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Los protagonistas de la santidad
La mujer consagrada se encuentra en los albores del Tercer Milenio con la gran noticia de que tiene que ser santa, si quiere vivir con plenitud su consagración a Dios.


Por: Germán Sánchez | Fuente: USMI



1. Re-definiendo el concepto de santidad.
2. Importancia de la santidad de la mujer consagrada en el siglo XXI
3. ¿Es posible programar la santidad?
4. Los protagonistas de la santidad.
a. ¿Quiénes están interesados por formar una persona santa?
b. El pastor de la grey.
c. La religiosa del Tertio Millenio.
d. El programa de vida espiritual.
e. Las formadoras de la religiosa.
f. El carisma y el patrimonio espiritual de cada Instituto (VC, 36)
g. El silencio de la adoración: oración y ascesis (VC, 38)
h. La vida espiritual en primer lugar. (VC, 93 y RC, 20)


1. Re-definiendo el concepto de santidad

La mujer consagrada se encuentra en los albores del Tercer Milenio con la gran noticia de que tiene que ser santa, si quiere vivir con plenitud su consagración a Dios. Una noticia que puede tomarle por sorpresa y llenarla de miedos. Sin embargo, estas sorpresas y miedos no tienen razón de ser cuando definimos adecuadamente el concepto de santidad. Cuando se habla de personas santas no se debe pensar en personas fuera de este mundo, sino en personas que han vivido en este mundo, las mismas circunstancias que nosotros vivimos, incluidos los gozos, las tristezas, las preocupaciones y, por qué no, las mismas tentaciones. Como mujeres consagradas, las religiosas tienen una ventaja sobre otras personas. En la congregación el Fundador/a ha dejado una huella indeleble para vivir la santidad. Pero, ¿a qué tipo de santidad nos estamos refiriendo?

El concepto de santidad lo tomamos de la Constitución dogmática Lumen Gentium que en el número 40 dice: "El Señor Jesús, maestro y modelo divino de toda perfección, a todos y cada uno de sus discípulos de cualquier condición, ha predicado la santidad de vida, de quien Él mismo es el autor y el perfeccionador, <> (Mt. 5,48). En efecto, Él mandó a todos el Espíritu Santo, para movernos internamente a amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amarse unos a otros como Cristo los ha amado".1

En este concepto nos encontramos con tres elementos que comporta la santidad: la posesión de la gracia santificante, un trabajo serio de fidelidad y correspondencia a las mociones del Espíritu Santo, un reclamo a la purificación y conversión interior para hacer nuestro el rostro transfigurado de Cristo.

Estos elementos son comunes a todo bautizado, no son exclusivos de la vida consagrada. Nos damos cuenta que ser santo es una invitación a todo fiel cristiano y que no es patrimonio exclusivo, como hace algún tiempo podía haberse pensado, de ciertos estados de vida, cómo podrían ser el del sacerdocio o el de las almas consagradas. "Preguntar a un catecúmeno: <<¿quieres recibir el Bautismo?>>, significa al mismo tiempo preguntarle <<¿quieres ser santo?>>. Significa ponerle en el camino del Sermón de la Montaña: <> (Mt. 5, 48)2.

Éste ha sido uno de las aportaciones del Jubileo del 2000: darnos cuenta que todos estamos llamados a la santidad por razón de nuestra vocación de bautizados, es decir, de hijos de Dios. "En primer lugar, no dudo en decir que la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es la de la santidad. ¿Acaso no era éste el sentido último de la indulgencia jubilar, como gracia especial ofrecida por Cristo para que la vida de cada bautizado pudiera purificarse y renovarse profundamente?... Terminado el Jubileo, empieza de nuevo el camino ordinario, pero hacer hincapié en la santidad es más que nunca una urgencia pastoral... Es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción este alto grado de la vida cristiana ordinaria"3.

Con estas definiciones, que abrazan a todo bautizado, debemos dejar en claro que la santidad no consiste en arrobamientos místicos o experiencias sobrenaturales, sino en un empeño por ser fiel al propio estado de vida, de acuerdo a la vocación recibida de Dios. Cada estado de vida recibe las gracias necesarias para cumplir con perfección los deberes encomendados. La posesión de la gracia santificante se dará en la medida en que respondamos con generosidad a las gracias que recibimos todos los días para cumplir con nuestros deberes de estado, a las mociones del Espíritu santo que nos impulsarán para cumplir con el tipo de vocación que Dios nos ha querido regalar. Y todo ello se deberá llevar a cabo con una lucha espiritual, con una gran ascesis para logra la purificación y renovación de nuestras vidas.

