Patrona de los músicos, los poetas y los ciegos
Cecilia de Roma en las artes
Por: Varios | Fuente: www.funjdiaz.net / Otras fuentes
Toda la vida de Santa Cecilia tiene unos tintes legendarios y piadosos tomados en algunos de sus extremos de otras hagiografías. Se cuenta que ya desde su niñez, Cecilia se había entregado en místicos esponsales a Jesús. Cuando sus padres, siguiendo la costumbre de Roma, le desposaron con un joven cercano a la familia llamado Valeriano, Cecilia esperó a la noche de bodas para confesar al joven esposo que su cuerpo estaba protegido por un ángel y que cualquier cosa que se pareciese al amor de la carne sería castigado con la muerte por ese ángel. Valeriano quiso hacerse cristiano y acudió al papa Urbano para que le bautizase haciéndosele visible el ángel a partir de ese momento y entregándole unas coronas de flores para ambos esposos. Desde entonces se dedicaron exclusivamente a visitar las cárceles para aliviar las penalidades de los cristianos apresados y a rescatar los cuerpos de aquellos que habían sido sacrificados en la defensa de su fe. Cecilia fue hallada culpable de esos delitos y se ordenó su decapitación, siendo inútil el intento del verdugo en las tres ocasiones en que lo intentó. A pesar de ello, la joven murió a los pocos días y fue enterrada en el cementerio de Calixto. En el siglo IX, en la iglesia llamada de Santa Cecilia en el Trastévere, el papa Pascual I, que estaba por aquel tiempo restaurando el templo, tuvo un sueño en el que la misma santa le comunicaba que aunque los lombardos habían buscado su cuerpo y no lo habían encontrado, sin embargo se podía hallar. Buscando en el cementerio que llevaba su nombre se halló un cuerpo incorrupto que se supuso era el de la santa, junto a otro cuerpo que se identificó como el de su esposo Valeriano, y ambos fueron trasladados en el año 821 a la iglesia del Trastévere.
Croiset ofrece en el Año Cristiano una versión más completa del martirio al que sometió a Cecilia el cruel prefecto Almaquio, comenzando por un baño ardiente:
"Veinticuatro horas se mantuvo en él sin recibir lesión alguna ni experimentar más incomodidad que si se estuviese recreando en un baño de agua dulce, a pesar de las diligencias que se hacían para avivar la voracidad del incendio, convirtiendo Dios, como en el horno de Babilonia, el ardor de las llamas en delicioso refrigerio. Informado el juez de aquel prodigio, despachó un verdugo para que en el mismo baño le cortase la cabeza. Descargó sobre ella tres golpes y aún la dejó pendiente y viva, en cuyo estado se mantuvo tres días, empleando todo este tiempo en exhortar a los fieles a la constancia en la fe".
Santa Cecilia en la literatura
- Los cuentos de Canterbury
El «Cuento de la segunda monja», de Los cuentos de Cantérbury de Geoffrey Chaucer (fines del siglo XIV) hacen alusión a Cecilia de Roma, incluyendo una breve mención a la música:
And whyl the organs maden melodye
to God alone in herte thus sang she.
Y mientras los órganos hacían melodías
a Dios solo en el corazón así cantó ella.
Se trata de la traducción del texto que se encuentra en las Actas de santa Cecilia:
Mientras sonaban los instrumentos musicales, ella en su corazón a su único Señor cantaba.
- Otras obras literarias
- Die heilige Cäcilie oder die Gewalt der Musik (Santa Cecilia o la fuerza de la música), relato de Heinrich von Kleist (1810).
Santa Cecilia en la música
- Henry Purcell
Henry Purcell publicó en 1683 la oda Laudate Ceciliam para el primer festival anual de santa Cecilia. El latín del texto es bastante macarrónico (es decir, burlesco y defectuoso), el poeta que lo escribió probablemente era uno de los caballeros de la Sociedad Musical de Londres, seguramente más músico que erudito en latín. La oda simplemente llama a todos a alabar a Cecilia con voces e instrumentos.
Más tarde, el propio Purcell compuso Welcome to all the Pleasures (Z339) y dos odas: Raise, raise the voice (1685, Z334) y Hail, bright Cecilia! (1692, Z328). Igualmente siguió componiendo otras obras memorables para el festival, como el Te Deum y Jubilate Deo (en re mayor).
El Himno para santa Cecilia, de Herbert Howells, está basado en el texto de Ursula Vaughan Williams. Es una canción referida a la historia de Cecilia, con un fuerte romanticismo agregado. Habla de canciones, la primavera de la mocedad, el regocijo celestial, las nupcias del corazón, el anillo de fuego, y finalmente el martirio de la virgen. Finalmente ensalza al inmortalidad de la música:
Así que desde la Tierra otra canción se elevará
Para encontrar a los tuyos en el sempiterno deleite de los cielos.
