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Enfermedades físicas y mentales
Las redes de apoyo son por eso claves para que el cónyuge pueda asumir el cuidado o atención del enfermo, sin que esto le implique también que él o ella termine deprimida, angustiada o desesperada


Por: Dr. Alba Liliana Jaramillo | Fuente: Por tu matrimonio



La pareja debe ser consciente de que no siempre se puede escapar a situaciones límites como la enfermedad, el fracaso, el dolor y la muerte. Todos deben pues, de alguna manera estar preparados para minimizar los efecto desastrosos que tales situaciones pueden acarrear a la vida de pareja mediante el fortalecimiento continuo de la relación y la toma de conciencia de que el amor implica sacrificio, entrega generosa, tolerancia y atención delicada de las necesidades del otro. Esto es particularmente cierto cuando el compromiso de amar en salud y enfermedad se convierte en el reto de cada diario, como se considerará a continuación:

El reto no es sólo para el cónyuge que ahora debe dar más cuidados y sacrificios que los que puede recibir, sino para el enfermo mismo que debe ahora aprender a depender y dejarse servir.

Retos ante las enfermedades mentales:

Las enfermedades mentales, aunque no siempre son tan visibles y por eso nos parecen menos alarmantes son sin embargo muy delicadas y pueden interferir directamente en la relación matrimonial e incluso imposibilitarla.

Por eso, si su pareja empieza a presentar síntomas como decaimiento, depresión, angustia, falta de motivación, estrés, agresión incontrolada, entre otros, y estos síntomas son frecuentes y duraderos, es muy importante consultar a un médico lo antes posible para así valorar el tipo de enfermedad que se padece y sobre todo la clase de tratamiento que la persona necesita.



Se debe tener en cuenta que algunas enfermedades mentales como las psicosis, las neurosis, entre otras, interfieren directamente en la relación de pareja y de familia. Por eso, una vez establecido el diagnóstico y el deterioro de esa enfermedad, el especialista determinará si es necesaria que la persona sea internada en un centro especializado o si puede continuar viviendo con la familia. Y entonces se podrán valorar también las consecuencias que esto acarrea para la pareja.

El cónyuge de un enfermo mental necesita no sólo lugares donde pueda expresar su carga emocional ante personas que realmente entiendan lo que es atender un enfermo de esta clase, sino también instrucciones claras y profesionales de cómo acompañar y favorecer el proceso de curación sin empeorar la relación de pareja.

Las redes de apoyo son por eso claves para que el cónyuge pueda asumir el cuidado o atención del enfermo, sin que esto le implique también que él o ella termine deprimida, angustiada o desesperada. Estas redes de apoyo, pueden darse entre vecinos, la  parroquia, personas que hayan tenido una enfermedad similar, páginas especializadas de Internet u organizaciones tales como: www.nami.org/español.

Retos de las enfermedades físicas:

Cuando una pareja decide comprometerse mutuamente a amarse sabe que esto implica cuidar del otro en toda circunstancia. De  alguna manera todos sabemos igualmente lo vulnerables y frágiles que somos los seres humanos. Sin embargo, la realidad de las enfermedades, sobre todo las de tipo crónico y degenerativas como la diabetes avanzada, una parálisis o una invalidez, pone a la pareja ante una crisis normal y la necesidad de hacer reajustes en su relación, no siempre fáciles de asumir.



La pareja se ve obligada por ejemplo a una reacomodación de todos los aspectos de la vida cotidiana: horarios de trabajo más flexibles; búsqueda de una casa o de un nuevo espacio que se ajuste a las necesidades del enfermo; redistribución de las finanzas  y de los gastos así como de las labores del hogar, etc. Muy posiblemente sea necesario pensar en buscar ayuda extra para que el cuidado del enfermo no sobrecargue o agote al cónyuge o a la familia en general. Muchas enfermedades limitarán incluso la vida sexual de la pareja y entonces será necesario busca expresiones de cariño y ternura que mantengan vivo el necesario intercambio de afecto. En fin, se trata de un cambio general de planes y de formas de vivir la relación que pone necesariamente en prueba la capacidad de flexibilidad y apertura a los cambios.

El reto no es sólo para el cónyuge que ahora debe dar más cuidados y sacrificios que los que puede recibir, sino para el enfermo mismo que debe ahora aprender a depender y dejarse servir. El sacrificio y la entrega generosa cobran pues aquí una dimensión muy especial que, si la logran asumir ayudará a la pareja a trascender su amor a niveles no imaginados. La entrega de Jesús en la cruz será sin duda el ejemplo que mejor los anime y la fuerza de amor que mejor pueda moverlos. Las oraciones y atenciones de la comunidad a estas parejas no deben igualmente faltar.

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