La perfección no es un patrimonio exclusivo de la vida consagrada4 5, si bien existe un cierto tipo de perfección para la vida consagrada. Esta perfección se identifica con la santidad de vida. "La Iglesia siempre ha visto en la profesión de los consejos evangélicos un camino privilegiado hacia la santidad. Las mismas expresiones con las que la califica -escuela de servicio al Señor, escuela de amor y de santidad, camino o estado de perfección- indican bien sea la eficacia y la riqueza de los medios propios de esta forma de vida, o el esfuerzo particular de aquellos que han abrazado este tipo de vida"6. Por lo tanto, dentro de los elementos constitutivos de la vida consagrada se encuentran elementos que llevan a la persona hacia la santidad. La profesión de los consejos evangélicos facilitan este camino: en la vivencia de la pobreza, la castidad y la obediencia, la persona consagrada se halla con más y mejores medios para alcanzar la santidad de vida. Aunque un bautizado debe vivir la castidad de acuerdo a su propio estado de vida, la obediencia a Dios y a la Iglesia y un razonado desapego de los bienes materiales7, su llamado a vivir la santidad, que es la perfección en la caridad, no comporta por sí mismo la llamada al celibato o a la virginidad, la renuncia a la posesión de los bienes, ni la obediencia a un superior, en la forma como queda establecida para las personas consagradas. Por lo tanto, la profesión de los consejos evangélicos supone un particular regalo que Dios no concede a todos.


2. Importancia de la santidad de la mujer consagrada en el siglo XXI

Hemos visto que por su especial consagración, la mujer consagrada está llamada a la santidad. Al hacer de su vida un especial camino de seguimiento del Señor en pobreza, castidad y obediencia se compromete a reflejar en toda su vida, la vida de Cristo. La santificación la encontrará en la medida en que su vida se asemeje con la vida de Cristo. Su esfuerzo consistirá en ir conformado sus sentimientos, con los sentimientos de Cristo, de forma que pueda expresar como san Pablo: "No soy yo, es Cristo quien vive en mí".

De esta santidad tiene necesidad el mundo de hoy, especialmente ahora que inicia el Tercer Milenio de la era cristiana. El mundo laicizado se ha volcado sobre modelos de vida que tiene como valores fundamentales aquellos que aportan a la persona una satisfacción inmediata para el mundo de los sentidos. Se privilegia el tener sobre el ser. Valgo en la medida que tengo es la ley de vida para muchas personas en nuestro tiempo. Se eligen estilos de vida contrarios a los valores evangélicos.

Sin embargo el hombre no puede permanecer encerrado en la materia. De alguna forma el espíritu lo lleva a buscar una esperanza de vida. A la pregunta del sentido de la vida responde con vagas formas de espiritualidad que van desde el culto a los ángeles, hasta formas de New Age o neo-paganismo.

Frente a esta realidad, la santidad de vida de la mujer consagrada se impone por sí misma, sin otra explicación que la vida misma. Como reflejo de los valores evangélicos, la santidad de la mujer consagrada presenta un modelo atractivo para la vida de aquellos que buscan fundamentar su esperanza en modelos pasajeros o intrascendentes. Sin saberlo, esta sed no puede apagarse en estos modelos. Es por ello, que al ver un modelo que se basta por sí mismo -la vivencia de los valores evangélicos-, resulta atractivo a sus ojos.

La condición para atraer será una sola: la santidad de vida, entendida en este caso como la radicalidad en la vivencia de los consejos evangélicos. Radicalidad que es creer en lo que se vive, siguiendo la máxima de la metafísica: primero el ser, luego el actuar. Quien consagrado conoce perfectamente cuál debe ser su identidad, cree en dicha identidad, actuará entonces, de acuerdo a dicha identidad. "La aportación específica que las personas consagradas pueden ofrecer al Evangelio de la esperanza parte dealgunos aspectos que caracterizan el actual rostro cultural y social de Europa. Así, la pregunta sobre las nuevas formas de espiritualidad, que hoy emerge en la sociedad, encontrará una respuesta en el reconocimiento del primado absoluto de Dios vivido por los consagrados a través de la donación total de sí mismo, la conversión permanente de una existencia ofrecida como un verdadero culto espiritual. En un contexto contaminado del secularismo y sujetado al consumismo, la vida consagrada, don del Espíritu a la Iglesia y por la Iglesia, se convierte cada vez más en signo de esperanza en la medida en que testimonia la dimensión trascendente de la existencia8.


3. ¿Es posible programar la santidad?


La radicalidad en la vivencia de los consejos evangélicos nos recuerda la misma radicalidad con la que los Apóstoles siguieron a Cristo. Aquellos que actualmente siguen a Jesús abandonando todo por Él, revocan a los Apóstoles que respondiendo a su invitación, renunciaron a todo lo demás9. De esta forma podrá la mujer consagrada vivir con radicalidad y ser testimonio de la trascendencia.

Este abandono de todo por segur a Jesús se proyecta en el tiempo. No se refiere tan sólo al momento que pro primera vez la mujer que va a consagrarse deja casa, padre, hermanos y hermanas, para iniciar su período de formación. Se trata más bien de un continuo abandonar todo pro Él, para no apegar el corazón a nada y así más fácilmente poder reflejar el rostro de Cristo entre los hombres. En esta dejarlo todo está inscrito el secreto de la santidad. Dejar todo se convierte así en todo un programa de vida que me lleva a la santidad.

