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A veces lo trillado son sólo apariencias

Evangelización en la red. Apariencias y verdad.
Reflexión sobre el uso de las redes sociales para evangelizar


Por: Nestor Mora Núñez | Fuente: Blogueros con el Papa



 

La Iglesia está llamada a evangelizar, pero a veces no tenemos claro qué es evangelizar. A veces lo confundimos con:

  • Decir frases bonitas y adecuadas que nos hacen sentir bien. En las redes sociales se intercambian millones de frases bonitas a las que nadie o casi nadie pone la más mínima objeción. Son pensamientos que son aceptables o indiferentes, porque no cuestionan lo que somos y vivimos.
  • Campañas en donde lo que se busca es que muchas personas pongan “me gusta” o “Favoritos” y que compartan el mensaje. Si la campaña consigue miles de estos “me gusta” nos sentimos bien, pero no pensamos que la simple adhesión no cambia nada.
  • Buscar un grupo de personas que se intercambian siempre las mismas cosas y así se sienten que hacen algo. Los círculos cerrados que se generan en las redes y sobre todo en Whatsapp, no son espacio de evangelización verdadera.
  • Generar polémica e ir dando mandobles apologéticos a derecha e izquierda. Nadie a quien el hayan dado un palo, se siente cómodo con su atacante. Nadie que se siente menospreciado y despreciado, se siente llamado a escuchar a quien le ha tratado violentamente.
  • Proclamar que la salvación se encuentra sólo en determinado reducto eclesial. No cabe duda que los santos y beatos son personas admirables, pero quien salva es Cristo. Nuestra fidelidad no puede dividirse en instancias diversas y fomentar que la nuestra es la mejor o la única válida.

¿Qué es evangelizar? Miremos qué hizo Cristo y cómo las personas se fueron acercando a Él. Aunque proclamaba el amor de Dios y la Verdad por muchas partes, lo que convertía a las personas era la cercanía. Fijémonos en cómo fue eligiendo a sus Apóstoles, cómo se acercaron personas como Zaqueo, Nicodemo, Marta y María, La Samaritana, etc. Siempre hay un diálogo cercano entre Cristo y cada uno de ellos. Una mano tendida y un sí personal que compromete para toda la vida. ¿Podemos hacer nosotros eso?

Simplemente no somos capaces. Es Cristo el que convierte y el que llena el corazón de las personas. Nosotros sólo somos herramientas, en manos de Dios, que propician ese acercamiento.

Hablar de nuestra experiencia personas. Dar testimonio de cómo Cristo nos llena y cambió nuestra vida, es lo que hace posible que otras personas se acerquen al Señor. Es lo que Benedicto XVI llamaba “Testigos fiables”. Testigos que señalan el camino, pero que nunca son el camino.



La gran pregunta es cómo hacer esto. En las redes es posible dar testimonio de muchas formas. La más sencilla es a veces la más compleja: hablando y consolando a quien se acerca a nosotros lleno de dolor por las heridas del pecado. A estas personas les reconforma que les enseñemos nuestras cicatrices. Nosotros también nos hemos encontrado con Cristo llenos de heridas, pero ahora estas heridas están curadas o están cerca de estarlo. Esperanza, salir es posible.

Lo que nos sucede es que nos da miedo o nos sentimos mal, cuando mostramos nuestras heridas. Parece que eso nos hace menos perfectos, cuando la perfección sólo es una característica de Dios. Si nos mostramos perfectos, estamos mostrando soberbia y alejando a quien necesita consuelo y cercanía.

A veces hay que ser un poco atrevido y decir o mostrar algo que haga que las heridas aparezcan y el dolor aflore. Todos sabemos ocultar el dolor de forma formidable. A veces parece que seamos santos de hornacina, blanco impolutos e insensibles. Hay que hacerlo con humildad, mostrando que los primeros que sentimos dolor somos nosotros, porque tenemos las mismas heridas todavía vivas o debajo de las cicatrices. Por ejemplo, si compartimos una foto o frase de apoyo a los cristianos de oriente media, quizás vendría bien hablar de cómo nosotros mismos somos insensibles con otras personas. A veces matamos de forma social a quien no piensa o vive como nosotros. Todos tenemos algo de sangre de Caín en nuestras venas y esto nos une y nos impulsa a pedir a Cristo que su Gracia nos transforme.

Otra acción interesante es ir creando comunidades de “cojos” que se ayuden unos a otros. Todos estamos más o menos cojos por el pecado y las circunstancia de nuestra vida. ¿Por qué no unirnos y ayudarnos los unos a los otros? La red hace posible apoyar y dar ánimos a personas muy distantes. Estas comunidades son las que permiten que Cristo se manifieste en el mundo.

Seguro que hay otras muchas formas de evangelizar saliéndose de los tópicos ya más que conocidos de siempre. Compartan sus ideas en las redes sociales, seguro que hay otras personas que aprenden y se entusiasman con ellas.









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