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Tiempo Ordinario

La mies es mucha, pero los trabajadores pocos
Mateo 9, 32-38. Tiempo Ordinario. Cuando me ve fatigado y abatido, no piensa que soy un amargado e ingrato, sino que tiene siempre compasión de mí.


Por: H. Luis Fernando Hernández | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38

En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel».Pero los fariseos decían: «Él expulsa a los demonios por obra del príncipe de los demonios». Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies».


Oración introductoria
Tú sabes, Jesús, lo que tengo en mi corazón. Te pido que me ayudes a acudir con un corazón abierto a ti. Soy también yo una de tus ovejas, ten compasión de mí. Dispón mi corazón para hacer esta meditación contigo.

Petición
Jesús, sé mi pastor y danos sacerdotes según tu corazón.

Meditación del Papa Francisco

Esta gente lo ha seguido siempre para escuchar su palabra - ¡una palabra que daba esperanza! Las palabras de Jesús dan siempre esperanza. Y también para tocar incluso sólo un borde de su manto. Jesús mismo buscaba a estas multitudes cansadas y agobiadas como ovejas sin pastor y las buscaba para anunciarles el Reino de Dios y para curar a muchos en el cuerpo y en el espíritu. Ahora los llama a todos a su lado: “Venid a mí”, y les promete alivio y consuelo.

Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados de válidos puntos de referencia. En los países más pobres, pero también en las periferias de los países más ricos, se encuentran muchas personas cansadas y agobiadas bajo el peso insoportable del abandono y la indiferencia. La indiferencia: ¡cuánto mal hace a los necesitados la indiferencia humana! Y peor, ¡la indiferencia de los cristianos!  (Homilía de S.S. Francisco, 13de julio de 2014).



Reflexión
Jesús, visto sin prejuicios, se nos presenta bondadoso y amable. Cuando me ve fatigado y abatido, no piensa que soy un amargado e ingrato, sino que tiene siempre compasión de mí. Por eso, Jesús nos compara con las ovejas. Las ovejas son blancas, dóciles y mansas. Por algo decimos "manso como un cordero...". Jesús ve en nosotros ovejas, no por considerarnos inferiores, sino porque Él se considera nuestro pastor. El Señor es mi pastor, nada me falta (salmo 22).

La relación entre un pastor y sus ovejas es muy singular: no deja de vigilarlas, sabe cuántas tiene, las conoce a todas. Jesús recorría todas las ciudades en su tiempo. Ahora lo sigue haciendo: recorre todos los lugares de nuestra vida y nuestra alma. Nos enseña en nuestro interior. Proclama en nuestros corazones la Buena Nueva y cura nuestras enfermedades.

A la oveja, a mí, corresponde dejar entrar a Jesús; he de ser dócil, si quiero aprender de sus palabras. Cuando leo el Evangelio, lo escucho a Él. Cuando me confieso, Él sana mis males.
Tenemos que pedir por los trabajadores, pues son pocos. Es algo que nos pide Jesús en este evangelio: que no dejemos de rogar por las vocaciones.

Jesús es el Buen Pastor. ¿Cuántas veces tengo necesidad del Buen Pastor? Los sacerdotes son los pastores que ayudan a Cristo a cuidar su rebaño. ¿Cuántas personas tenemos necesidad de los pastores que ayudan al Buen Pastor?

Dado que Cristo nos dice que pidamos al dueño de la mies por las vocaciones, hemos de tomar muy en serio esta petición.

Propósito
Invitaré a una persona o amigo a rezar un padrenuestro y avemaría por las vocaciones.

Dialogo con Cristo
Jesús, mi Buen Pastor, te agradezco todos los cuidados que tienes para conmigo. No soy digno de ser tu oveja, pero, dado que lo soy, nunca te apartes de mí. Soy débil y sé que lo soy, por eso, nunca permitas que me aleje de ti, que nunca me aleje de tu rebaño.
Además, Jesús, te pido aquello que tú me pides: danos sacerdotes santos según tu corazón.


«Ved si sois verdaderamente ovejas suyas, ved si de verdad lo conocéis, ved si percibís la luz de la verdad. Me refiero a la percepción no por la fe, sino por el amor y por las obras.»
De las Homilías de San Gregorio Magno, papa, sobre los evangelios
(Homilía 14, 3-6: PL 76, 1129-1130)

 

Preguntas o comentarios al autor  H. Luis Fernando Hernán


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