Sabemos sin embargo cuán frágil es la persona humana. Hoy planea y mañana falla. Sus buenos deseos pueden verse ensombrecidos por sus pasiones desordenadas, sus sentimientos mal encaminados, sus instintos no encauzados, sus emociones irracionales. Pero por otra parte parece atrevido el pensar sólo que la santidad se puede programar, como quien pudiera prever los diversos mecanismos de una máquina para obtener un resultado. Quizás el término puede asustar en un primer momento y prestarse a equívocos en la vida espiritual. Programar no quiere decir tan sólo el llevar a cabo determinadas acciones para la obtención de un resultado. Programar es el arte de prever aquellas circunstancias esenciales que pueden incidir en un resultado, catalogándolas y jerarquizándolas de forma que contribuyan eficazmente a la obtención de un objetivo o resultado previsto.

Quien sabe programar es una persona que posee una visión a largo plazo. Lo primero que lleva a cabo es ponerse antes los ojos la meta que desea alcanzar, el objetivo que quiere conseguir. "Comienza por el final"10 de tal manera que antes de comenzar a trabajar sabe a donde llegar.

Muchas veces las mujeres consagradas, como otras personas consagradas en la Iglesia, perdemos de vista el sentido de la programación y de la eficacia, dejando mucho campo de acción al Espíritu santo, cuando en realidad olvidamos que el Espíritu santo actúa en la medida en que nosotros actuamos y no como la Tercera persona de la Santísima Trinidad que se encarga de cubrir nuestras deficiencias, indolencias o mediocridades. Dos actúa en la medida en que le prestamos todo nuestro ser, potenciando nuestras acciones. Si bien sabemos que sin Él nada podemos, ello no nos excusa para no trabajar.

Una de las empresas más importantes para las mujeres consagradas debería ser sin duda alguna el alcanzar la santidad a las que Dios las ha llamado. Hemos visto en los capítulos precedentes la posibilidad y la importancia de la santidad de la religiosa en los inicios de este milenio. Es necesario por tanto poner manos a la obra en la labor de la propia santificación. Trabajar "no como quien da puños en el aire", parangonando a San Pablo, sin con un objetivo muy precisos y con una programación detallada. "¿Acaso se puede programar la santidad? ¿Qué puede significar esta palabra en la lógica de un plan pastoral? En realidad, poner la programación pastoral bajo el signo de la santidad es una opción llena de consecuencias. Significa expresar la convicción de que, si el Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la inserción en Cristo y la inhabitación de su Espíritu, sería un contrasentido contentarse con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una religiosidad superficial"11.

Traduciéndolo a un lenguaje espiritual, la mujer consagrada debe tener como prioridad en su vida ser santa, y no debe tener miedo a afrontar las consecuencias que esto conlleve. Una de las consecuencias lógicas que debía plantearse ella, después de expresar su deseo de ser santa, es el de preguntarse sobre los medios que pondrá en práctica para llevar a cabo este alto ideal de vida. No puede guiarse por golpes de suerte o dejarse llevar por el vaivén de sus pasiones o sentimientos. Atenta a la voz del Espíritu discernirá aquellos medios que le lleven a alcanzar con eficacia la santidad.

Los tiempos actuales requieren alcanzar la santidad con sentido de eficacia, que no es sino el saber hacer, y el arte de hacer más en menos tiempo. Así lo requiere la urgencia de la misión y así lo requieren las almas a las cuáles debemos dejar la impronta de nuestra vida configurada en el Señor. El ejemplo de radicalidad de vida, que tanto servirá de ejemplo para la sociedad de nuestro tiempo, no admite el dejar espacio a la improvisación, la falta de profesionalidad o los resultados mediocres en lo que a santidad se refiere. Se requiere por tanto actuar sabiendo la meta que queremos alcanzar y poniendo los medios más adecuados para alcanzar. Se requiere por tanto trabajar con un programa que no será otra cosa sino el tener un programa de vida espiritual, una guía y un calendario. Esto se explica en pocas palabras con un lenguaje llamativo para la vida espiritual, pero prestado del mundo organizacional: saber qué es lo que se quiere, cómo se quiere lograr y cuándo se va a lograr.

La programación de la santidad no es más que la programación por objetivos. Si la santidad es la imitación de Cristo, de forma que la mujer consagrada pueda reflejar el rostro de Cristo y de ese modo vivir una existencia transfigurada12, la programación por objetivos de la santidad responderá a las preguntas qué, cómo y cuándo. La mujer consagrada busca su transfiguración en Cristo, respondiendo así al qué. Se da cuenta sin embargo de las faltas y el espacio que la separa de este ideal. Deberá establecer por tanto los medios que la lleven al ideal de vida, existencia transfigurada, que se ha propuesto vivir. Por último deberá jerarquizarlos en el tiempo, para ensayar unos y una vez alcanzadas ciertas metas, poder ejecutar otros, de forma que no se detenga en su camino hacia la santidad.

