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¿Qué hacer cuando la autoridad paterna está en crisis?
Consejos que conducirán hacia una generación de padres más sabios e hijos más humanos


Por: Raúl Espinoza Aguilera | Fuente: Yo influyo



Hacía falta un libro verdaderamente orientador(1) para los padres nacidos desde mediados del siglo pasado, que explicara la actual problemática educativa, que se ha agudizado en los últimos años con la aparición de los celulares, las redes sociales, Internet, ipads..., y ofreciera soluciones viables para su trascendente misión.

Valores familiares

Estos padres, por lo general, fueron educados bajo unas normas estrictas, con una obediencia sin mucho diálogo, en ocasiones rígida, y en la que faltaba una mayor comunicación paterno-filial. Cuando estos jóvenes padres comenzaron a tener hijos, hacia la década de los años ochenta y noventa, se desconcertaron ante la invasión de una agresiva propaganda que proclamaba el imperio de una sociedad hedonista, manifestada en una afanosa búsqueda del placer y todo lo que satisface a los instintos, que invitaba a una respuesta inmediata, y empujaba hacia un consumismo compulsivo.

Otros medios de comunicación (televisión, videojuegos, películas, prensa escrita...), también han contribuido a presentar patrones de conducta y valores radicalmente distintos al que los padres vivieron en su niñez y juventud, y ha sobrevenido una profunda crisis de autoridad que les ha conducido a pensar que si se les exige a los hijos, sufrirán y se les provocarán innumerables frustraciones. Ante sus dudas e inseguridades, han surgido los llamados “hijos tiranos”, frutos de una autoridad permisiva, anárquica y sin mayores controles.

Han proliferado los hijos intolerantes, caprichosos, apáticos, egocéntricos, que no aceptan ninguna imposición y viven –tanto en casa como en sus estudios– la ley del mínimo esfuerzo. Además, tienden a aislarse y esperan que  el mundo circundante gire en torno a su propia órbita. No les interesa vincularse con el primer círculo de convivencia (abuelos, tíos, parientes); tampoco les preocupan las necesidades de los demás, porque viven una particular insensibilidad hacia las problemáticas sociales.



En cambio, están centrados en su mundo cibernético, artificial, y lo esperan todo de sus padres y maestros. Aparentemente son felices, pero en muchos casos, carecen de fuerza de voluntad, experimentan frecuentes fracasos y baja autoestima; no saben enfrentarse a retos ni son incapaces de resolver sus pequeñas y normales dificultades cotidianas.

Lo dramático es que este marcado egocentrismo, actualmente se ha ido prolongando a lo largo de la juventud, e incluso después del matrimonio, porque no acaban de madurar ni de cortar el cordón umbilical.

Las soluciones que presentan los autores de este estudio, son:

1) Tender hacia una formación más cercana para con sus hijos, mediante un cariño vigilante y ejercer su autoridad con fortaleza, de tal manera que se genere una sólida amistad y confianza, en la que  pueda existir un diálogo sincero, en especial, hacia los cuestionamientos vitales (normas morales; rendimiento académico en los estudios; criterios claros sobre temas claves: el sentido de la vida, la sexualidad, el noviazgo y el matrimonio, el alcoholismo y la drogadicción, etc.).

2) Proponen que se establezca en el hogar un reglamento amable, pero claro, en el que no se debe de claudicar ni ceder (horario general de la casa; dedicación y responsabilidad en el  estudio y en las tareas escolares; que tomen conciencia de la importancia de la convivencia familiar, como reunirse para las comidas, la atención de los enfermos, el visitar a los abuelos y parientes; los encargos concretos que debe cumplir cada hijo; el saber compartir los bienes que se tienen, etc.).



3) El buen ejemplo y la congruencia de los padres en los valores y virtudes será fundamental para lograr resultados eficaces, lo mismo que la coordinación entre el padre y la madre para unificar los objetivos en la formación de cada hijo.

Concluyen los autores que estos consejos conducirán hacia una generación de padres más sabios e hijos más humanos.

(1) Prado de Amaya, Evelyn y Amaya Guerra, Jesús, Padres Obedientes, Hijos Tiranos, Editorial Trillas, segunda edición, México, 2013. 112 páginas.

 

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