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«La empresa discrimina a la mujer por su fertilidad, no por el sexo»

«La empresa discrimina a la mujer por su fertilidad, no por el sexo»
«La productividad no es mayor cuanto más estemos en el trabajo, al contrario» señala Nuria Chinchilla, doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Navarra, máster en Economía y Dirección de Empresa por el IESE


Por: ABC, 25 de mayo de 2004 | Fuente: Fluvium.org



Nuria Chinchilla es doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Navarra, máster en Economía y Dirección de Empresa por el IESE, instituto en el que es docente, y licenciada en Derecho por la Universidad Central de Barcelona. Habla siete idiomas, es directora del Centro de Investigación Trabajo y Familia, consultora de empresas y miembro de distintos consejos de administración. Además, y entre otras actividades, es autora del libro «Rotación de directivos», que logró el premio «EADA» 1996, y coautora de los libros «Emprendiendo en femenino», «La mujer y su éxito» y «Paradigmas del liderazgo». Recientemente visitó Oviedo para ofrecer una conferencia ante empresarios, invitada por la Fundación Aramo, sobre la reconciliación de la vida familiar y laboral. En este marco se refirió a su último libro, escrito en colaboración con Consuelo León, con el título «Cómo reconciliar trabajo y familia. La ambición femenina».

¿Es posible conciliar trabajo y familia, y más para una mujer?

No es imposible, aunque sí extremadamente difícil y requiere mucho esfuerzo. La ambición femenina, en general, es mucho más amplia que la masculina y en ese sentido la mujer ansía conciliar los dos ámbitos mientras que el hombre no lo necesita porque la empresa está pensada por y para los varones y mantiene la rigidez del siglo XX, con una estructura militar. Por eso el cambio debe darse para que la empresa sea flexible a la vez que productiva.

Pero el problema empieza antes, ya en la selección del personal.

La empresa selecciona al hombre y discrimina a la mujer no por una cuestión sexista, sino de fertilidad. Todos los empresarios ven en la maternidad un coste y no se dan cuenta de que es un beneficio para la sociedad y para la propia empresa.

Explíquese más.

Una persona que ejerce la maternidad o la paternidad desarrolla la paciencia, empatía, la capacidad de escucha, de negociación, de delegar responsabilidades. En definitiva, el trabajo en equipo, que en realidad es lo que más buscan las empresas hoy en día. Y no me invento nada, así lo refleja un estudio realizado por el IESE de Navarra en 150 empresas de 30 países en los cinco continentes. Y lo que estamos criando es exactamente lo contrario.

Pero la realidad es que hoy en día o el trabajador se vuelca en la empresa o el que no lo haga prácticamente se queda fuera.

Sí, ése es precisamente el error. Se lo voy a explicar de otra manera. La realidad actual es un triángulo: familia, empresa y sociedad en constante evolución. Qué pasa, que ahora lo que prima es la empresa y como los padres no están en casa y prácticamente no ven a sus hijos, compensan esa falta con regalos. Así criamos niños egoístas y egocéntricos, porque no tienen con quién compartir sus cosas y lo tienen todo antes de necesitarlo. Se crían niños débiles, personas con una gran formación, técnicamente muy buenos en el futuro para su trabajo, pero que humanamente dejan mucho que desear. Eso luego se trasladará a la empresa y a la sociedad. Y eso es perjudicial porque si la base no es buena, es muy difícil después cambiarla.

En su libro habla de reconciliar el trabajo y la familia, cuando de lo que se está hablando es de conciliar.

La sociedad ha pasado por dos modelos previos, en el que la mujer trabajaba y además atendía la casa, luego aquel en el que sólo trabajaba en casa y ahora estamos en el tercero, en que el que padre y madre están fuera, que es lo que prima el Gobierno. ¿Qué ocurre? Pues que es injusto porque en realidad la mujer tiene doble jornada. Yo defiendo un cuarto modelo, y en vez de hablar de carrera profesional prefiero hablar de trayectoria profesional y personal, adaptándolas y compartiéndolas con tu compañero y con tus hijos. En ese sentido, se tendría que ayudar también a la institución familiar.

¿Subvencionándola?

No entiendo esa ayuda como una subvención, sino como una ayuda a la familia que es el mejor y más barato Ministerio de Asuntos Sociales: reducir los costes por los hijos y su manutención, la vivienda. Igual que en las empresas desgravan los gastos.

¿Hay alguna empresa que aplique sus teorías?

Por supuesto, y podría dar nombres. Y llega al punto de que ayudan a reducir la jornada laboral en casa a la mujer, ofreciendo incluso conserjes que te llevan la ropa a la tintorería y cafetería-restaurante de la que te puedes llevar la cena hecha a casa. Es solamente cuestión de mentalidad, de aplicar bien las nuevas tecnologías y de cambiar la jornada laboral, que es un vicio nacional incomprensible e incompatible con cualquier vida que no sea vivir en la empresa. No tiene sentido. La productividad no es mayor cuantas más horas se esté en el trabajo, sino al revés, y eso está contrastado y estudiado.

¿Y si está tan claro por qué no se consigue aplicar?

Primero porque hay un concepto equivocado por parte de los directivos. Si el que manda se va, lo hará el que le sigue y así sucesivamente y nadie tendrá remordimiento de conciencia. Y luego hay que saber decir que no. Mire, la relación con la pareja y los hijos es lo único que no es delegable, y eso es crear futuro.







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