De esta manera la santidad puede programarse con un programa, qué tipo de vida quiero, una guía, cómo lo quiero y qué medios voy a usar para alcanzarlo y un calendario, cuándo lo voy a alcanzar.


4. Los protagonistas de la santidad

a. ¿Quiénes están interesados por formar una persona santa?

Aparentemente la primera interesada en lograr la santidad sería la mujer consagrada. Sin embargo no lo es así. La primera persona interesada en la santidad es Dios mismo. Él, al llamarnos a la existencia y al hacernos hijos suyos por medio del bautismo nos pide <> (Mt. 5,48). Es una invitaciàon con caràcter mandatorio. Una invitacion a ser y no solo a la posibilidad de ser. "Durante su vida terrena, Jesús llamó a quienes Él quiso, para tenerlos junto a sí y para enseñarles a vivir según su ejemplo, para el Padre y para la misión que el Padre le había encomendado (cf. Mc 3, 13-15). Inauguraba de este modo una nueva familia de la cual habrían de formar parte a través de los siglos todos aquellos que estuvieran dispuestos a " cumplir la voluntad de Dios " (cf. Mc 3, 32-35). Después de la Ascensión, gracias al don del Espíritu, se constituyó en torno a los Apóstoles una comunidad fraterna, unida en la alabanza a Dios y en una concreta experiencia de comunión (cf. Hch 2, 42-47; 4, 32-35). La vida de esta comunidad y, sobre todo, la experiencia de la plena participación en el misterio de Cristo vivida por los Doce, han sido el modelo en el que la Iglesia se ha inspirado siempre que ha querido revivir el fervor de los orígenes y reanudar su camino en la historia con un renovado vigor evangélico"13.

La invitacion de Jesucristo a seguirlo mas de cerca por la profesion de los consejos evangelicos lleva implicita la invitacion a la santidad de vida. Sera la Trinidad Santa la primera interesada en lograr que la persona consagrada sea santa, para que asi pueda seguirla mas de cerca. "La vida consagrada está llamada a profundizar continuamente el don de los consejos evangélicos con un amor cada vez más sincero e intenso en dimensión trinitaria: amor a Cristo, que llama a su intimidad; al Espíritu Santo, que dispone el ánimo a acoger sus inspiraciones; al Padre, origen primero y fin supremo de la vida consagrada. De este modo se convierte en manifestación y signo de la Trinidad, cuyo misterio viene presentado a la Iglesia como modelo y fuente de cada forma de vida cristiana"14 Seran las tres personas de la Santisima Trinidad quienes haran la labor de santificar el alma consagrada en la medida en que el alma consagrada se preste a la accion de la gracia.
Asi, Dios Padre, origen primero y fin supremo de la vida consagrada sera quien invita al alma a ser toda de su propiedad. El es quien suscita en el alma los deseos de Dios, "los fuertes deseos de Dios", segun una bella expresion del ritual de consagracion de la Orden de las monjas agustinianas. El alma no puede pensar por si misma la perfeccion a la que esta llamada mediante la profesion de los consejos evangelicos. Es Dios Padre, en su infinta gratuidad quien suscita en el alma estos deseos de perfeccion. No es desdenable la forma en que Dios se vale para hacer esta llamada. "Sabemos que la vocación es la manifestación, hecha por Dios a un bautizado, de su voluntad con la cuál Él lo ha elegido a la vida consagrada, para que se dedique únicamente a darle gloria y a la salvación de los hombres, dándole una idoneidad adecuada y medios necesarios y útiles para cumplir con este fin"15. Este llamado de Dios reviste una gama inmensa de psoibilidades que van desde el desvelarse sereno de una llamada suave y sutil como quien se da cuenta sin sentirlo, de la vocacion a la que ha sido llamada, hasta las experiencias misticas y psicologicas mas fuertes y profundas, a semejanza de San Pablo camino a Damasco (Hch. 9, 1 -19).

La segunda persona de la Trinidad, Cristo, sera el encargado de hacer mas concreta esta llamada, a traves de una invitacion a imitar su vida.

Y por ultimo, el Espiritu Santo, dulce huesped del alma inspirara constantemente en el alma los deseos de perfeccion y santidad a la que esta llamada.

De esta forma, la profesion de los consejos evangelicos, resumen y esencia de la vida consagrada, se convierte enun himno de vida a la Santisima Trinida, pues reflejan las inspiracones, el seguimiento y la llamada a la vida de especial consagracion. "La castidad de los célibes y de las vírgenes ... es el reflejo del amor infinito que une a las tres Personas divinas en la profundidad misteriosa de la vida trinitaria... La pobreza manifiesta que Dios es la única riqueza verdadera del hombre. Vivida según el ejemplo de Cristo que " siendo rico, se hizo pobre " (2 Co 8, 9), es expresión de la entrega total de sí que las tres Personas divinas se hacen recíprocamente... La obediencia, manifiesta la belleza liberadora de una dependencia filial y no servil, rica de sentido de responsabilidad y animada por la confianza recíproca, que es reflejo en la historia de la amorosa correspondencia propia de las tres Personas divinas"16.

