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Parábolas

El tesoro y la perla
Mateo 13, 44-46. Tiempo Ordinario. El tesoro es ante todo Jesús, presente en la vida de la Iglesia y en los sacramentos.


Por: José Fernández de Mesa | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 13, 44-46

«El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel». «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.


Reflexión


A la época de Jesús las perlas fueron mucho más preciosas que hoy, sea por su rareza, sea porque no existían las artificiales. El Maestro usa este símbolo para indicar su Reino, único por su belleza y atractivo y por el cual vale de veras la pena renunciar a todo el resto y vender cada cosa. En el mundo contemporáneo, donde no se quiere de una vez poner límites a los derroches y a las inmensas riquezas y tesoros que nos hacen palidecer, no tenemos idea de qué es el bien más precioso que podemos recibir. Tímidamente, todavía alguien se acuerda quizás, de algo que no es sólo raro, sino hasta único: la vida.

El tesoro de que nos habla Jesús tiene un valor que supera aquel de toda la creación: el Reino de los cielos. En efecto, lo que de bonito, de bueno y de positivo hay en nuestra vida, y que podemos gustar y admirar en este mundo, es sólo una pálida, parcial y fugaz anticipación de lo que nos espera allá. El problema es que el tesoro está escondido, y sólo quien lo encuentra puede darle el justo valor, listo a sacrificar todo con tal de asegurárselo definitivamente. El tesoro es ante todo Jesús, presente en la vida de la Iglesia y en los sacramentos a través de los sacerdotes. Aseguremos las verdaderas perlas de este mundo.

 







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