Purcell murió el 21 de noviembre del año 1695, un día antes del Día de Santa Cecilia.
- Haendel
La Oda para el Día de Santa Cecilia (Ode for St. Cecilia's Day) y La fiesta de Alejandro de Händel son poemas musicalizados que escribió el poeta John Dryden (para el Día de Santa Cecilia de 1687 y 1697, respectivamente) por encargo de la Sociedad Musical de Londres. Más tarde, en 1889, el compositor Sir Hubert Parry volvió a musicalizarlas. Ambos poemas reflejan el ideal clásico de que el orden del ser humano y de la sociedad reflejan el orden universal, y que el arte (en este caso, la música) impone el orden sobre el caos.
La Song (canción) de Dryden, se convirtió en la Oda para el Día de Santa Cecilia de Handel. Handel compuso esta oda en 1736, cuatro años antes de componer el Mesías. En esta melodía se detecta un fuerte parecido con el estribillo del «Aleluya».
- Benjamin Britten
El compositor Benjamin Britten (1913-1976) nació el Día de Santa Cecilia, el 22 de noviembre, y William H. Auden escribió el poema Anthem for St. Cecilia’s Day (Himno al Día de Santa Cecilia) especialmente para él. Estos dos hombres, ambos británicos, eran amigos muy cercanos; a principios de los años cuarenta incluso vivían en la misma casa que compartían con el tenor Peter Pears, compañero de toda la vida de Britten. Eran homosexuales, en una época en que, incluso entre escritores y músicos, había mucho menos aceptación de la homosexualidad que la que existe ahora. En la poesía y en el tratamiento de la poesía se pueden encontrar pasajes sensuales, referencias a la inocencia perdida, y varios dobles sentidos. Auden conocía bien la depresión que Britten sufrió toda su vida, y su lucha con la culpa y la autoaceptación.
- Himno a santa Cecilia
El himno de santa Cecilia tiene tres secciones, cada una de las cuales termina con una invocación que reconoce a Cecilia como patrona de la música y le ruega que la inspiración musical sea un puente entre lo finito y lo infinito. La primera parte del poema se relaciona con la leyenda popularizada en el siglo XVI. «Santa dama», «cadencia reverente», «salmo sutil», «virgen inocente» y «cisne negro» son palabras reminiscentes de los madrigales del siglo XVI. El símbolo del cisne se refiere a que, en el momento de la muerte, el alma de un poeta entra en un cisne. Y el negro ―un color muy raro para un cisne― es una alusión al hábito negro de una monja (Cecilia era virgen).
La referencia a «construyó un órgano para hacer más grande su plegaria» (constructed an organ to enlarge her prayer) es un préstamo del texto del poema La fiesta de Alejandro, de Dryden (enlarg'd the former narrow bounds and added length). Por cierto, Auden era consciente de las implicación sexual de esta frase.
Afrodita era la diosa griega de la fertilidad. Su contraparte romana era Venus, quien flotaba sobre una caracola (como en la famosa pintura de Botticelli). Ella es lo opuesto a santa Cecilia: Afrodita rubia contra cisne negro; la sensual y voluptuosa contra la inocente y pura. Venus era la madre de Eneas, es decir, la madre de la raza latina. Y Cecilia fue martirizada por los romanos.
- Obras musicales dedicadas a santa Cecilia
- "Ode for St Cecilia´s day" de Georg Friedrich Händel,HWV 76.
- Himno a santa Cecilia, de Benjamin Britten y letra de William H. Auden,
- Un himno a santa Cecilia de Herbert Howells,
- Misa a santa Cecilia, de Alessandro Scarlatti,
- Messe Solennelle de Sainte Cécile, de Charles Gounod,
- Hymne à Sainte Cécile, de Charles Gounod,
- Hail, bright Cecilia!, Rise, rise the voice, Welcome to all the pleasures de Henry Purcell.
- Sankta Cecilia fue una canción sueca de moda, cantada por Lotta Pedersen y Göran Folkestad en el Festival de la Melodía de Suecia (Swedish Melodifestivalen) 1984.
- Cantata para Santa Cecilia, para solistas, coro, coro de niños y orquesta de cámara por Frederik Magle (1998)
- Cecilia, vergine romana Arvo Pärt para coro mixto y orquesta (2000). Interpretada por Myung-Whun Chung (director), al frente del coro y de la orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia.
- Himno Plegaria a Santa Cecilia (Valencia- España), compuesto por Salvador Giner Vidal, del que existe una versión orquestada de José María Cervera Lloret para coro mixto y orquesta.
Santa Cecilia en la pintura y escultura
- En 1599, Stéfano Maderno (1576-1636) realizó una estatua de mármol jaspeado ―que actualmente se encuentra bajo el altar mayor de la antedicha iglesia de Santa Cecilia en Roma―, donde la representó postrada, tal como habría recibido el soplo de la muerte de manos de su ejecutor.