b. El pastor de la grey

Hemos hablado que la santidad es para todos y que la santidad, si queremos en verdad conseguirla, se debe programar. Esta programacion no es solamente de incumbencia particular. La santidad se enmarca dentro de las realidades terrenas, dentro de la vida cotidiana. Abraza las actividades mas intimas y personales, asi como las de la comunidad y aquella obras de pastoral que se insertan en la diocesis. Por ello, toca tambien al obispo promover la santidad de toda su diocesis, incluidas las personas consagradas. "La santidad del pueblo de Dios, a la cual se ordena el ministerio de santificación del Obispo, es don de la gracia divina y manifestación de la primacía de Dios en la vida de la Iglesia. Por eso, en su ministerio debe promover incansablemente una auténtica pastoral y pedagogía de la santidad... (asi) el Obispo ha de estimar y promover la vocación y misión específicas de la vida consagrada, que pertenece estable y firmemente a la vida y a la santidad de la Iglesia"17.

Las actividades de la mujer consagrada que se llevan a cabo encomunion con el Pastor de la diocesis, cobran un valor doblemente santificador: no solo porque son obras buenas, inscritas dentro del carisma o delprograma de santificacion personal, sino porque quedan enmarcadas y bendecidas por la obediencia al Obispo. El Obispo, a su vez, "procura que los Institutos crezcan y florezcan según el espíritu de los Fundadores, protegiéndolos y vigilándolos con su autoridad"18.

De esta forma se establece un comun programa de santidad: en la medida en que el Obispo vigila con su autoridad que los Institutos religiosos llevena a cabo su fin especifico, mediante la vivencia del genuino carsima, esta protegiendo y asegurando los medios para que las personas consagradas alcancen la santidad de acuerdo a su propio estado de vida. Por otra parte, la mujer consagrada, al trabajar en coordinacion con las disposiciones emanadas por el obispo, asegura un trabajo en favor de la santidad de la Iglesia en esa diocesis y de su propia santidad.

c. La religiosa del Tertio Millenio

Hemos hablado hasta ahora de dos protagonistas "externos" a la religiosa. Sin embargo no podemos seguir adelante en nuestro discurso sin dedicar una palabra a la religiosa en particular. Es ella quien se debe abrir a la gracia. Es ella quien debe cooperar con el Obispo. Es ella quien debe aprender a programar su santidad. ¿Que cualidades son necesarias para que esta religiosa alcance la santidad?

Por mas sencillo o banal que pudiera parecer la siguiente apreciacion, tiene una fuerte razon psicologica y metafisica. Lo primero, lo esencial que se necesita para que la religiosa sea santa, es tener los deseos de ser santa.

Esta afirmacion la hemos basado sobre un argumento metaficio y psicologico. Desde el punto de vista metafisico bien sabemos que el "ser precede al hacer". Primero debo saber lo que soy para despues ponerme en marcha y asi alcanzar lo que debo alcanzar. Debo por tanto conocer los elemntos que son inherentes a la santidad de vida, de acuerdo a mi consagracion. Una consagracion que comprende toda mi persona, por toda la vida. Y como "la formación integral de la persona comprende una dimensión física, moral, intelectual y espiritual"19 ninguna esfera de mi vida puede quedar alejada o no estar tocada por mis aspiracones a la santidad. Los grandes fracasos enla vida consagrada consisten por hacer recovecos en algun aspecto de la vida. Es decir, reservarse para si algo en la vida, y no donarlo a Dios.

Desde el punto de vista psicologico, sabemos bien que la persona es lo que desea20. La religiosa no solo debe desear en lo mas profundo de su ser el ser santa. Este deseo debe ser el unico deseo en su vida. Aquella idea que polarice todo su existir. No es el apostolado lo que la hara santa. No es la oracion lo que la hara santa. No es la vivencia de los votos lo que la hara santa. Todos estos son medios, muy buenos en si mismos, que la pueden acercar al ideal de la santidad. Pero en realidad, lo que la hara santa, o para expresarlo en forma mas clara, aquello que le ayudara a alcanzar la santidad con mayor facilidad, es el movimiento que se da en su interior hacia un ideal. Decia Platon que ningun viento es favorable para quien no sabe a donde ir. Cuando se tiene la meta, se tienen los medios. Desgraciadamente mucha literatura del tipo humano ha inundado el mercado en los ultimos tiempos, haciendo parecer que todo es posible para el que quiere lograrlo. Sin duda alguna, las disposiciones positivas son medios que ayudan a alcanzar lo que uno se propone. Pero no lo es todo. Frente a los obstaculos que nos proporciona la vida ordinaria, no bastan solo el querer lograr. Es necesario tener claro el deseo profundo de alcanzar la meta, en este caso, la santidad.

Este deseo profundo, podemos llamar conviccion, nos debe llevar a la autoconviccion de que podemos alcanzar la santidad. Autoconviccion no es persuasion, sino el convencimiento real de que podemos alcanzar la santidad, porque Cristo nos invita a ello. Esta autoconviccion, significa estar convencido de que la santidad es para mi y de que la puedo alcanzar en forma real. Esta conviccion me llevara por tanto a optar en mi vida por este camino, el camino de la santidad. Vivire entonces la santidad como opcion fundamental, a la manera como los Apostoles vivieron con radicalidad el llamado de Cristo, convencidos que Dios los llamaba a ser santos. "Todos los hijos de la Iglesia, llamados por el Padre a " escuchar " a Cristo, deben sentir una profunda exigencia de conversión y de santidad. Pero... esta exigencia se refiere en primer lugar a la vida consagrada. En efecto, la vocación de las personas consagradas a buscar ante todo el Reino de Dios es, principalmente, una llamada a la plena conversión, en la renuncia de sí mismo para vivir totalmente en el Señor, para que Dios sea todo en todos."21

Como un elemento adecuado para ir preparando el propio programa de vida espiritual hacia la santidad, convendra cuestionarnos al final de nuestra jornada sobre los deseos de esta santidad. Aspirar a la santidad es basicamente tener en el alma siempre fresco el deso de ser santo.

d. El programa de vida espiritual

La santidad no se improvisa. Es un camino que debe recorrerse todos los dias. Si bien la meta puede ser muy clara, y los deseos e alcanzar dicha meta, muy fuertes, no son suficientes por si solos. En el camino hacia la santidad podemos encontrarnos con muchos obstaculos y dificultades. El problema no seran ls obstaculos o dificultades, inherentes a toda empresa espiritual.El problema sera no saberse como regir en esos momentos. El problema sera, sobretodo, el desalentarse.

Es necesario por tanto, contar con una guia, un mapa para alcanzar la santidad. Quien quiere escalar una montana, tiene presente la cima, pero tiene losojos puestos en el camino que esta pisando y tiene a la mano una carta geografica que le ayuda para no errar el camino.

Alguien ha dicho que el hombre es el unico animal que cae dos veces en el mismo error. Lejos de polemizar sobre esta aseveracion debenos ser conscientes y humildes para reonocer nuestra debilidad. Se nos hace dificil alcanzar la santidad no tanto por lo excelso del ideal, sino por lo fragin que somos. Cualquier contrariedad en la vida espiritual nos desalienta. Cualquieer contratiempo nos supone un sacrificio imposible de sufrir. Un obstaculo puede significar el cludicar en la lucha. Y no hablemos de la esfera emotiva o psicologica. Las pasiones, los sentimientos, las emociones se desbordan en nosotros y parecen obnubilar el horizonte.

Frente a todas estas aparentes adversidades debemos ser consciente que Dios nos quiere santos no "a pesar" de nuestros defectos, problemas, obstaculos o incertezas, sino "a traves" de ellas. Pero para ser santos a traves de nuestars fallas debemos conocernos cmo somos, aceptarnos y proponernos la superacion. Todo esto lo podemos lograr si contamos con un programa de vida espiritual que nos trace el sendero. Un camino de visa espiritual muy practico. Basado en nuestro ideal, debemos saber cual es nuestro defectodominante, aquella fuerza que polariza negativamente nuestro ser y no nos deja alcanzar la santdad. Basicamente puede ser la soberbia o la sensualidad. Acto seguido tendo que ver las manifestaciones mas constantes de este defecto dominante para luego aplicarme a vivir la virtud contraria al defecto. Pero esta virtud debe materializarse en puntos muy especificos de mi vivir diario. De lo contrario todo quedara en un muy buen deseo.

Al poner en practica los puntos practicos de la virtud, estoy ya trabajando directamente en alcanzar mi santidad.


e. Las superioras y las formadoras de la religiosa.

Puede parecer curioso hablar de la formadora como protagonista de la santidad de la religiosa. Sin embargo es facilmente explicable el papel que debe desempenar. En su calidad de madre, maestra y guia, compete a la formadora dar las bases de la santidad. Explicar teorica y practicamente en que consiste la santidad.

Pero mas curioso resulta hablar de la superiora como protagonista de la santidad de la religiosa. Inexplicablemente se percibe en algunos sectores de la vida consagrada femenina, que el papel de la superiora de comunidad queda relegado a un aspecto de tipo organizativo, de gobierno, algo que podriamos llamar, uan labor de gerente administrativo. Si bien las labores que coordina pueden ser eminentemente espirituales: revisar el fiel cumplimiento de las normas, de las constituciones, de las ultimas circulares y/o disposiciones emanadas por el Capitulo General o el Consejo General. Sin embargo, su labor formativa no entra en ninguna consideracion practica. Se piensa que la religiosa de votos profesa ya esta formada o lo resuelve todo en oros ambitos, con bien pueden ser la direccion espiritual (en caso de que la tenga) o en la confesion.

