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Pastoral Penitenciaria

La cárcel deja marca
Hay tres ámbitos en la Pastoral Penitenciaria: la prevención, dentro de la cárcel, y la inserción


Por: Lourdes Artola | Fuente: www.agenciasic.com



El 17 de septiembre de 1970 comienza la semilla de lo que en el año 92, de manera oficial, será la Pastoral Penitenciaria. Es en este año cuando el religioso mercedario José Sesma León toma las riendas como Director de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española. A través de esta pastoral se acompaña y acoge tanto, dentro de la cárcel a reclusos, como en el ámbito de la prevención y la inserción. Es una de las pastorales más activas ya que casi todos los meses del año tienen actividades para tratar diversas dimensiones de la pastoral.

P. ¿Cuál es la labor de la Pastoral Penitenciaria?

R. Es una ramificación de la pastoral que tiene como función la atención pastoral dentro del ámbito penitenciario. La Iglesia siempre se preocupa por las personas. En esta pastoral en concreto, mediante la atención, el cuidado, la preocupación y servicio a las personas que viven privadas de libertad. Estas personas son hombres, mujeres y adolescentes entre 14-16 años, lo que llamamos justicia juvenil.

P. Dentro de las actividades de la pastoral, ¿qué es lo que destaca?

R. Nosotros cada año promovemos y organizamos el Encuentro Nacional de Voluntarios de Pastoral Penitenciaria , para formar a los voluntarios. Lo que se pretende con este encuentro es en primer lugar, que sepan los voluntarios en qué medio se van a mover, ya que no es un medio normal, es una casa del estado con las normas que establece el mismo. En segundo lugar, el conocimiento de la psicología y las pautas de conducta que suelen desarrollar las personas presas, y en tercer lugar se promueve una formación espiritual, ya que un voluntario cristiano no debe ir a la cárcel simplemente porque va a la cárcel por razones humanitarias o solidarias, que también, pero no puede olvidar que es un enviado de la Iglesia, y como tal, en cierto modo representa a Iglesia.



“Hay tres ámbitos en los que el voluntario puede ayudar: la prevención, dentro de la cárcel, y la inserción”

P. ¿Qué perfil presenta este voluntario?

R. Tenemos muchos perfiles. Varía en cada diócesis. Hay diócesis en los que el voluntario de pastoral penitenciara es mayor, con sus ventajas y limitaciones. Otras diócesis, como por ejemplo la Diócesis de Valencia, están promoviendo este voluntariado en estudiantes universitarios a través de cursos de formación, lo que supone de promedio unos 20-25 voluntarios del ámbito universitario.

Hay tres ámbitos en los que el voluntario puede ayuda: la prevención, dentro de la cárcel, y la inserción.  Nosotros pensamos que la cárcel es una circunstancia temporal, más o menos larga. El voluntario que quiera puede ayudar en la parte de prevención, y en la inserción en los centros de acogida y en zonas marginales. En estos dos campos no hay edades para ser voluntario, a diferencia de dentro de la cárcel que el estado pone como límite los 70 años.

P. El acompañamiento en la inserción es un aspecto clave. ¿Cómo acompaña la Pastoral Penitenciaria en este paso?



R. Una cosa es la verdad legal y otra la verdad real. Mi experiencia como capellán (fue capellán 7 años de una prisión de mujeres en Barcelona) me dice que no todo el mundo que está en prisión es culpable, hay personas que asumen culpabilidades por terceras personas, hay personas  de las que no se logra demostrar su inocencia o razones que le eximan de responsabilidades penales. Con esto no quiero decir que dude de la justicia, al revés, no he duda nunca, pero no todos los presos son iguales. Cada preso tiene su historia.

Es clave para la inserción que la persona que sale de la cárcel no vuelva al mismo medio y entorno que le llevo a la cárcel, de esta manera la inserción será muy difícil. Se habla de un 50% de reincidentes. Todo lo que se ha invertido en estas personas a través de buenos profesionales en el centro penitenciario para su inserción, si vuelve al mismo medio, se pierde. Hay que ayudarles a que salgan del hoyo donde han caído, pero los antecedentes penales les cierran muchas puertas. Nosotros les animamos a que sean autónomos, ya que aquí nadie les pide antecedentes penales.

“La cárcel deja marca”

P. En el último encuentro de voluntarios, celebrado hace unos días, de Pastoral Penitenciaria se habló entre otras cosas de alternativas a la pena de prisión, las actuales y las posibles. ¿Es posible una alternativa en España?

R. Legalmente ya están en funcionamiento. No para todos los delitos. Son los llamados TBC (Trabajos en Beneficio de la Comunidad). Lo importante aquí es que la sociedad a través de sus instituciones se haga responsable de estos medios que la misma sociedad ha creado y los jueces tratan de aplicar. La cárcel deja marca. Mediante un TBC la persona hace un servicio, se responsabiliza del daño hecho y del trabajo que ha asumido y es consciente de que en el futuro tiene que evitar volver a delinquir. Todo esto viviendo como viven los demás, con normalidad.

P. Muchas veces hace falta que el hombre caiga en lo más hondo para tener un encuentro verdadero con Cristo, ¿en las cárceles ocurre esto?

R. No por el mero hecho de estar en prisión, sucede, hay más medios, es cierto pero también sucede en la calle. El encuentro con Cristo es un encuentro personal, y la cárcel no hay que verla como un medio para la conversión.

Cristo siempre se encuentra con uno pero respeta que nosotros nos encontremos con Él, y esto pasa en la calle y en la cárcel. Lo que pasa es que en la cárcel hay más horas para pensar, meditar, orar y organizarte la vida y a lo mejor en la calle no tienes tanto tiempo y esto,  es verdad que es una ayuda. Es muy importante que próximo a esta persona esté el testimonio evangélico y evangelizador del voluntario o de la persona que acompaña.

Hay historias muy difíciles. Por ejemplo hace pocos días conversaba con una persona que está viviendo días muy difíciles, ya que no tiene nada que acredite su existencia, me hablaba de como salió de un infierno gracias a un capellán del cárcel.  Encontró la luz de Cristo en prisión, pero podría haber ocurrido fuera.







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