- El éxtasis de santa Cecilia de Rafael (famoso cuadro conservado en Bolonia); Cecilia aparece tocando el órgano.
- Santa Cecilia de Rubens (en Berlín).
- Santa Cecilia, san Valeriano y san Tiburcio, por Botticini.
- Santa Cecilia y san Valerian de Lelio Orsi.
- Santa Cecilia, de Guido Reni, 1606.
- Doménico Zampieri (o Domenichino) (1581–1641), pintor barroco italiano de la escuela boloñesa:
- El martirio de santa Cecilia (aprox. 1603, en la Pinacoteca Nacional de Bolonia).
- Escenas de la vida de santa Cecilia (varios frescos, 1613-1614, San Luigi dei Francesi, Roma):
- Santa Cecilia ante el juez
- Santa Cecilia le da limosna a los pobres
- Santa Cecilia con un ángel (1618, Museo del Louvre, París).
- Santa Cecilia, en estilo florentino del siglo XVII. Se encuentra en el dormitorio palaciego de Gabrielle d’Estrées (amante del rey Enrique IV de Francia y madre de su heredero legítimo César de Vendôme) en el Château de Chenonceau (en Chenonceaux, Valle del Loira, Francia).
- Santa Cecilia aparece en el reverso del actual billete de 20 libras esterlinas (en el Reino Unido), acompañada por el compositor Sir Edward Elgar (autor de Pompa y circunstancia).
Santa Cecilia en la arquitectura
- Basílica de santa Cecilia
Alrededor del año 821, el papa Pascual I (817-824) hizo demoler la humilde iglesia situada en el barrio del Trastévere de Roma y la reconstruyó con gran esplendor. Basándose en las Actas de santa Cecilia, el papa hizo investigar las catacumbas de Calixto para recuperar sus reliquias. Sin embargo, definitivamente no había restos reconocibles, por lo que Pascual creyó que los lombardos las habían robado en su invasión de Roma.
Sin embargo, para instalar el templo necesitaba reliquias, por lo que declaró que Cecilia se le había aparecido y le había exhortado acontinuar su búsqueda en otras catacumbas, porque él ya había estado junto a ella (es decir, cerca de su tumba). Por consiguiente, volvió a buscar en la catacumba de Pretextato, y encontró unos restos cubiertos con costosos ropajes de brocados de oro y con las ropas empapadas en su sangre a sus pies. El papa declaró que esas eran las reliquias de Cecilia. Esto contradecía el texto que señalaba que ella había sido enterrada en la catacumba de Calixto, pero el papa opinó que seguramente los restos habían sido trasladados a la catacumba de Pretextato para salvarlos de los primeros saqueos de los lombardos.
El papa Pascual encontró otros restos en los nichos cercanos, los trasladó junto con los de santa Cecilia y declaró que eran los de Valeriano, Tiburcio y Máximo, y también los de los papas Urbano y Lucio. Puso todos esos restos bajo el altar mayor de la iglesia de Santa Cecilia en el Trastévere.
En 1599 (780 años después), el cardenal Paolo Emilio Sfondrato, en ocasión del inminente jubileo del año 1600, escribió que durante la restauración de la basílica había abierto el sarcófago de santa Cecilia y la había encontrado incorrupta y en la misma posición descrita por el papa Pascual.
Sfondrati mandó al escultor Stéfano Maderno (1576-1636) esculpir una estatua de mármol jaspeado de la santa, que se encuentra colocada bajo un baldaquino dentro de la iglesia. La santa lleva en la cabeza un tocado que muestra su condición de noble romana. Una copia de la estatua se encuentra en las catacumbas, en el lugar en el que supuestamente fue enterrada.
Santa Cecilia en la liturgia y la iconografía
La Iglesia católica incluyó a Cecilia en la plegaria eucarística I de la misa:
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Las representaciones más antiguas de Cecilia la muestran en la actitud usual de los mártires en el arte cristiano de los primeros siglos: o con la corona del martirio en su mano o en actitud de oración. En el ábside de su iglesia en el Trastévere todavía se conserva el mosaico hecho debajo de la imagen del papa Pascual, en el que se la representa con ricos vestidos como protectora del papa.
Los cuadros medievales de la santa son muy frecuentes; desde los siglos XIV y XV se le asigna como atributo un órgano o se la representa sentada tocando el órgano, evidentemente para expresar lo que se le atribuyó erróneamente a menudo en los panegíricos y poemas basado en una mala traducción de las Actas de Santa Cecilia: Cantátibus órganis [...] illa decantábat. Posiblemente el cantántibus órganis fue interpretado erróneamente como si la propia Cecilia hubiera sido la organista, lo cual abonó la relación imaginaria entre la santa y la música.
La imagen es un cuadro de Matteo Rosselli (1620). Santa Cecilia canta y toca el órgano acompañada por dos ángeles.