Por claridad de conceptos, debemos decir que la santidad baja a aspectos concretos que en muchas ocasiones se le puede escapar al director espiritual, especialmente cuando es una persona externa a la Congregacion, como de hecho sucede en la practica. Es necesario confrontar nuestra vida con alguien que nos ve, nos concoce desde dentro de la comunidad y que vive, o se esfuerza por vivir, el carisma de la Congregacion. Esta persona puede ser la superiora, quien, con una adecuada formacion, puede ayudar a la religiosa a alcanzar la santidad. "Los superiores tienen la especial obligación de gobernar de acuerdo con las constituciones del instituto y de promover la santidad de sus miembros. En sus personas, los superiores deben ser modelos de fidelidad al magisterio de la Iglesia y a las normas y tradición de su instituto. Deben también promover la vida consagrada de sus religiosos con su vigilancia y corrección, su apoyo y su paciencia"22

Por lo tanto, el mismo Magistero de la Iglesia, no solo acepta la propuesta de que la superiora tenga una funcion formativa, sino que la apoya y la promueve.

La religiosa, por su parte, debe saber ver en la figura de la superiora, el instrumento querido por la voluntad de Dios para su propia santificacion. Al ayudarse de ella con humildad y sencillez, Dios la bendecira en su trabajo por alcanzar la santidad.


f. El carisma y el patrimonio espiritual de cada instituto. (VC, 36)

"Se invita pues a los Institutos a reproducir con valor la audacia, la creatividad y la santidad de sus fundadores y fundadoras como respuesta a los signos de los tiempos que surgen en el mundo de hoy.Esta invitación es sobre todo una llamada a perseverar en el camino de santidad a través de las dificultades materiales y espirituales que marcan la vida cotidiana".23

La santidad requiere de modelos plausibles, accesibles a nuestro modo de vivir y de entender la realidad de la vida epsiritual y de la vida material con la que tenemos que convvir todos los dias.Hemos hablado al inicio de este articulo que la santidad no consiste en ransfiguraciones misticas, sino que se realiza en lo cotidiano de nuestra vida. Dentro de la pedagogia, el alumno complementa su enseòanza mas facilmente cuando contratsta con la realidad todo lo que ha parendido en teoria. Asi, la muejr consagrada puede vivir el ideal de santidad cuando puede tocar con sus manos y con su espiritu aquel ideal de santidad que le propone su Instituto religioso, en una persona concreta. La historia del Fundador/a puede presentarse como una fomra atractiva de santidad, pues presenta una vivencia posible de todo aquello que se ensena.

Sin duda alguna que el esfuerzo por vivir y aplicar el carisma y el patrimonio espiritual de cad instituto sera tambien un elemento santificador, en el sentido de que sirve como elemento unitivo de todos los esfuerzos del vivir cotidiano.


g. El silencio de la adoracion: oracion y ascesis (VC, 38)

"La llamada a la santidad es acogida y puede ser cultivada sólo en el silencio de la adoración ante la infinita trascendencia de Dios: " Debemos confesar que todos tenemos necesidad de este silencio cargado de presencia adorada: la teología, para poder valorizar plenamente su propia alma sapiencial y espiritual; la oración, para que no se olvide nunca de que ver a Dios significa bajar del monte con un rostro tan radiante que obligue a cubrirlo con un velo (cf. Ex 34, 33) [...]; el compromiso, para renunciar a encerrarse en una lucha sin amor y perdón [...]. Todos, tanto creyentes como no creyentes, necesitan aprender un silencio que permita al Otro hablar, cuando quiera y como quiera, y a nosotros comprender esa palabra ".Esto comporta en concreto una gran fidelidad a la oración litúrgica y personal, a los tiempos dedicados a la oración mental y a la contemplación, a la adoración eucarística, los retiros mensuales y los ejercicios espirituales.Es necesario también tener presentes los medios ascéticos típicos de la tradición espiritual de la Iglesia y del propio Instituto. Ellos han sido y son aún una ayuda poderosa para un auténtico camino de santidad. La ascesis, ayudando a dominar y corregir las tendencias de la naturaleza humana herida por el pecado, es verdaderamente indispensable a la persona consagrada para permanecer fiel a la propia vocación y seguir a Jesús por el camino de la Cruz"24

Quienes se dedican a la actividad pastoral en neustros tiemos, pueden correr el reisgo de dejarse absorber por los diversos compromisos contraidos. La escasez de personal consagrado hacer pesar sobre las religiosas un gran numero de tareas que se deeben llevar a cabo casi simultanemente, dejando la oracion para un segundo momento. Este peligro ha quedado muy bien explicitado en el siguiente parrafo: "A veces la fidelidad a la oración personal y litúrgica exigirá un auténtico esfuerzo para no dejarse consumir por un activismo destructor. En caso contrario no se produce fruto: "Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí" (Jn 15, 4)."25

La luchas por adquirir la santidad requiere constantemente ir a la fuente misma de la santidad y eso se logra unicamente con la oracion. Ahi se encontarran las fuerzas para volver a comenzaruna y otra vez la conquista por la santidad.

