Menu



San Pablo y las coronas de los campeones.

San Pablo y las coronas de los campeones.
Los premios deportivos se encuentran en condiciones de corrupción. La corona incorruptible es la de los atletas de Dios.






Los premios de Aquiles
En el canto XII de la Ilíada se narran los juegos fúnebres organizados por Aquiles en memoria de su cuasi hermano el General Patroclo, en estos juegos Aquiles premió a los vencedores con animales, material de guerra y mujeres. Al parecer, los más antiguos juegos otorgaban en premio, manzanas o trípodes de bronce; los victoriosos eran coronados con ramas del árbol silvestre y sagrado más abundante de la región. En efecto, en cada uno de los cuatro juegos panhelénicos, se premiaba a los campeones con coronas hechas de algún árbol.

Favores de los dioses
El hecho de obtener una corona constituyó para los griegos un gran significado, al punto de buscarla con un ímpetu sorprendente, pues ella representaba la eficacia del ritual sagrado, representado en la aceptación de los dioses y el otorgamiento de sus favores al lograr la victoria. Es de tener en cuenta, la implicación relacionada con la vinculación de los dioses y el atleta, este no se ganaba el premio por sus propios meritos, sino también con la intervención de las divinidades, lo cual se interpretaba como un presagio de buenaventura tanto para el atleta como para la ciudad que representaba.

Material de las coronas
En los juegos olímpicos, el premio perseguido por los atletas era básicamente el ser coronado con una corona elaborada con ramas de un árbol considerado sagrado, conocido con el nombre de “olivo Kalistéfanes” y según la creencia lo había traído por Heracles desde los países Hiperbóreos del Norte; la tradición le atribuyó al oráculo de Delfos una señal dada al Rey de la Elida, Ifito, quien lo encontraría envuelto en telarañas en la parte posterior del templo de Zeus.

Así también, en los juegos Píticos, celebrados en Delphi, la corona la elaboraban con hojas de Laurel, y en los Juegos Nemeos realizados en Delfos, con ramas de apio [1].

Por su parte, en los juegos Ístmicos se premiaba al campeón con una corona de rama de apio, sin embargo, se tiene información que mas tarde se utilizaría el pino tomado del pinar sagrado del santuario de Poseidón, al respecto el Padre David Kapkin[2] en el pié de pagina 99 conviene en aceptar las ramas del abeto rojo como el material empleado en la elaboración de la corona ístmica.

La corona que se marchita
Si nos atenemos a los reportes de Brooner [3] de quien hemos tomado información a partir de Chiofalo,[4] fue al comienzo de la historia de los Juegos Ístmicos cuando se empleó el pino silvestre del Istmo como material para la corona del campeón, “una corona de abeto rojo”, este arqueólogo bíblico presenta evidencias [5] según las cuales un poco antes del año 473 a.C se reemplazó por hojas de Apio, hasta cuando se reintrodujo el pino en el siglo I a.C.

La investigación arqueológica de Brooner, permite documentar mediante testimonios ya no literarios sino pictóricos encontradas en el ágora de la Antigua Corintios de este siglo. En lo que se conoce como “El recinto del Presidente de los juegos Ístmicos”, se encontró en el piso un mosaico con el dibujo de un atleta desnudo parado delante de Eutiquia, la diosa de la fortuna, luciendo una corona de apio ya marchita y una palma, simbolizando la victoria. En este mismo sentido aporta una inscripción de Argos, datada de a finales del siglo tercer y principios del segundo siglo. a.C, en donde aparecen cuatro coronas agonisticas, de las cuales dos son de apio .

Entre la corona de apio nemea y la de apio ístmico hay una notable diferencia cuya distinción permite aproximarnos a la metáfora de la corona que se marchita y la corona incorruptible. Las de los juegos nemeos se elaboraban con hojas de apio vivas y frescas, mientras que las de los juegos ístmicos eran de hojas de apio secas; al respecto Brooner comenta acerca de lo provocativo de esta diferencia, para ver la corona de apio, en la metáfora de la corona que se marchita, encontrada en la pericopa paulina del deporte. No obstante, es preciso advertir, como lo hace Broneer, que tanto el pino y/o el apio se emplearon como material para estas coronas hasta el final del siglo II y principios del siglo I a.C.

El escritor de este artículo conviene en considerar que la rapidez en marchitarse el apio y la corona ya seca, le pudo haber servido de material, para emplearla como metáfora de lo efímero de la victoria [6], y aunque el campeón fuese acogido con vítores en su ciudad natal, en razón al supuesto buen presagio por resultar unos de sus hijos, agraciado por los dioses; su fama podría también ser pasajera, como ocurre en las competencias deportivas contemporáneas.

Las medallas son suceptible de corrupción
Unas de las ceremonias mas emocionantes para los deportistas consiste en ver a través de los medios de comunicación, la premiación de su compatriota en el podium de los campeones olímpicos modernos, ellos reciben una medalla de oro, aún esas medallas son sólo doradas, y a decir verdad el precio de ellas no sobrepasa del de cien dólares, entonces la ceremonia dura apenas unos instantes. Los tres primeros competidores, suben al estrado y esperan le sean puestas sus medallas en sus cuellos, se izan las banderas de sus países, se escucha una versión abreviada del país ganancioso de la presea dorada, y al instante todo pasa. Quien redactó el comentario que se viene siguiendo escribe:

“¡Sólo es un poco mejor que la corona de apio marchita! Sin embargo, sería muy difícil encontrar a un vencedor que dijera que todo el esfuerzo no valió la pena. El punto que destaca Pablo es que tal esfuerzo, realizado para conseguir un premio tan pasajero, es mucho mayor que nuestra deslucida respuesta a la recompensa que Cristo promete a sus seguidores, lo que debería avergonzarnos”[7].

¿Cuál es la corona que no se corrompe anunciada por San Pablo para los atletas de Dios? Este tema lo tratamos en otro capítulo.

---------------------------------
[1] José Enrique Peláez Malagón. Los otros Juegos Panhelénicos de la antigüedad: los Juegos Istmicos o Poseidonios y los Juegos Nemeos. En: http://www.efdeportes.com/efd57/nemeos.htm visitado el 30 de septiembre de 2005.

[2] Kapkin. David. “I Corintios: Una Iglesia inquieta”. Medellín: Escuela biblica. Sf.

[3] Brooner, Oscar. “The Isthmian Victory Crown,” American Journal of Archaeology 66 (1962) pp. 259–263.

[4] Chiofalo, Peter. David. “The Athlete metaphor and the role of self-
discipline in sanctification”. Tesis de Maestría. Faculty of department of New Testament Dallas Theological Seminary. Dallas, 1992. p 28 -30.

[5] Las Odas de Píndaro (Olympian 13,33; Nemean 4, 88; Isthmian 2, 16; 8, 64 ) mencionan la corona de apio, y también la corona de Pino en los Juegos Ístmicos. Sobre esta misma corona, Brooner aporta la información dada por Plutarco de la copia hecha por los Juegos Ístmicos a los Nemeos en el sentido de usar la corona de apio.

[6] Brooner, Oscar. “The Isthmian Victory Crown,” American Journal of Archaeology 66 (1962) pp. 259–263.

[7] Escuela Sabática http://www.tagnet.org/ficoa/advent/esabatica/e1998104.html 30 de septiembre de 2005.







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |