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¿Sócrates está sentado?
Conocer a Sócrates, ¿permite saber si ahora está sentado o si se fue a discutir a la plaza con sus amigos?


Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net



La pregunta parece extraña, pero encierra un problema serio: ¿hasta qué punto conocemos a alguien? ¿Basta con tener ciertas ideas sobre su historia personal y sus características físicas y psíquicas para llegar a saber con certeza lo que hace en cada momento, si ahora estará sentado o de paseo?

El camino hacia la respuesta se construye en diversos niveles.

Empecemos por el nivel físico. Sócrates puede hacer algo si tiene unas condiciones aceptables de salud, si cuenta con integridad física, si no está encerrado en una cárcel. Además, incluso quien está sano sabe que no puede realizar muchos actos concretos, como por ejemplo volar moviendo los brazos como los gorriones mueven sus alas.

El nivel físico permite la construcción de un nivel diferente, para muchos superior, que es el psicológico-espiritual. No entramos a discutir sobre las diferencias y compenetraciones entre lo psíquico y lo espiritual. Simplemente unificamos, de un modo coloquial, aquellos fenómenos que tienen su origen en la capacidad de pensar y de escoger que pertenece a la mayoría de los seres humanos.

Sócrates estará ahora sentado si cuenta con salud, si tiene piernas sanas, si encuentra una superficie (silla, hueco en la pared) adecuada para sentarse, y si decide hacerlo por algún motivo más o menos explicable.

El que Sócrates decida sentarse depende, si no hay impedimentos, en buena parte de su voluntad: si quiere, se sentará. Si no quiere, seguramente seguirá de pie o preferirá seguir acostado para descansar un poco más de tiempo.

Las opciones, a su vez, dependen de las motivaciones y de los proyectos de cada uno. Escoger un lugar u otro, una posición u otra, es posible no sólo porque contamos con una voluntad libre, sino porque entendemos lo suficiente para optar por una cosa y dejar de lado otra.

Desde luego, existen más dimensiones que tienen su importancia a la hora de sentarse o de levantarse. Una se refiere a los sentimientos. Otra a las relaciones sociales, a la presencia de personas a nuestro alrededor.

Los sentimientos juegan su papel, pero no tienen la última palabra en las decisiones, al menos si existe un aceptable nivel de salud mental. Muchas veces el miedo a peligros (reales o imaginarios) limitan la propia voluntad. Pero si no hay de por medio una enfermedad grave, somos capaces de salir de casa para visitar a un amigo aunque las noticias nos repitan una y otra vez que han aumentado los robos callejeros.

Otras veces son los demás quienes ejercen una presión, más o menos intensa, sobre nuestras decisiones. Más de una vez hemos querido salir de una reunión pero nos ha paralizado la idea de quedar mal o el reproche que luego nos hará esta persona.

Volvemos a la pregunta inicial: ¿está sentado Sócrates? Depende de su salud y de sus proyectos, de sus deseos y de sus emociones, de sus amigos y de su tiempo. Si es una persona de costumbres inamovibles, podremos estar casi seguros de que lo encontraremos a tal hora en tal sitio. Pero incluso en ese caso, más de una vez nos sorprenderá su ausencia, quizá porque su hijo pequeño necesitaba ir al médico, o porque Jantipa ha convencido a su marido para ir juntos de compras al mercado..

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