Se puede correr el reisgo de pensar que las actividades apostolicas, buenas, laudables ymuy santas en si mismas, nos santifican, con solo realizarlas con pureza de intencion. Sin embargo , esto no es asi. Podemos ofrecer tan solo un servicio, pero no la imagen de Cristo, que deberia ser el fundamento de todo apostolado. Por ello, laoracion nos transforma, reafirma nuestros deseos de santidad y nos permite estar unidos con Aquel que es la santidad misma.

No podemos olvidar que la oracion debe bajar a la parte practica de nuestra vida, de lo contrario no la podemos llamar oracion. La oracion, si es verdadera, debe iluminar nuestra vida, pues nos hace ver cual es la voluntad de Dios.

Pero para cumplir con esta voluntad de Dios en lo cotidiano necesitamos realizar un esfuerzo. Debenmos luchar contra el demonio, la carne y las asechanzas del mundo, que no por ser frecuentemente menciondadas en nuestro tiempo, han dejado de existir. Por ello Vita Consecrata, con un sano realismo antropolàogico nos invita a utilizar los medios de ascesis para combatir estas tres realidades que nos impiden alcanzar la santidad.


h. La vida espiritual en primer lugar (VC, 93 y RC, 20)

"Se trata de dirigir la mirada a la espiritualidad entendida en el sentido más fuerte del término, o sea la vida según el Espíritu. La vida consagrada hoy necesita sobre todo de un impulso espiritual, que ayude a penetrar en lo concreto de la vida el sentido evangélico y espiritual de la consagración bautismal y de su nueva y especial consagración"26
"Un programa que debe empezar dejando todo por Cristo (cf. Mt 4, 18-22; 19, 21.27; Lc 5, 11), anteponiéndolo a cualquier otra cosa para poder participar plenamente en su misterio pascual"27

Darle la primacia a la vida espiritual significa dejarnos guiar por lo que ios ha querido de la vida consagrada: un seguimiento mas cercano y mas fiel de Jesucristo. Significa un contemplar el rostro de Cristo y un ponerlo en la practica todos los dias.

Solo asi la mujer consagrada podra alcanzar lasantidad de vida a la que esta llamada por su especial consagracion a Dios.

NOTAS
1 Paulo VI, Lumen Gentium, n.40
2 Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, 6.1.2001, n. 31
3 Ibidem, n. 30 y 31
4 "El programa de vida de cada bautizado implica una perfección que no puede ser negada a ningún cristiano coherente con las santas promesas del bautismo. De hecho, el programa del bautismo, con sus exigencias de santidad y de lucha contra toda forma de pecado, puede y debe ser considerado un programa de perfección".Ángel Pardilla, Vita consacrata per il nuovo millennio, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano, 2003, p.1376
5 Incluso Juan Pablo II ha mencionado la importancia y trazado el programa de santidad para los obispos, en la Exhortación apostólica post-sinodal Pastores Gregis, 16.10.2003, n.12, de forma que todos los miembros que pertenecen a la Iglesia tiendan a la santidad de vida, comenzando por su Pastor, el Obispo.
6 Juan Pablo II, Vita Consecrata, 25.4.1996, n.35
7 Paulo VI, Lumen Gentium, n.44
8 Juan Pablo II, Ecclesia in Europa", 28.6.2003, n.38
9 Juan Pablo II, Vita Consecrata, 25.4.1996, n.93 y 94
10 Para profundizar sobre el tema de la programación a nivel personal, recomendamos la lectura del libro Covey, Los diez hábitos de las personas altamente eficaces, Ed. Grijalbo, México, D.F.
11 Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, 6.1.2001, n. 31
12 Juan Pablo II, Vita Consecrata, 25.4.1996, n. 35
13 Ibidem. n.41
14 Ibidem. n.21
15 Vicariato di Roma, Prontuario teologico, Edizioni Studi Domenicano, Bologna, 1991
16 Juan Pablo II, Vita consacrata 25.4.1996 n.21
17 Juan Pablo II, Pastores gregis, 16.10.2003, n. 41 y 50
18 Sagrada Congregacion para losReligiosos e Institutos Seculares, Mutuae Relationes, 14.5.1978
19 Congregacion para los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostolica, Orientaciones sobre la formacion en los Institutos religiosos, 2.2.1990 n.34
20 Para quien desee profundizar en el tratado psicologico de los deseos, la obre de Andre Louf, Generati dallo Spirito, Ed. Qiqalon, Magnano, 1994, es de una claridad meridiana, ofreciendo ademas certeras disposiciones y sugerencias para el trabajo en la direccion espiritual.
21 Juan Pablo II, Vita consacrata 25.4.1996 n.35
22 Sagrada Congregacion para los religiosos e institutos seculares, Elementos esenciales de la doctrina de la Iglesiasobre la vida religiosa dirigidos a los Institutos dedicados a las obras aposolicas, 31.5.1983, n.44
23 Juan Pablo II, Vita consacrata 25.4.1996 n.36
24 Ibidem. n. 38
25 Congregacion para los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostolica. Caminar desde Cristo, 19.5.2002 n. 25
26 Ibidem.n.20
27 Juan Pablo II, Vita consacrata 25.4.1996 n.20

 

 

 

 



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