y “conservaba todo esto en su corazón” (Lc 2, 51) (Juan Pablo).
Ante este episodio que nos narra San Lucas, María nos enseña una doble actitud: su silencio ante la respuesta del Hijo y su serenidad y equilibrio, virtudes tan necesarias en nuestra búsqueda constante de Dios, a través de todos los acontecimientos prósperos o adversos, a través de toda la vida, tanto en momentos de gozo como en circunstancias dolorosas y a veces humanamente incomprensibles. María nos muestra el camino: silencio, fe y oración.
“La Sierva de María ha de distinguirse por un profundo amor filial a María Santísima, Maestra de la vida humilde y escondida en Cristo” (Const. 6).
Peticiones como el primer día
Oración
Señor, Padre santo, que quisiste que Jesús se quedará en el templo y estuviera a tu plena disposición, concédenos, por intercesión de Santa María, profundizar en el misterio de tu voluntad y haz que seamos verdaderas discípulas de tu Hijo conservando y meditando en nuestro corazón tu Palabra divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día Quinto
Quinta Palabra:
“No tienen vino”
Versículo introductorio
V/. Dichosa la Virgen María.
R/. Porque se compadece de los necesitados.
Lectura
Jn 2:1-4 Jesús invitado a la boda de Caná
Comentario
Jesús y María se hallan presente en unas bodas en la ciudad de Caná. Durante el banquete, María se da cuenta de que falta el vino y con delicadeza maternal, se acerca a su Hijo para decirle: “no tienen vino”. Son unas palabras de súplica y de intercesión, que revelan la grandeza e importancia de la oración de petición. María nos enseña que la oración no es para que Dios cumpla nuestros deseos, sino para que nos cambie a nosotros a fin de hacernos instrumentos aptos en su manos, capaces de recibir sus dones.
“No tienen vino”, María sabe que el vino es algo que no puede faltar en una fiesta. Por eso, intercede ante Jesús y colabora en los planes de Dios. Así, Jesús realiza el primer milagro por la intercesión de María su Madre.
Debemos recurrir siempre a María. Ella nos lleva a Cristo. “Tengo puesta en María mi confianza… el amor a María y la imitación de su vida ejemplar nos conducirán a la más íntima comunión de vida con Jesucristo” (Const. 41).
Peticiones como el primer día
Oración
Padre santo, en la boda de Caná la Virgen María ejerció su función maternal como mediadora, te pedimos, por su intercesión, que continúe ejerciendo su mediación entre tu Hijo y nosotros para que socorra a los afligidos, consuele a los tristes, fortalezca a los vacilantes y dé a los enfermos la esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día Sexto
Sexta Palabra:
“Haced lo que Él os diga”
Versículo introductorio
V/. Dichosa eres Virgen María.
R/. Porque intercediste ante tu Hijo Jesús.
Lectura
Jn 2:5-11 El primer milagro de Jesús
Comentario
Con estas palabras, María nos revela su extraordinaria personalidad. De espíritu firme y decidido, en armonía con su bondad, sabe afrontar la situación con serenidad, no desiste ante el aparente rechazo de Jesús y con cierta audacia obliga de alguna manera a Jesús a actuar y a hacer el milagro de la conversión del agua en vino.
“Haced lo que Él os diga” es la consecuencia del gran amor que María profesa a su Hijo, de su profunda fe, de la aceptación plena a la misión confiada por Dios, misión que lleva a la abnegación, a la renuncia de toda complacencia, misión que comporta dolor y que hace que todas las cosas sean nuevas en Jesús. Por eso María, confiando plenamente en Él, interviene como Madre solícita, como Mujer asociada a la obra salvadora de Cristo.
“Haced lo que Él os diga” son sus últimas palabras en el Evangelio.
“La Sierva de María ha de ser – como María – : humilde y sencilla; caritativa; servicial y alegre; abierta a la convivencia y a la comprensión…” (Const. 6).
Peticiones como el primer día
Oración
Señor, que en tu providencia quisiste que la Virgen María estuviera presente en el primer milagro de tu Hijo, concédenos hacer aquello que Él nos ha mandado en el Evangelio y anunciemos la hora de la salvación presente en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día Séptimo
Epílogo de la vida de María
Versículo introductorio
V/. Alégrate, María, llena de gracia.
R/. Porque has escuchado la Palabra divina.
Lectura
Lc 8:19-21 “Mi madre y mis hermanos son los que hacen la voluntad de Dios”.
Comentario
Las seis palabras de la Virgen nos han ido desvelando el verdadero perfil humano-espiritual de María, a través de las etapas concretas de su vida por las que Ella fue caminando en fe, esperanza y amor, en disponibilidad y aceptación de la misión a Ella confiada, conformándose progresivamente a Cristo.
María se nos muestra – decía Pablo VI – como la Virgen oyente, orante y oferente; como la Virgen fiel, coherente desde el “hágase de la Anunciación” hasta el “hágase silencioso al pie de la cruz”, ofreciéndose al Padre con Cristo y en Cristo por la Salvación del mundo.
Si la Asunción de María solo se explica a través de su Maternidad divina, también puede decirse que la Asunción fue el epílogo de la historia de María, el coronamiento de toda su vida mortal y de su misión en la tierra.
La Virgen, la llena de gracia, la que es Sagrario y Esposa del Espíritu Santo, transformada y vivificada por Él, es asunta en cuerpo y alma al cielo, está completamente compenetrada e identificada con Cristo, y ahora, en la gloria intercede por todos para que el Padre envíe sobre su Iglesia el Espíritu y configure a los hombres en su Hijo Jesús. Por tanto, bien podemos decir que la Asunción de María nos evoca también el poder de su poderosa intercesión, de ahí nuestro culto de alabanza a la Medianera de todas las gracias.
Conviene recordar que: “La nota característica de la espiritualidad de las Siervas de María… ha de ser una sólida y ferviente devoción Mariana que traduciremos en alabanza filial y en fiel imitación de sus virtudes” (Const. 6).
Peticiones como el primer día
Oración
Señor, que nos has dado a tu Hijo, por medio de la Virgen María y la has asociado a la obra de la redención humana, te pedimos que, como Ella, escuchemos y meditemos en nuestros corazones tu Palabra, perseveremos en la oración y nuestra vida sea una ofrenda permanente para alabanza y gloria tuya. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día Octavo
“María, fue asunta en cuerpo y alma al cielo”
Versículo introductorio
V/. Dichosa, tu María, que llevaste en tu seno a Cristo.
R/. Él te ha llevado al cielo en cuerpo y alma.
Lectura
“Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siembre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria celestial” Cf. DS 3903
Comentario
La gloria de María en el cielo consiste en participar de la gloria de Dios, estar ya gozando de la plenitud total de Dios. María continúa en el cielo la alabanza de gloria, que había iniciado en la tierra, es decir: alaba y glorifica a Dios. Ahora podemos aplicar a María las palabras de Isaías 61, 10: “Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios”.
María asunta al cielo, por ser Madre de Jesús, sigue siendo Madre de todos los hombres, Madre de la Iglesia, “porque en virtud del Espíritu Santo continúa generando al Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia y a cada creyente… esta maternidad de María en la economía de la gracia perdura sin cesar… hasta la consumación perpetua de todos los siglos” (L.G. 62).
Una vez asociada a la glorificación de su Hijo, María continúa intercediendo en el cielo como Mediadora al Mediador y de esta forma, el recurrir a María debe conducirnos al encuentro con Cristo y por medio de Él llegar al Padre.
“María es la figura de una Mujer que, calladamente y en espíritu de servicio, vela por la Iglesia y la protege benignamente en su camino hacia la Patria hasta que llegue el día glorioso del Señor” (Cf. Pablo VI, 2-2-1974)
“María debe ocupar un puesto de privilegio en nuestra vida espiritual como Madre y Maestra. María es, en efecto, modelo de virtudes para toda la comunidad de los elegidos, signo de esperanza y consuelo” (Const. 41).
Peticiones como el primer día
Oración
Señor, has querido elevar a tu humilde sierva María a la dignidad de Madre de tu Hijo y la has coronado de gloria en el cielo, te pedimos, por su intercesión, que nuestro Instituto, imitando su ejemplo, camine por la senda de la caridad perfecta, para que un día podamos gozar con ella en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día Noveno
Aniversario de la Fundación de nuestro Instituto
Versículo introductorio
V/. Dichosa, tu, María porque has creído.
R/. Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
Lectura: Carta 57 de Madre Soledad
“Sí, hijitas mías en el Señor, ese día 15 de agosto, quiso nuestro Señor y su Santísima Madre, se diera principio a la Fundación de sus queridas Siervas, prestándoles su apoyo y protección como Uds. lo están viendo y experimentando. Y ¿qué dirá ésta que estos borroncitos pone, que tan visiblemente he visto su protección, que solo así es como se puede explicar, verse hundir esta pequeña barquilla, y sacarla tantas veces a salvo nuestra querida Madre, que siempre mira por estas ingratas Siervas suyas y ésta la última de todas”.
Comentario
Unidas a Madre Soledad, elevamos nuestra oración de alabanza y de acción de gracias al Señor por el don de María, por las obras que Él ha realizado en Ella, implorándole sea nuestra guía experta en el camino hacia la plena transformación en Cristo.
Unidas a Santa María Soledad, pedimos a María, nos deje en herencia su espíritu, sus virtudes: fe, esperanza, caridad, humildad, sencillez… y una confianza ilimitada en el Señor.
Unidas a la Virgen María, demos gracias a Dios por el don de la Congregación, y pidamos que nos ayude a plasmar el espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora en nuestras vidas, cumpliendo fielmente las Constituciones y confiando el futuro del Instituto al corazón misericordioso del Padre, convencidas de que: “…habrá dificultades, disminución de velocidad, … a pesar de todo, el Instituto seguirá adelante tras las huellas y con el ánimo de Madre Soledad, teniéndola para siempre como motor y timón” (Panedas 136).
Peticiones como el primer día
Oración
Señor, que has llenado de gracia a la Virgen María, y la has glorificado en cuerpo y alma en el cielo, haz que Ella sea nuestro modelo de santidad y te pedimos, por su intercesión, que proteja, guíe y ayude a nuestro Instituto para que seamos y nos llamemos verdaderas Siervas de María, viviendo fielmente nuestra vocación y carisma en la Iglesia y dedicándonos al cuidado de los enfermos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.